Protocolos

Protocolo primera sesión – martes 1 de septiembre de 2020 

La Violencia como fenómeno determinante en la construcción de las sociedades pasadas y presentes

Protocolante: Diego Soledad Sánchez

Intervención inicial de director del seminario

La discusión de esta primera sesión giró en torno a las lecturas de Hannah Arendt –Sobre la violencia, tercer capítulo–, Walter Benjamin –Para una crítica de la violencia y otros ensayos, primer ensayo– y Slavoj Zizek –Sobre la violencia. Seis ensayos marginales, primer ensayo–. Como primera intervención, el director del seminario inició la discusión con unas aproximaciones sobre una Antropología de la violencia colombiana, caso particular el Caribe colombiano, entendiéndola como un todo; es decir, no se puede entender la violencia en el Caribe colombiano si no se entiende la violencia en Colombia, y no se puede entender la violencia en Colombia si no se tienen claras cuáles son sus dinámicas. De esta forma es como se puede hablar de una Antropología de la violencia en Colombia. Asimismo, es importante reconocer que este fenómeno no es algo contemporáneo; este hace parte de un conjunto de procesos, de relaciones que, sin ser natural en el ser humano –como el poder–, hacen parte del terreno político de los asuntos humanos”[1], de su actuar en la sociedad.

Por otro lado, el director hacía énfasis en el cómo nos zambullimos en el discurso de la violencia para entenderla. Hay que ver y hablar con la violencia para entenderla. Buena parte de la discusión de la Antropología sobre violencia se queda en la especulación teórica; para entenderla hay que ir más allá de lo teórico. El trabajo de escritorio es demasiado poco para entender una realidad tan contundente y compleja como lo es la violencia. Esto le da fuerza a la analogía del zambullirse en la realidad de la violencia, ya que nos permite tener claro entendimiento de la misma; aspecto que determinaría la diferencia entre un curso para sociólogos, politólogos, o cualquier otra disciplina que estudie este tema, y un seminario de antropólogos. Por tal motivo, los autores propuestos para esta primera sesión son importantes para las discusiones sobre violencia, ya que estos no solo reflexionan sobre la violencia, sino que lo hacen desde la violencia: Hannah Arendt y Walter Benjamin, al ser judíos, vivieron de cerca la violencia del Nacional Socialismo; y Slavoj Zizek, eslovaco, vivió de cerca la disolución de Checoslovaquia –ahora República Checa y Eslovaquia– cuatro años después de la caída del muro de Berlín. Sin embargo, en ese conjunto de relaciones que comprende este fenómeno, también hay que incluir a los otros actores de la violencia: los victimarios. Así como otros trabajos sobre el tema que permita ampliar la visión analítica sobre el fenómeno, en especial en el contexto colombiano.

Desde la propuesta de Hannah Arendt, el director establece unas reflexiones sobre las violencias estructuradas como discurso, las cuales suelen ser justificadas desde una postura psicológica o psicoanalítica al decir que hay un grado de inconsciencia en la violencia. En otras palabras, el que ejerce la violencia –paramilitar o guerrillero, en el caso colombiano– es un psicópata, una persona que tiene un trauma genético o psicológico; el cual, en muchos casos, justifica su accionar violento debido a que fue víctimas de un hecho violento. Frente a esto Hannah Arendt plantea que la única relación que existe entre la violencia y el poder es una relación antagónica; el poder no necesita de la violencia, la usa como un fin –de ahí su carácter instrumental– y que de ser usado en exceso lo deformaría. Por lo tanto, para Arendt el “Poder corresponde a la capacidad humana, no solo de actuar, sino de actuar concertadamente. De este modo, el poder no es una propiedad individual sino que pertenece a un grupo”[2]; es decir, es dado por una colectividad –así mismo lo platea Benjamin– de forma consiente mediante el voto, por ejemplo. Y en el caso de la violencia, Arendt la entiende “por su carácter instrumental […]” que sirve “para multiplicar la potencia natural”[3], entendida esta última como la fuerza que despliega un sujeto en uso de determinada expresión de violencia. De esta forma, Arendt, en su libro Sobre la violencia, hace una crítica a ciertas teorías de escritorio que han surgido en torno a la violencia y al uso que le dan a dichas categorías.

Por último, a partir de las definiciones que propone Arendt, el director reflexiona sobre el desenvolvimiento del poder en sociedades como la colombiana, ya que buena parte del conflicto armado, paramilitar y guerrillero, está basado en la instrumentalización de la violencia. A raíz de esto es que se puede pensar una Antropología de la violencia en Colombia, ya que en este caso las formas de equilibro del poder representadas en instituciones, como lo propone Arendt y Zizek, fueron monopolizadas. Es decir, en sociedades como la nuestra donde el poder es sumamente débil, estas instituciones reguladoras, como la Fiscalía, la Contraloría, la Registraduría y la Defensoría del Pueblo, fueron instrumentalizadas con la finalidad de conservar el poder. Esto ha generado que en regiones periféricas, como lo fue el Caribe colombiano por bastante tiempo, llegaran formas débiles del poder que dieron paso a la irrupción de la violencia como formas de organización que sustituyeron al poder. La violencia dejó de ser un medio para convertirse un un fin, entendido desde la diferenciación que hace Benjamin entre los fines y los medios. Por lo tanto, una sociedad democrática con violenta es el resultado de una ausencia total de poder.

Metodología

Posterior a la intervención del director del seminario se inició con la discusión de las lecturas, las cuales se distribuyeron en tres momentos. Se empezó con el capítulo 3 del libro sobre la violencia de Hannah Arendt, se prosiguió con el primer capítulo del texto Para una crítica de la violencia y otros ensayos de Benjamin Walter y se concluyó la sesión con Slavoj Zizek y su primer ensayo de Sobre la violencia. Seis ensayos marginales. Cada bloque de discusión se organizó de la siguiente forma: 1) la relatora, en este caso Oriana Arrieta Mantilla, iniciaba el bloque con sus reflexiones en torno al texto; 2) Ana Lozada Gordon, la correlatora, proseguía con los apuntes que ella consideraba relevantes; y 3) la moderadora, Dayana Granados, dio paso a la ronda de intervenciones.

 

Discusiones

1.      Sobre la violencia, capítulo 3 – Hannah Arendt

·        Relatora (Oriana Arrieta Mantilla): Para este primer bloque, como se mencionó en la metodología, Oriana Arrieta, la relatora, empieza sus reflexiones sobre el capítulo de Arendt, en el cual la autora cuestiona los orígenes y el sentido de la violencia –algo de lo que también habla Muchembled en Una historia de la violencia–, ya que este fenómeno suele ser asociado o descrito como un comportamiento animal. Según este postulado la violencia vendría siendo un hecho natural en el hombre dotándolo de un sentido irracional y bestial. Sin embargo, la violencia como tal no es un hecho natural; puede estar relacionado con otro tipo de comportamientos en el ser humano como las ganas de comer o la reproducción sexual, pero esta no deja de ser razonada por el individuo. Eliminar el carácter razonado de la violencia, en última instancia, deshumanizaría al hombre porque anularía su subjetividad, su capacidad política, reduciéndolo a un animal irracional que responde de manera natural ante determinada situación –como el león que por instinto mata a las crías del antiguo macho alfa para no tener competencia por el liderato de la manada–. En contra posición a esto, la relatora hace mención de las explicaciones razonables que hace la autora frente a la posición de algunos autores y teóricos al patologizar la violencia. Justamente el objetivo concreto del tercer capítulo de Sobre la violencia es reflexionar en contra de estas teorías argumentando que la violencia no es ni bestial ni irracional. El fenómeno de la violencia –aquí retoma lo que mencionaba el director en su intervención inicial– es un todo, una serie de procesos y relaciones que se trasponen ante determinados acontecimientos en busca de un fin.

Por otro lado, la relatora retoma la idea de la deshumanización del hombre. Desde el planteamiento de Arendt, existen múltiples formas para deshumanizar al hombre, como los campos de concentración en donde se llegó a un punto en que la violencia perdió su sentido convirtiéndose así en un medio deshumanizante –la autora Adriana Cavarero en Horrorismo hace referencia a este argumento de Arendt–: se le anuló la subjetividad al ser humano y este, como consecuencia, perdió su unicidad. Por lo tanto, la ausencia de las emociones en esos momentos de tragedia debería preocupar mucho más como un momento de incomprensión.

Otro punto de análisis al que se refiere la relatora se centra en la velocidad deliberada que plantea Arendt en contraposición a la perspectiva de la psicología. Es decir, aunque hayan emociones «naturales» estas no significa que sean irracionales; es insuficiente analizar estos comportamiento desde la psicología. Uno de los ejemplos al que hace alusión la autora para sustentar este argumento es sobre el accionar del Black power en contra del racismo. Usa este colectivo para explicar que cuando se habla de una culpabilidad frente a un hecho de violencia en contra a uno de los integrantes de este grupo no es suficiente verlo desde una postura psicológica, ya que en últimas nadie resultaría culpable del racismo en la medida en que al reconocer el delito de manera colectiva se salvaguardaría a los culpables y la magnitud del delito es minimizada. Relacionando este análisis de Hannah Arendt, la relatora toma el ejemplo de los que está pasando actualmente en Colombia respecto a las memorias que están surgiendo desde La Comisión de la Verdad. Se está legitimando una serie de violencias y conflictos que ha afectado a buena parte de la población nacional, sin embargo, en el actual gobierno no se están tomando las medidas sancionatorias necesarias para una auténtica «reparación»; todo lo contrario, parece ser que se está naturalizando el delito. A esto se suma una brecha interseccional –según lo plantea la relatora– que agudiza, en cierta medida, la violencia porque en esta se da una intersección entre la etnicidad, traslapando la palabra raza, y la clase social. En esto se da una culpa colectiva que genera un racismo a la inversa, el cual plantea que la persona afro o negra en Estados Unidos participa en estos espacios, como el Black power, para escapar de su realidad zizekriana.

En cuanto a la eficacia de la violencia, otro concepto de Arendt, esta no está directamente relacionada con el número de personas porque esto no aporta seguridad. Es decir, cuando desaparece el individualismo para dar paso a una coherencia de grupo con fines militares, que contribuya a la construcción de un Estado Nación, surge la utopía de una comunidad o un hombre nuevo amparado por una serie de leyes que aporten a superar una problemática. Sin embargo, esto solo es una práctica intoxicante, un eslabón más de una serie de actos violentos que deterioran, precisamente, el poder del Estado Nación.

También la relatora reflexionó sobre la muerte como la experiencia más antipolítica, según Arendt, la cual elimina al sujeto del mundo de las apariencias. Desde las categorías de Zizek, realidad y vida real, la muerte en esa realidad física y corporal elimina la subjetividad del individuo, su unicidad, y, por lo tanto, el sujeto desaparece de esa vida real que construye el capitalismo. En cambio, la política es el medio por el cual se escapa de la muerte. El individuo se inmortaliza respecto a sus posiciones mediante la política porque esta juega un papel antagónico frente a la muerte, ya que le permite construir cierta distinción que asegura al individuo en el mundo de las apariencias. Es así que, en la construcción de la subjetividad política en determinados contextos políticos, la violencia siempre va a surgir y hará parte del accionar del individuo porque el Estado Social de Derecho, de una u otra forma, así se lo permite; ya sea mediante las protestas o las huelgas.

La filosofía de la creatividad, una categoría que cita Arendt de Sorel, está dirigida a la sociedad de consumo. En esta el trabajador se ve más como un producto que como un agente activo en la sociedad. Esto está relacionado con el hecho de que los actos de violencia no son producto de la rabia o por el odio, sino por la ofensa al sentido de justicia del sujeto, individual o colectivo; a partir de esto es que se generan los actos de revolución y violencia. Consecuente a esto, la categoría elogio de la acción violenta definiría la necesidad de emancipación, tanto del trabajador como del burgués, para combatir la desigualdad en el campo económico mediante una alianza entre ambos sectores.

Por lo tanto, la justificación biológica de la violencia –la cual define y limita a la violencia como un patología según la psicología– no tendría cabida en una discusión sobre una Antropología de la violencia porque bajo esta perspectiva solo ve el resultado de la suma de un todo y no lo que conforma ese todo, lo cual deja de lado los procesos y las relaciones que se dan en la violencia. Dice Arendt: “ni la violencia ni el poder son un fenómeno natural, es decir, una manifestación del proceso de la vida”[4].

·        Correlatora (Ana Lozada Gordon): La correlato empieza sus reflexiones mencionando que al inicio del texto, Arendt comienza su argumentación en contra de los científicos humanos y naturales quienes consideran que la violencia es irracional y natural. Para Arendt esto no es cierto; la violencia ni es irracional ni es natural en el ser humano. La violencia surge de la rabia, pero no cualquier rabia, sino de aquella que parte de un sufrimiento específico que puede ser evitable, pero, por diferentes razones, este no se evitó, como la ofensa al sentido de la justicia del sujeto. En este sentido, y a pesar de que la violencia y la rabia no siguen una argumentación racional esto no quiere decir que la violencia como tal sea irracional. Lo verdaderamente irracional es no sentir ni nada frente a la injusticia que el sujeto que está viviendo. Un ejemplo de esto son los campos de concentración Nazi donde se eliminaba la capacidad de acción del individuo y este era convertido en una especie de muerto viviente, seres superfluos. Sin embargo, Hannah aclara que la violencia solo es racional cuando se busca un objetivo a corto plazo, pero cuando se persigue uno a largo plazo se pierde la objetividad de esa violencia.

Por otra parte, la correlatora hace mención de la relación que hay entre la violencia y el poder. Para Arendt el poder como una característica de un grupo, el todo contra el uno, y este no necesita de la violencia. En cambio, la violencia se vale de instrumentos para multiplicar el potencial de la persona que hace uso de ella. Asimismo, la violencia es lo opuesto al poder, es todo lo contrario al todo contra el uno: una persona con un arma puede eliminar a un grupo de poder en un instante.

 La correlatora también hizo referencia a la importancia que le da Arendt a la política y cómo se habla de ella. Mencionaba cómo los periódicos tenían la falsa idea de que si un sujeto tiene los medios para hacer violencia, entonces el sujeto tiene poder; o de que la violencia es un medio para llegar al poder. Sin embargo, Arendt argumenta en contra de esta idea, ya que para ella la violencia puede reducir el poder pero jamás lo puede producir, al contrario, esto generaría más violencia.

·        Moderadora (Dayana Granados): Retoma el planteamiento de la racionalidad y la irracionalidad de la violencia, y los motivos de esta a corto y largo plazo.

·        Oscar Tejeda: Reconoce la importancia de los puntos tocados en las intervenciones pasadas en torno al tema de Hannah Arendt y se centra en uno de ellos que es la relación del poder con la violencia; la violencia corrompe al poder. Esto es lo que da paso a la discusión de la legitimación y deslegitimación de la violencia. En torno a este planteamiento de Arendt se pregunta ¿cuándo legitimamos y cuándo no legitimamos la violencia que se quiere ejercer? Con base en esto, resalta la conducta del sujeto que lo lleva a legitimar o no su accionar violento ante la transgresión de su sentido de justicia.

También retoma la crítica a la idea de que la violencia es irracional. Esta no puede ser irracional ni instintiva. Según el participante Oscar basado en lo que plantea Arendt, el ser humano es el animal más peligroso porque su arma más letal es la razón y con ella busca justificarse por encima de los demás seres incluso mediante la violencia. En este punto hace alusión a la supremacía Nazi para sustentar su intervención.

·        Moderadora: Resalta los puntos que se han venido discutiendo de la lectura: la violencia, el poder y la racionalidad. Pero hace énfasis en la legitimización de la violencia y cómo se da esta en relación al poder.

·        Diego Soledad Sánchez: Continuando con el tema de la legitimización o deslegitimización dela violencia, el participante cita textualmente a Hannah Arendt al decir que “la violencia puede ser justificable pero nunca legítima”[5]. La legitimidad de la violencia se basa en su pasado al verse desafiada, pero al pretender justificase lo hace con miras hacia el futuro. En esta medida, el Estado busca justificar su accionar violento y, asimismo, homogenizar la violencia mediante una de sus instituciones más represivas: la policía. Esto con el fin de preservar sus privilegios por encima de los demás. El poder puede hacer uso de la violencia, pero cuando se excede este se corrompe, y como ejemplo el participante toma a las dictaduras que en su momento se presentaron como una alternativa de gobierno que pretendía restaurar el orden, pero que terminaron por convertirse en una especie de Estados fallidos, ya que el uso excesivo de la violencia, física y simbólica, corrompió al poder, lo fragmentó.

2.      Para una crítica de la violencia y otros ensayos, primer ensayo – Walter Benjamin (1998)

·        Relatora: Continua con la discusión reflexionando sobre el texto de Walter Benjamin quien hace una crítica a la violencia, sin embargo, este autor al inicio de su ensayo, plantea que no se puede hacer una crítica a la violencia si no se tiene en cuenta lo que es el derecho y la justicia como parte de este fenómeno. Con base en esto, la relatora se pregunta si la violencia sirve sobre los fines justos o injustos, lo que permite hablar de que el derecho hace parte de la legitimidad de la violencia, como lo plantea Benjamin; esto último recuerda el planteamiento de Arendt al hablar de la naturalidad y legitimidad de la violencia.

También alude a los diferentes derechos que Benjamina plantea: el derecho natural, el positivo y la teoría del derecho. El derecho natura pretende justificar por medio de la justicia los hechos de violencia, legitimarlos. Por el lado del derecho positivo, este intenta garantizar esa justicia por medio de un análisis histórico de lo que provocó el acto de violencia, sin embargo, estos medio también pueden ser violentos. En cambio, la teoría positiva del derecho genera una hipótesis de los que pudo haber pasado si hay un componente ahistórico entre los actos que generaron la violencia.

En este sentido, la relatora menciona que Benjamin genera una ambigüedad ética sobre lo que es el derecho y cómo este legitima la violencia; todas las violencias tienen motivaciones exteriores y no interiores. En otras palabras, aunque un sistema judicial genere una penalización a un sujeto por determinado acto violento es posible que esa penalización desencadena más hechos violentos; ya sea porque la víctima no quedó conforme o porque la penalización generó cierto resentimiento vengativo en el victimario. En esto se basa el hecho de que las violencias son procesos colectivos, planteamiento que también hace Hannah Arendt.

Otro punto que le pareció interesante a la relatora del texto de Benjamin fue la pregunta que este autor hace, ¿es acaso posible la resolución no violenta de conflictos? En este punto entra otra vez la forma en que se legitima la violencia ¿es necesaria la violencia para poder solucionar un conflicto determinado? Para la relatora esto se relaciona con el planteamiento de Arendt sobre la violencia y el poder; es decir, la violencia no genera más poder, sino que lo degenera. Esto lo relación con el tema de la justicia, y trae a colación el caso colombiano cuando los entes institucionales que deberían velar por esa justicia no lo hacen; ¿qué pasa cuando un individuo o colectivos sienten que el sistema judicial no responde a sus demanda, especialmente cuando estas son justificadas? La relatora reflexiona que esto genera esa red de sucesos violentos individuales y colectivos. 

·        Corelatora: La correlatora pasa a lo que Benjamin denomina como la monopolización de la violencia por un orden jurídico. Es decir, la violencia es un medio pero nunca es un fin y que, por lo tanto, no es un derecho como tal. Nadie defiende el derecho a la violencia, se acude a ella para defender un derecho. Benjamin pone el ejemplo de la huelga de los trabajadores, en la cual la violencia demuestra que es capaz de fundar nuevas cosas y plantear nuevas condiciones de derecho. Esto sin importar que incomode al sentido de la justicia. Asimismo, la violencia sirve para conservar un derecho. Pero, por otro lado, mediante la policía, que es la materialización de la violencia estatal, según lo menciona la correlatora, el Estado puede determinar qué derechos fundar y que no.

En relación a la policía, la correlatora relaciona esta institución con el mal banal del que habla Arendt. Los individuos de esta institución actúan sin medir las consecuencias que tienen sus acciones, solo actúan conforme las ordenes de superiores bajo una moral impuesta.

·        Moderadora: Considera relevantes, de lo que se ha venido planteando, los términos de legitimación, la justicia en la violencia. Resalta lo que dijo la correlatora cuando menciona que se acude a la violencia para defender un derecho. Asimismo, esto lo relacionó con el tema de los medios, el cual mencionó la relatora. Con base en esto, dio paso a las intervenciones en relación con la justicia y la legitimación.

·        Director: Plantea que la dificultad para comprender a Benjamin radica en su discurso filosófico. La característica principal de los tres autores de esta primera sesión es que producen sus textos desde la violencia, pero por encima de lo emocional está lo racional; es decir, lo racionalmente posible de pensar. En esto plantea varios puntos. El primero, retoma lo que decía la relatora respecto a la doble moral o ética del derecho, pero para él eso no es así. Dice que el derecho positivo es eso, un derecho positivo. Este es una construcción social que ampara a la sociedad y le brinda cierta seguridad; su doble moralidad o su doble ética está en la manera en que se aplica por parte del ejecutante. Entonces, es desde el derecho que se controla la violencia, en sociedades en donde la violencia, sus contenidos y despliegues son necesarios.

En relación a los aparatos represivos del Estado, lo dice Arendt y Benjamin en sus lecturas, como la policía, son los instrumentos para ejercer la violencia. En las sociedades constituidas en las que el Estado quiere mantener su poder, utiliza a la violencia para este fin. Sin embargo, como lo aclara Arendt, la violencia no produce poder en la medida en que ella entiende el poder como una abstracción colectiva; en la medida en que Foucault entiende el poder como una inmanencia, una esencia de la institucionalidad, una estrategia que genera control. Por lo tanto, es muy diferente un policía de una sociedad más desarrollada como la colombiana representa el poder de la violencia, exceptuando los casos de las agresiones a las comunidades negras en Estados Unidos o lo nacionalismos desmedidos en Europa, y esto genera un respeto hacia esa policía. Pero en sociedades como la colombiana donde esa policía no genera respeto, sino que se articula a esos instrumentos de violencia, es un medio de la violencia. En el caso Colombiano hay una articulación directa e indirecta de la policía y el ejército respecto a buena parte de las masacres.

·        Relatora: Retomando el planteamiento de que la policía es un instrumento de la violencia pregunta ¿cuáles serían esos medios violentos que resultan en esta instrumentalización de la violencia?

·        Oscar: Habla sobre el hecho de que la violencia no es violencia por ser violencia, esta solo tiene sentido si tiene un fin. Es decir, la violencia se vuelve un medio para alcanzar determinado fin. El participante entiende una perspectiva militante por parte del autor que influye en su escritura, porque para Benjamin, según menciona, la violencia tiene fines justos cuando los movimientos sociales, por ejemplo, de una u otra forma implementan la violencia; es importante tener claro que usar la violencia de forma colectiva esta tiene mayor efectividad que cuando la usa un individuo, como lo han venido plateando los autores hasta el momento. Entonces, frente a esto está la figura del Estado que, al monopolizar la violencia, niega cualquier otra expresión de la misma en contra de ellos y recurre a sus aparatos de represión para mantener el control. Pero en esta medida la violencia no solo es ejercida por el Estado sino por diferentes grupos al ver que su sentido de justicia está siendo amenazado. Para finalizar, plantea que los movimientos sociales no utilizan la violencia por instinto sino que al verse involucrados en la puja por la reivindicación de los derechos hacen uso de ella.

·        Moderadora: Complementa la intervención del participante respecto a la violencia como medio para defender un derecho. Desde el ejemplo que plantea Benjamin sobre los trabajadores y su derecho a la huelga pregunta ¿qué tan accesible es la violencia en los casos defensa o no de los derechos?

·        Diego: Siguiendo la intervención de Oscar, habla sobre lo que menciona Benjamin respecto a al choque de intereses entre los distintos actores que usan la violencia, lo cual puede generar una banalización de la violencia en la medida en que unos legitimarían su accionar y desprestigiarían el del contrario, aunque ambos hagan uso de la violencia en sus diferentes expresiones. En esta medida rescata la particularidad contextual de la violencia a la hora de analizarla, ya que cada actor usa una expresión determinada de la violencia, y cuando este alcanza cierto grado de importancia política suele renegar de ella; un punto del cual habla Zizek.

·        Director: Interviene hablando sobre unos marcos sociales de construcción de las democracias, y los teóricos que hasta el momento se han discutido están sometidos a esos marcos óptimos. Es importante tener en cuenta esto porque la violencia colombiana está causada por la deformación histórica y constante de esos marcos de construcción de la democracia. En esto radica la complejidad de entenderla. Por otro lado, toda violencia tiene su justificación, para bien o para mal. Respecto al concepto de la banalización del mal, retoma las reflexiones que hace Arendt frente a su pregunta ¿qué es el mal? La violencia no son estados de inconsciencias, son racionadas y pensadas; aspecto que cubre buena parte de las reflexiones del tercer discutido en el primer bloque de este seminario.

·        Corelatora: Sobre los movimientos sociales añade que, según Benjamin, una forma de salir del confort y ejercer acción para crear un nuevo derecho también se hace mediante la violencia. Toma como ejemplo las acciones violentas que ejercen los grupos feministas, las cuales son criticadas por grupos contradictorios diciendo que están ejerciendo la misma violencia de la que se supone quieren salir. Frente a esto reflexiona sobre lo que plantea Benjamin al decir que lo importante es quebrar las injusticias y restituir el sufrimiento mediante una praxis política, lo cual le da peso al accionar de las feministas. Sin embargo, el autor también dice que en ambos bandos hay violencia; de un lado es utilizado mediante el poder y del otro para acabar con ese poder y fundar un nuevo derecho.

·        Relatora: Continúa reflexionando sobre el texto de Benjamin mencionando que el planteamiento de este autor también se aplica en el caso Colombiano. En este punto plantea el posicionamiento de los científicos sociales frente a la representación del otro. Este planteamiento lo argumenta desde Benjamin cuando este critica la posición redentora o mesiánica de algunos intelectuales que se autoproclaman como los representantes del proletariado. Esto lo relaciona con la antropología preguntándose si yo represento o contribuyo a una comunidad.

Otra reflexión que hace surge desde la pregunta ¿qué sucedería, en caso de emplear esa violencia, como forzada por el destino, medios legítimos que de por sí estén en contradicción irreconciliable con fines justos?, la cual hace Benjamin en su ensayo, y la cual reconfigura la relatora al preguntarse ¿qué pasa con la violencia que ejercen los grupos armados respecto a sus ideales secuestran, violan, asesina, etc.? ¿se justifica la violencia ideológica, como lo plantea Zizek, al ser estar razonadas desde determinado grupo o se legitima? 

Finaliza hablando sobre la correlación entre la violencia mítica y la violencia divina que plantea Benjamin, aunque este dice que no son iguales. La relación que plantea parte de las ideologías, se generan desde la perspectiva de la honorabilidad.

·        Director: Interviene hablando de unos de los teóricos que menciona Arendt en su libro, Fanon en Los condenados de la tierra, para complementar sobre la justificación de la violencia. Menciona que una de las críticas que parece hacerle Hannah a Fanon, en especial al primer capítulo y al epílogo que hace Sartre, es sobre si esa violencia es una violencia por la violencia; y que es fácil llamar a la violencia desde la comodidad europea, aunque Fanon es caribeño. Pero lo interesante de ese capítulo es mirar qué nos dice. Por otro lado, el director menciona que es interesante ver el análisis que hace Benjamin sobre la violencia divina y sobre la violencia mítica; uno de los problemas que tenemos como sociedad es desprendernos de esas influencias narraciones fundacionales.

Toma como ejemplo el planteamiento de Popper al analizar el pasaje bíblico de las tablas de la ley del cristianismo, en especial el quinto mandamiento: no matarás. Analiza cómo aparece una normatividad que prohíbe matar, pero el mismo que creó esa normatividad manda a matar a aquellos que no son devotos, generando así una de las tantas masacres bíblicas. Por lo tanto, la violencia está inmersa en buena parte de eventos relevantes en la biblia. Con esto concluye que el mito es un acto de violencia; no hay acontecimientos más desastrosos, narrativamente, que las performancias que se hacen en los mitos. ¿Cómo no tener en cuenta la violencia en la construcción de las sociedades? ¿Cómo logra las sociedades bajarle a la violencia como fin y articularla como medio controlado?

·        Moderadora: Agrega el tema del temor a Dios como un impedimento divino. Recuerda algunas converzaciones que ha tenido con creyentes quienes le han asegurado temerle más a un castigo divino que a las leyes terrenales. Asimismo, recuerda una entrevista hecha hace poco a un padre de familia quien perdió a un hijo en una de las recientes masacres perpetradas en el país, quien decía que arriba hay una divinidad que todo lo ve y todo lo castiga. Con respecto a esto pregunta para todos: ¿cómo ver esta violencia extremada, que menciona Benjamin, relacionada con el castigo divino que parece estar por encima de un castigo humano? ¿cómo se condenan estos comportamientos violentos y bajo qué condiciones?

·        Diego: Hace a lución al planteamiento de Muchembled quien argumenta que, en cierta medida, se ha utilizado la violencia para controlar la violencia. Asimismo, como lo han hecho los demás participantes, toma como ejemplo el caso colombiano, para argumentar cómo se ha utilizado la violencia para evitar un desbordamiento de violencia y el efecto positivo que ha tenido esto, mediante un discurso violento que justifica la violencia extrema contra la población civil y, a la vez, criminaliza la violencia que este grupo utiliza. Finaliza su intervención preguntándose hasta qué punto esta violencia seguirá siéndole útil a algunos sectores que quieren conservar su poder, esto relacionado al planteamiento de Arendt cuando dice que el exceso de violencia termina deteriorando el poder.

·        Moderadora: Complementa la intervención anterior hablando sobre el léxico de la violencia, como lo plantea Cavarero, en relación a cómo la institución gubernamental misma, en representación del presidente, cambiar el término masacres por homicidios colectivos, como si fuera un término que en última instancia no reflejara nada del horror que define.

3.      Sobre la violencia. Seis reflexiones marginales, SOS Violencia – Slavoj Zizek

·        Relatora: Empieza su intervención hablando sobre la pertinencia que tiene esta lectura respecto a la globalización, el consumo y en especial al comunismo liberal. En este punto centra sus reflexiones en torno a aquellos sujetos que se vanaglorian de haber venido de abajo generando procesos positivos, presentándose como filántropos, pero estos construyeron sus posiciones gracias a la violencia. Zizek toma a Bill Gates como ejemplo porque es considerado uno de los más grandes filántropos ejemplo a nivel mundial, sin embargo, este también cae en esa aldea liberal comunista que contribuyen al desarrollo sostenible, pero que no salen de la lógica del capitalismo y la globalización que generan más desigualdad; esto último entra en lo que es la violencia subjetiva, una de las más comunes en el entramado social de hoy. Por otro lado, la violencia objetiva es una violencia sistémica fundamental del capitalismo, no le atribuye a los individuos sus malvadas intenciones sino que es puramente objetiva, sistémica y anónima.

Por el lado de las categorías entre realidad y vida real, reflexiona sobre la diferencia lakaniana a la que alude Zizek. La realidad es aquella construcción que genera el capitalismo, una imagen abstracta del mundo y la sociedad, mientras que la vida real alude al día a día de las personas. En este punto retoma el ejemplo de la sociedad colombiana en relación a la invisibilización de las emergencias sanitarias por parte de autoridades políticas quienes se empeñan en mostrar una realidad ajena a la vida real de sus ciudadanos.

También habla sobre la violencia ultraobjetiva o sistémica, que está enraizada en el capitalismo global, y que implica la creación de individuos desechables y excluidos, y de la violencia ultrasubjetiva que emerge de los fundamentalismos éticos y/o religioso que en esencia ambos son racistas.

·        Correlatora: Plantea que los tres autores critican al conocimiento moderno, ya que lo consideran rígido y empobrece la experiencia humana. Esto reduce los demás conocimientos como la ética, la religión, la historia e incluso el arte permitiendo, así, la creación de condiciones para que las personas pierdan su individualidad, ya que con la monopolización del conocimiento por el Estado y la ciencia se le impide a las personas su capacidad de actuar individualmente y dar su esencia que adquieren desde el nacimiento. Por lo tanto, retomando a Arendt, se crea una realidad ficticia que pretende controlar lo extraordinario descuidando lo cotidiano y real.

·        Oscar: Complemente que en el afán de reproducir unos sujetos que obedezcan una serie de normas y reglas, pero en el momento de responder al compromiso de las sociedades se quedan cortos en su accionar porque en realidad es poco o nada el compromiso que existe con la sociedad. En una sociedad tan jerarquizada socialmente como la colombiana, se reproducen una serie de imaginarios que la población civil reproduce y que el Estado está interesado en que esto se reproduzca. Por ejemplo, al Estado no le interesa acabar la pobreza porque este se beneficia de la pobreza; no le interesa acabar con la guerra porque se beneficia de la guerra.

·        Director: De acuerdo a lo expuesto por la relatora, el director plantea la importancia de leer a Zizek, junto a Bauman, para hablar de una Antropología de la violencia; desde Zizek con las nuevas miradas a los medios de comunicación y desde Bauman con su concepto de lo líquido; y para dar paso a sus reflexiones se pregunta ¿cómo se articulan las propuestas de estos autores para una antropología de la violencia? ¿cómo la violencia subjetiva y objetiva de Zizek, que generan los medios de comunicación, construyen unos comunistas sin clase en medio de una sociedad sin fricciones? ¿cómo, desde la mirada del conflicto, nos vamos acomodando sistemáticamente a esa manera de ver el conflicto en medio de un pos del posconflicto que ha dado como resultado la objetivación de tres muertes? En esta medida, es sumamente problemático ver cómo en la juventud, que un aparte ha empezado a entender la manipulación de los medios, pero hay otra que cree en los falsos héroes, falsos dioses, que ha venido modificando las dinámicas de la memoria. Respecto a esto, el director pone como ejemplo el caso colombiano donde hace 15 años matar a 3 no era problema; en cierta medida esto estandarizó las masacres como la muerte violente de más de dos personas, pero para la época, hace 20 años, se hablaba de masacres de hasta 75 personas en un solo dolor. A partir de eso se pregunta el director sobre cómo esas violencias objetivadas hacen parte de este discurso y cómo, desde la antropología, respondemos a eso como trabajadores sociales, cómo se articula esto a una antropología del conflicto cuando en la actualidad hay otros intereses por encima del mismo conflicto armado… En este punto critica la lucha de poderes entre la izquierda y la derecha que lleva más de 10 años, pero respecto al conflicto armado no ha pasado nada. Somo actores pasivos de una violencia que se vuelve objetiva y que hace parte de esas subjetividades en las que nos vamos construyendo, pero a pesar de eso no ha pasado nada. Es decir, retornamos a una etapa de violencia, nos gastamos miles de millones de pesos en el Centro de Memoria para volver a caer en las mismas. Y es a partir de esta realidad que el director propone volver a leer y reflexionar a estos pensadores filósofos y políticos sobre el origen de la violencia para saber a dónde va porque no podemos seguir pensándolo de maneras inmediata; la violencia no surge de la inmediatez, no surge de un impulso emotivo. La violencia es el producto racionalizado que hace parte de una trama, y esto es importante articularlo en las posibles construcciones de una antropología del conflicto.

Con estas conclusiones finales por parte del director es como se concluye la primera sesión del seminario dejando para la próxima ahondar en lo que aquí se inició.




PROTOCOLO SEGUNDA SESIÓN – MARTES 8 DE SEPTIEMBRE DE 2020

La Violencia como fenómeno determinante en la construcción de las sociedades pasadas y presentes.

Protocolante: Dayana Granados Hernández

METODOLOGÍA:

Las discusiones desarrolladas en este seminario inician con la intervención del director Fabio Silva. La sesión se distribuyó en tres momentos. Se empezó con el primer capítulo ‘¿qué es la violencia? del libro Una historia de la violencia de Robert Muchembled, continuamos con el texto Los condenados de la tierra de Frantz Fanon, del cual se leyó el prólogo de Jean-Paul Sartre y el primer capítulo hasta el apartado #3. La sesión concluyó con la intervención de nuestro primer invitado al seminario Roberto Almanza Hernández y su intervención sobre La violencia en Frantz Fanon. Cada bloque de discusión se organizó de la siguiente forma: 1) el relator, en este caso Oscar Romario Tejeda, iniciaba el bloque con sus reflexiones en torno al texto; 2) Ana Lozada Gordon, la correlatora, proseguía con los apuntes que ella consideraba relevantes; y 3) la moderadora, Oriana Arrieta Mantilla, dio paso a la ronda de intervenciones hechas por los demás miembros del seminario Diego Soledad y Dayana Granados.

 

INTERVENCIÓN INICIAL DEL DIRECTOR:

Las lecturas nos cuentan que existen varias formas de expresar la violencia, aunque esas formas dependen del lugar desde el cual se narra la violencia y desde donde el narrador haga el análisis propio. Desde esas perspectivas podríamos entender una aproximación a la antropología de la violencia. El narrador, y nosotros inmersos como antropólogos y sujetos que vivimos la violencia, sobre todo, en el contexto violento en el que Colombia está sumergido. En razón de esto, el análisis que debemos fortalecer es cómo por un lado entendemos la violencia, una realidad de la violencia, pero por otro lado se encuentran esos discursos de la violencia que dependen de donde se narren, dependen de quien sea el focalizador y dependen desde donde ese focalizador nos narre, así los principios sobre la violencia van tomando sus diferentes matices

Muchembled destaca el cómo la violencia ha estado en la historia de las sociedades. El autor se ubica en épocas pasadas (desde el siglo XVI) y realiza un recorrido histórico para evidenciar cómo la violencia ha estado innata en la sociedad. Se destaca, igualmente el análisis que hace Muchembled sobre la violencia desde la dualidad hombre/hombre joven. Y cómo la violencia ha estado marcada por unos determinantes que el autor analiza desde las violencias masculinas y el cómo estas están asociadas al patriarcalismo, al orgullo y al poder. Nos preguntamos entonces ¿todas violencias que se discutirán en este seminario, estarán marcadas por esa dualidad.

En este sentido, pensar que la violencia es innata nos hace pensar si ¿somos violentos por naturaleza? O ¿qué tanto influye la sociedad en los comportamientos violentos? Muchembled observa esta relación innata de la violencia desde que el hombre adquiere una relación directa con el poder, en la medida en que esas relaciones se establecen con el honor, donde la violencia adquiere unas grandes magnificaciones.

Esta reflexión está dada por una parte en la que hay un discurso de la violencia dado por unos intelectuales, a los cuales nos estamos acercando, y por otro lado están las realidades de la violencia. Es recomendable mantener presente que somos los académicos y somos parte de un país envuelto en la violencia.  Y si bien, algunos autores asumen el discurso sobre la violencia, si bien algunos entienden la violencia, muchos otros han generado divisiones frente la concepción de la misma.

Una pregunta que nos queda para resolver en esta discusión es ¿hasta dónde el texto de Fanon, específicamente el prólogo a este por parte de Jean-Paul Sartre, genera realidad?

Sorel plantea que “la violencia no debe ser racionalizada” así pues, para entrar en la violencia no hay que racionalizarla, hay que recurrir al sentimiento y, por ende, para Sorel, uno de los instrumentos más poderosos para sustituir la razón es la implementación del mito como un elemento antagónico a la utopía, porque la utopía es racionalizada mientras el mito no, el mito carece de razón (según occidente) y estas formas de entender la violencia complejizan en gran medida nuestra discusión.

Se abre la sesión la discusión con la lectura de Muchembled.

·         Oscar Tejeda, relator de la sesión: Muchembled analiza la violencia desde el honor y la virilidad en lo cual hay que resaltar que la violencia no solo está determinada por la edad y el sexo, sino que también presenta componentes socioculturales e históricos. En cuanto a la dualidad que el autor presenta, una es la violencia biológica, desde la analogía de un lobo que lucha por el honor y liderazgo, pero también, otra consideración y es la configuración social que comprende unas normas regularizadoras de la violencia que recurren a la supremacía del hombre, por su necesidad de procrear y reproducirse que regula y normaliza las practicas violentas.

En este sentido, dentro de esas normas reguladoras existen otros componentes, como lo son los crímenes que sirven para que haya una evolución de un orden social. Por ejemplo, los crímenes legitimados por parte del Estado en contraste con los crímenes de origen popular. Desde donde se crean una norma jurídica para regular a las personas e introducirlas a la “civilización” que recibió el nombre de:  fábrica de occidente. Esas normas también pueden llegar a ser morales y ser dictaminadas por instituciones religiosas, así como las normas jurídicas para que las personas que practicas este tipo de violencia se adapten de cierta forma a las reglas sociales.

·         Moderadora: Desde “la fábrica de occidente” que genera una producción de subjetividades que crean sociedades con esta perspectiva y ontología occidental. Dentro de estos las armas reguladoras que tiene componentes como los crímenes, tienden a normalizar desde el componente biológico, histórico, social y cultural el motivo que genera estas construcciones violentas, pero no significa que solo se le atribuyan a estos componentes mencionados.

 

·         Correlatora: Ana Lozada: Es necesario tener en cuenta que el objetivo de Muchembled era analizar de qué manera la cultura occidental transformó su concepto de violencia mortífera en los últimos siete siglos ya que en era muy común en aquel entonces y así podemos ver cómo ha cambiado la percepción de violencia y homicidio. Anteriormente los hombres eran educados en el marco de una cultura de la violencia basada en defender la honra masculina. Además, a partir del Siglo de las Luces, las autoridades civiles y las instituciones religiosas se encargaron de devaluar esos comportamientos, reforzándolo por medio de sanciones y de multas. Sin embargo, con estas medidas no se logró erradicar la violencia sino desplazarla a los lugares donde habitaban las personas pobres, desde donde para los hombres pobres, jóvenes y solteros se les hizo accesible la violencia que ya no tenían mucho que perder.

Por otra parte, el autor plantea que la violencia no es innata debido a que esta no es igual en todos los casos ni en todas las épocas y que además puede variar según la clase social, la edad y el sexo.

Desde este recorrido que el autor presenta, vemos cómo se ha legado una doble concepción de la violencia, desde lo que es legítimo y lo que se considera ilegitimo. Siendo legitimada cuando la ejercen las instituciones. Por ejemplo, la legitimación de la guerra y las persecuciones bajo nociones religiosas. Por su parte, es ilegitima cuando es ejercida de manera individual por personas que no hacen parte de los sectores privilegiados de la sociedad.

Así mismo, Muchembled menciona que el homicida es una construcción cultural en razón de que las fuerzas encargadas de la represión elaboran su propia definición según su percepción e interés, privilegiando así algunos aspectos y ocultando otros.

·         Diego Soledad, participante:  En relación con lo anterior, la cultura de la violencia también conlleva algo que el autor nombró como la cultura del duelo. En la Edad Media, se logró controlar la violencia mediante dispositivos como las multas y sanciones logrando redireccionar la agresividad de los jóvenes, dándoles un sentido de autocontrol. Así mismo, la nobleza exigió el derecho a matar a otro hombre mediante la cultura del duelo, retomando el sentido de justicia cuando se ofende o insulta al honor de hombre, acudiendo a la violencia para resarcir el honor y la dignidad. Lo anterior representa una monopolización de la violencia desde la misma Edad Media.  Mientras que, a los campesinos, pobres, se les discriminaba en cierta medida ese mismo por la negación a ese “derecho”.

 

·         Relator: Se desataca de igual forma que la violencia está orientada por una biología humana, por una sociedad, por una religión y por el Estado. Desde el instinto biológico de reproducción se presenta una analogía entre la sangre y el esperma entendiéndose una cimentada relación entre el linaje y la reproducción. Así, la sociedad plantea unas formas de violencia legítima basadas en el duelo y en el honor. Por ello la tendencia del Estado a monopolizar la violencia en la que se hace necesaria la monopolización para crear una autonomía, una serie de normas, reglas y prohibiciones. Es así como los académicos juegan un papel importante porque validan estos los mecanismos y las jerarquías de poder se dan por medio de la educación. Estos mismos lograron articular a las personas a proyectos de urbanidad moderna o como el autor les llama ‘paz urbana’.

Así la pedagogía cobra gran importancia puesto que se puede estudiar fenómeno de la violencia desde quien la monopoliza y desde el punto de vista social sobre quién la legitima; también debe entenderse desde una miraba global en la que recae la objetividad. Por otra parte, es debido a la clase de violencia que se ejerce entre los colonizados y el colonizador. Actualmente vivimos una(s) violencia(s) que se imparten desde las diferencias raciales y clasistas.

Siendo así como la violencia se legitima según la circunstancia lo que convierte al crimen en relativo, convirtiendo al homicidio es un mecanismo regulado por un orden social y a la vez, según la cultura y la sociedad el crimen se vuelve relativo. Del mismo modo, la agresividad se percibe como un componente de la violencia que se utiliza para un fin específico que puede ser regulado.  

·         Oriana: Muchembled menciona que la sociedad en general era muy violenta, pero en ningún momento se presenta a la mujer como violenta, sino que se muestra como una contraposición de la mujer frente al ser hombre. Igualmente, menciona que la violencia era dependiente al crecimiento demográfico de los hombres puesto que se relacionaba con los índices de violencia. De esta manera, de esta violencia occidental, se genera una definición y diferenciación de los roles en función del sexo y edad, menciona igualmente a la cultura violenta juvenil que está junto con las relaciones que se tenían hacia estas categorías, puntualmente de los hombres jóvenes que ya tenían caracterizados otros medios como el uso de armas blancas y el aspecto físico. Esto y lo mencionado anteriormente para la historia de la violencia en el viejo continente se comienza a demostrar que hay una mutación en la que violencia tenía aspectos positivos, pero tenía un marco de profunda legitimización y, donde además, la virilidad se presenta como una representación simbólica de la violencia.

 

·         Director: podríamos hablar entonces de una posible anatomía de la violencia que significaría esa contractaron y esas partes de la violencia en la que van a apareciendo elementos de análisis, dependiendo del autor y el relato, elementos mas adelante se relacionaran con el contexto caribe.

Cobra gran importancia el caso de los silencios sobre la violencia de la mujer, la cual, en algunos casos aparece en relación con la cultura de duelo.

En esa anatomía que se va construyendo el Estado-Nación que son espacios pensados para el derecho y desde e derecho van creando una jurisprudencia. Es decir, lo que se puede hacer y lo que no. Del mismo modo, desde el duelo entre las aristocracias eran permitidas las muertes banales y populares que no entran en esas categorías de la jurisprudencia. El duelo es visto como una institución, pero no queda claro si cualquiera podía enfrentarse a duelo o si este era propio de todos entre diferentes clases y papeles de la sociedad. Dándonos así una idea de cómo la violencia va adquiriendo ciertas formas elitistas, hegemónicas y que limitan en las relaciones de poder.

·         Dayana: Es necesario traer a colación la noción de territorio en cuanto las personas se sentían amenazadas en relación con una posible invasión, dicha invasión que no tiene que ser directamente geográfica, física, espacial sino entendida también desde una conciencia dentro del enfoque psicológico que comprende a un otro, sea vecino, allegado, conciudadano, extranjero como una amenaza, desarrollando así el sentido de alerta y preparación para la violencia.

Luego de una hora y cincuenta y cinco minutos discutiendo sobre que es la violencia y los aspectos relacionados a esta, se da un espacio para tomar un receso.

A partir de este momento inicia el segundo bloque en donde se discute el texto de Frantz Fanon.

·         Relator: Para Fanon el movimiento del socialismo revolucionario; justamente pensando en una liberación revolucionaria en la que no se concebía un espacio para que las dos partes convivieran. Para Fanon la descolonización es un acto que se da únicamente por medio de la violencia, desde un aparato armado incluyendo instituciones populares, colonizadas, e instituciones colonizadoras. Por su parte, Sartre, quien habla desde su posición de europeo, condena una serie de normas reguladoras. Sartre articula en su discurso el uso monopolizado de los Derechos Humanos, los cuales no eran para todos los seres humanos sino para unos pocos privilegiados. El autor plantea entonces que, el sometimiento de pueblos y la imposición de unas colonias y estructuras coloniales que generan entre nosotros una serie de agresiones que son claramente clasistas pues se dirigen hacia unos seres humanos que se consideraban “inferiores”. Como consecuencia, esta serie de acontecimientos, de humillaciones y agresiones constantes dan pie a que el sujeto colonizado interiorice un tipo de rabia que, por tantos años de suprimirla, genera que el sujeto pierda el miedo y se disponga a hacer cualquier cosa por recuperar su dignidad.

 

·         La correlatora añade que Sartre en su prólogo lo que busca el validar la opinión de Fanon en el texto, aclarando desde un principio que este no es un texto para europeos colonialistas. A lo largo del texto, el autor marca una distinción entre un nosotros y un ellos, por la cual se alimenta esa construcción que se hizo sobre el otro, donde el que no es parecido mí se debía deshumanizar y por ello se justifica la explotación y cosificación del “otro”.

 

·         Diego por su parte, buscó destacar dos temas de esta lectura, en primer lugar, lo que plantea Sartre sobre la Europa que se dedicó a construir una elite académica que utiliza a Argelia como puerta para que la colonia siga imperando y poniendo en práctica un accionar extractivita de los recursos del país. Poniendo el ejemplo de Francia y desde la perspectiva de Zizek que mantiene unas políticas ventajosas frente al país africano. En segundo lugar, la reafirmación de la posición de Sartre en su invitación sobre si la colonización fue un hecho violento, la descolonización también debe serlo. Otro factor relevante es que Sartre desde su análisis menciona que el fin no es acabar la colonización sino cambiar/suplantar a los colonizadores de su posición cómoda colonial a la posición en la que está sumida la mayoría del pueblo.

 

·         Reflexión del director: imaginemos por un momento que ya todos somos antropólogos y trasladamos este discurso a nuestro contexto, a una población indígena, negra o pescadora y nos dirigimos a la comunidad para pedirle que inicie una revolución para dejar de ser el subyugado. ¿cómo nos harías ver a nosotros? Presento esta reflexión en relación con la magnificencia que significaría ese discurso de Sastre trasladándolo a la realidad colombiana. Así logramos entender a Sorel como un marxista que niega el materialismo histórico siendo uno de los alimentadores del movimiento fascista italiano, quien al momento de plantear que no había que racionalizar tanto a la violencia debido a que esta era sentimental; uno llegaría a pensar en cómo construir una teoría y qué autores nos sirven o no para construir un discurso sobre la violencia.  Y, además, pensando desde Sastre que se dedica a invitar fogosamente a la violencia. Pero que, como arguye Hanna Arendt no es llegar a la violencia solo por la violencia misma, sino que es la violencia en la conciencia y la concienciación de clase.

 

Sartre, un hombre que puede darse el lujo de rechazar el premio nobel por capricho, algo que solo pocas personas se pueden dar. Dando así la razón a Popper y al hecho de que los discursos son creados por intelectuales puesto que personas como Sastre que tienen esa autoridad, o más bien, permisividad para distinguirse entre la dualidad “nosotros y los otros” siendo parte del conjunto de colonizadores. Vemos así como estos discursos producidos por intelectuales generan aún más divisiones sociales.

Para reflexionar: ¿Qué es lo que si podemos hacer como antropólogos a partir de los ejemplos que nos dan estos autores?

·         Relator: Continuando con la lectura de Fanon, se entiende que este autor observa la violencia no desde una forma operacional. La violencia tiene un carácter organizacional e igualmente tiene un carácter ideológico sobre todo desde la academia. El autor hace una especificación de la violencia del colonizador de tomar el territorio y para ello ejerce una violencia militar que es armamentística. Igualmente, Fanon ve esta relación de manera más analítica ubicando a los académicos en la posición de intermediarios.

 

·         Correlatora: No debemos olvidar el hecho de que en el territorio colonizado quedan insertados los ideales colonizadores que se mantienen digiten aun si estos abandonan el territorio. Fanon cree que no habrá una liberación total puesto que los colonizados mantener intereses y vínculos occidentales. Permitiendo que países colonizados sigan dependiendo de los colonos. El autor plantea que para prevenir esto es necesario educar a las masas y crear conciencia de la situación. “Ser responsable en un país subdesarrollado es saber que todo descansa en definitiva en la educación de las masas, en la elevación del pensamiento, en lo que suele llamarse demasiado apresuradamente la politización.” (p. 97) Sin embargo, la educación de la que Fanon nos habla no es una campaña de alfabetización sino de comprensión del rumbo que puede o no tener el Estado mismo.

 

·         Oriana: Sartre en su prólogo demuestra, no implícitamente, su condición de colonizador. Contrastando con la posición del relato de Fanon. Sartre, incluso llega a esencializar la capacidad de agencia de los subalternos y subalternas, pero Fanon, como sujeto colonizado, logra a hablar de los procesos de emancipación que vienen desde la conciencia de la violencia histórica que tenemos como sujetos situados en este contexto particular.

 

·         Oscar: Cabria resaltar que en la visión de Hanna Arendt la violencia no se puede legitimar, pero también vemos como estos autores van dando sentido a la legitimación de la violencia. Desde la perspectiva de Fanon la violencia es legitima si es ejercida por el pueblo que decide liberarse y al que le toca emprender su camino por los instrumentos violentos. Por otra parte, esta lectura parece indicar que estos comportamientos violentos son necesarios para establecer unos nuevos modos de vida o nuevos ordenes institucionales.

 

·         Dayana: A partir de todo lo discutido hasta el momento se considera que hay un punto clave que se debe mencionar y es la conciencia del colonizado, ¿cómo cambiar de pensamiento cuando este está tan insertado en la población y, además, no está afectando los “intereses” de ninguna de las partes, comprendiendo que los intereses varían según la posición en la que nos encontremos?

 

·         Diego menciona la crítica al intelectual que Fanon expone cuando este se comporta “como un vulgar oportunista”. Quien comienza un juego como populista dándose cuenta de los mínimos detalles, pero en la medida que va tenido cierta importancia lo va dejando de lado y no enfoca la totalidad del problema. Así pues, uno de los objetivos del seminario es no dejar de ver esa totalidad y nos invita a no perder de vista los puntos de precisos los cuales a veces se suelen obviar.  

 

·         Oscar añade que es muy difícil pensar en la armonía entre colonizado y colonizador, pues el uno impone unos modos de vida con los que el subyugado debe aprender a vivir. Es por eso que tales posiciones dominantes requieren un cambio total.

 

·         Oriana: Recurriendo a la educación que recibimos en la cual tenemos una ausencia del reconocimiento de la historia y de los procesos mismos que dieron lugar a la historia, al igual que pensar en una naturalización de estos procesos y aun mas, cómo se perpetuaron dichos procesos y cómo son reproducidos desde la academia.  La invisibilización de estos procesos puede recaer en la conciencia misma de la violencia. Siendo que este conocimiento nos podría permitir construirnos políticamente, pero qué hacemos cuando desconocemos y aun peor, no reconocemos esa historia. Aquí se conectan otros factores como los que menciona Zizek de una violencia objetiva y ultra-subjetiva porque ya inmiscuye unos aspectos occidentales, ideológicos y económicos.

Siendo así como se dio fin a la sesión de discusión y se abrió paso a la intervención de Roberto Almanza, primer invitado para este seminario.

  Se recomienda

-          Conferencia de Karl Popper ‘Intelectuales, contingencia y realidad’

-          Georges Sorel en Reflexiones sobre la violencia


PROTOCOLO QUINTA SESIÓN- 24 DE SEPTIEMBRE DEL 2020

Tema 2

La Violencia como elemento de análisis de la antropología universal. (Algunos casos)

Protocolante: Oriana Arrieta Mantilla

 

METODOLOGÍA

Las discusiones desarrolladas en este seminario inician con la intervención del director y profesor del seminario Fabio Silva Vallejo, quien sugiere que se discutan los podcasts primero (reflexiones por parte de los estudiantes sobre la violencia, sus orígenes y percepciones a través de audio), luego el haría una introducción rápida sobre los autores para la sesión: Pierre Clastres y Arjun Appadurai, para finalizar con los comentarios y reflexiones de las estudiantes Ana Lozada, Oriana Arrieta y el estudiante Diego Soledad.

INTERVENCIÓN INICIAL DEL DIRECTOR Y MODERADOR

El profesor Fabio Silva da inicio a la sesión introduciendo a Clastres, explicando que fue un antropólogo francés quien fallece en 1977 por un accidente automovilístico, exponiéndolo como un científico social fuera de las normatividades debido a su posición política antimarxista; retomando el primer capítulo del libro ‘’Arqueología de la violencia: la guerra en las sociedades primitivas’’, con la intención de querer mostrarnos cómo el autor abordaba desde este título que denomina ‘’sugestivo’’, sus planeamientos centrales: 1) las sociedades sin estado, es decir, las sociedad indígenas , las sociedades ‘’primitivas’’ en palabras de Clastres, quienes no han querido vincularse a los modelos de estado occidental por medio de resistencias políticas-bélicas y por ende 2) la violencia no es parte del estado, sino que la violencia es una parte integral de esas sociedades sin estado, haciendo alusión a Walter Benjamín y su planteamiento de violencias míticas y divinas, relacionando precisamente como Clastres sugiere que estas violencias planteadas por Benjamin son el resultado de la construcción inherente de estas sociedades sin estado, donde dichos procesos conflictivos se dan al interior de estos entramados, siendo un fenómeno sociocultural que se construye como parte de las comunidades a través del tiempo, en palabras del profesor Fabio Silva ‘’la violencia es una manifestación que va en contra del mismo estado’’.

Lo anterior, lo expone con la intención de buscar una relación con nuestro seminario, para preguntarnos si en algunas de nuestras sociedades (hablando del contexto colombiano), se han separado del estado de manera consciente para no ser, ni sentirse parte de dicho estado, de esta manera, quiere que nos preguntemos ¿cuáles serían esas sociedades en nuestro contexto?, reflexionando cómo percibimos y representamos estas sociedades sin estado, como por ejemplo a través de los mecanismos de los resguardos y más puntualmente colocó el ejemplo de los y las Yuko Yukpa, acerca de cómo están por fuera del estado, en la medida que no reconocen al estado, sino que reconocen su condición como grupo, al que no categoriza como étnico ya que considera la etnicidad como una categoría construida por lxs antronpólogxs, con complejidades epistémicas e históricas en relación con las luchas de las comunidades respecto a la discriminación occidental; así, el profesor Fabio Silva los y las menciona como un grupo diferencial, para enfatizar que es una sociedad que han tratado salirse de dicho estado y genera una analogía con las oligarquías costeñas, perífericas y grandes terratenientes, quienes debido a la ausencia del estado (respecto al ejemplo de los/las Yuko Yukpa como sociedad que no se reconoce en relación con el estado), han construido unos para-estados y se alejan, atendiendo las problemáticas propias de estas concentraciones oligárquicas periféricas que utilizan la violencia como medio instrumental, citando a Hannah Arent y Walter Benjamín, ya que solamente a través de la violencia dichos para-estados, logran y obligan a marchar a las poblaciones rurales que están inmersas a estás oligarquías, sin embargo, este no es un estado legítimo, sino el efecto colateral de la desidia gubernamental hacia las periferias y la reacción que los micropoderes de estas zonas van regulando por la fuerza.

Dicho esto, el profesor Fabio Silva, realza que este punto sobre la ausencia del estado es de suma importancia, ya que es un elemento de análisis transversal para el seminario. Por otra parte, regresa a Clastres y sugiere que vale la pena profundizar en sus postulados, teniendo en cuenta, sus trabajos sobre la arqueología de la violencia en Paraguay desde las sociedades indígenas iniciales, para llegar a las sociedades indígenas contemporáneas, pero con una intención de enfoque reflexivo, ya que este análisis de Clastres para el profesor Fabio Silva no se acopla directamente a los objetivos del seminario, sin embargo, tiene una pertinencia teórica y crítica, colocando sobre la discusión, que cualquiera del seminario podría profundar en dichos postulados del autor, y luego pregunta si hay dudas hasta esta parte de la conferencia, seguido de esto, la estudiante Oriana Arrieta realiza una intervención sobre su interés en Clastres, sin ahondar en el tema.

DESARROLLO DEL SEMINARIO

En este orden de ideas, el profesor Fabio Silva retoma con el ánimo de reflexionar rápidamente, la experiencia que tuvo durante esta virtualidad, en una universidad en el departamento de Santander, que abrió recientemente el programa de antropología, y estuvo en una conferencia como invitado, que trataba de literatura infantil, en la cual habló sobre su libro Un día en la vida de Sami, partiendo de la construcción de un personaje que vive en el espacio de la violencia del Caribe, sin embargo, el profesor Fabio Silva expresó que en medio de los y las 160 asistentes de dicha conferencia, había una evasión con el discurso de la violencia, el palabras del profesor: ‘’cuando no son escenarios para la misma, es decir, la gente va apartando la violencia y el discurso de la violencia y va buscando espacios más óptimos…’’, y esto con la intención de plantear y relacionar cómo a partir de este seminario vamos construyendo este discurso de la violencia, que suele ser evadido, pero que en este espacio académico nos brinda herramientas de análisis para entender los orígenes de la violencia, las dinámicas del derecho y su relación con la violencia, además, de entender la ‘’racionalidad’’ de la violencia, y cómo a partir de esa racionalidad de la violencia, citando a Hannah Arendt, se pueden retomar conceptos que nos permiten generar articulaciones conceptuales. De esta manera, el profesor Fabio Silva, introduce a Arjun Appadurai, teniendo en cuenta que su investigación está encaminada en poblaciones asiáticas y africanas, partiendo de su análisis minucioso de la distinción de religiosidad y fanatismo religioso, como por ejemplo la religiosidad musulmana, católica y/o protestante, recordando los antiguos componentes históricos que tienen estas religiones, su relación colonial con la India e Inglaterra, la relación y construcción de estos países colonos y colonizados respecto a la propia relación que tiene el autor Appadurai con Asía y África.

En este sentido, explica como Appadurai desde su producción académica, específicamente retomando el contexto de Estados Unidos del libro El rechazo de las minorías, donde recoge los problemas de la violencia, nos permite para el profesor Fabio Silva, asociar e interpretar a Appaduarai en el discurso de la violencia en este seminario. Seguido de esteo, evoca el primer capítulo: Del etnocidio al ideocidio, en el cual, el profesor Fabio Silva explica dos elementos que plantea el autor, en donde la globalización saca flote y permite visualizar las patologías representadas en ideologías nacionalistas, es decir, como ese concepto romantizado de la modernidad (globalización) entendido como ‘’aldea global donde todos cabemos’’ en palabras del profesor Fabio Silva, permite atendiendo a Appaduarai, a partir de esta aldea global, se vea con más precisión espeluznantemente problemáticas de patologías sociales, de las cuales, en su interior el profesor recuerda, como autor se pregunta ¿por qué se dan estás formas de violencia en estos contextos y no en ciertos espacios únicamente?, sin pasar por alto, que estás formas de violencia tuvieron origen en los totalitarismos estalinistas y nazistas, ¿por qué esos problemas ‘’de lo nacional’’, se dan en otras partes del mundo, donde aparentemente no tenían que haber llegado?, pregunta el profesor Fabio Silva, para así, recodarnos el concepto de Appaduarai que nos ayuda a comprender estos orígenes violentos, lo que el llama el surgimiento de la etnia nacional , concepto determinando para el profesor, ya que nos evita la idea que la antropología latinoamericana nos ha insertado y la constitución colombiana que por ejemplo nos ha generado sobre la asociación innata de etnia con indígena o etnia con indio, o etnia con negro, pero el profesor retoma a Arent y Appaduarai para recodarnos que nos plantean, que la idea de Etnia Nacional y en el caso de Arendt Pueblo nacional, leyendo el profesor Fabio Silva textualmente a Appadurai: ‘’que la relación entre pueblo nacional y pureza étnica, son relaciones directas que se establecen en relaciones de sangre y nacionalismo’’.

Además, siguiendo la intervención del profesor Fabio Silva, las nociones de pueblo y/o etnia nacionales se vuelven muy pertinentes cuando se traslada teóricamente estas categorías analíticas al conflicto colombiano, es decir, analizar las relaciones que tenemos con ellas con lo que está pasando en la violencia en Colombia y los matices que se presentan, como la eliminación sistemática de indígenas en el sur (y en todo el país) a través de las relaciones de clase étnica articulado de estrato social a través del Sisben por ejemplo, la eliminación sistemática de campesinos, quienes eran perseguidos por su asociación a la ANUC del movimiento campesino (ejemplo asincrónico) para sacarlos y obligarles a pertenecer a ese pueblo nacional, que sigue atravesado por el conservatismo y personajes políticos de esta índole como Álvaro Uribe; este último aspecto lo asocia a los postulados de Appadurai en relación la integración violenta de ese pueblo nacional que huye de las diferencias étnicas, ideológicas o políticas que chocan con la homogenización del pueblo nacional, y evoca la categoría de Appadurai de incertidumbre social.

De esta manera el profesor Fabio comienza a explicar cómo la incertidumbre social postulada por el autor ya mencionando, pone en cuestión ¿quiénes somos, quienes son ellos y quien soy yo?, es decir, la etnicidad genera estás discusiones respecto a los procesos identitarios y estás relaciones de alteridad y autorepresentación, concretamente de aquello ‘’que no soy’’, así el profesor Fabio nos recuerda como las comunidades indígenas, negros y rom dentro del contexto nacional, son representadas como las minorías étnicas, el ser fuera de la homogeneidad del pueblo nacional. Dicho esto, la categoría de incertidumbre social que presenta Appadurai en palabras del profesor, va comprendiendo las tensas relaciones entre mayorías y minorías, el cómo dejar ser minoría los convierte en mayoría y eso trae una serie de ‘’recompensas’’, lo que genera una socavación sistemática de las minorías, a esto, teniendo en cuenta a Appadurai, debe tenerse en cuenta a la globalización, como dinamizador de dicha incertidumbre social en el pueblo nacional de las mayorías, en la medida en que se pierde la autonomía económica, hay un exceso de ira y un crecimiento de narcisismos menores. Luego de mencionado este último punto, el profesor nos trae a colación los efectos de estos excesos de furia en ciudades como Bogotá, atendiendo los últimos sucesos de manifestación pública respecto a la brutalidad policial, o al sur del país y las masacres sistemáticas a diferentes grupos diferenciales, para entender como llegan desembocar en masacres por ejemplo, que son producto de incertidumbres sociales marcadas por una ausencia de claridad sobre quienes somos, frente a una minorías focalizadas, ya sea por la misma gobernanza nacional o actores externos que imponen su ideología conservadurista.

En este sentido, citando a Appadurai, ‘’la minoría es el síntoma, pero el problema subyacente es la diferencia misma’’, es decir, si la violencia nuestra está marcada en la constante reflexión sobre ´´usted no es igual a mi’’, así el profesor Fabio reflexiona sobre la violencia que desemboca de los grandes terratenientes y de la ira que les genera el que sus fincas, y parientes hayan sido asesinados por la guerrilla; esa mimesis, se traslada a las minorías, explicando que todo lo que es campesino, indígena o sindicalismo por ejemplo, que son considerados minorías, ‘’hay que exterminarlas’’, porque para estos otros actores se encuentran marcadas por la diferencia. Por lo tanto, el profesor nos lleva a preguntarnos ¿acaso no estamos también metidos en ese concepto de la etnia nación o del pueblo nacional, al cual intenta llevarnos a todos?, lo que el profesor denomina una disputa tonta entre las regiones y cómo se van articulando estos elementos del segundo capítulo del libro de Appradurai: El rechazo de las minorías.

INTERVENCIONES

Atendiendo a la introducción y explicación que realizó el profesor Fabio Silva de los dos primeros capítulos de la obra de Appaduari, decide pasar a ser el moderador de la sesión, para que sigan las intervenciones de las estudiantes Ana Lozada, Oriana Arrieta y el estudiante Diego Soledad. En este sentido, Oriana Arrieta realiza la primera intervención como relatora de dichos capítulos.

Oriana Arrieta: ‘’Bueno, Arjun Appadurai es un antropólogo indio y ha trabajado ampliamente el tema de la globalización y la antropología del desarrollo. Él, en la introducción nos habla sobre otra obra que escribe, que se llama ‘’La modernidad desbordada’’ y el explica que parte de ahí para poder introducir cómo desde ese libro el comienza a dar respuesta en este libro acerca del rechazo de las minorías. Él explica que, a partir de ese primer libro (La modernidad desbordada), planteaba las dudas especulativas y éticas sobre el futuro del estado-nación para examinar como los medios de comunicación y las migraciones creaban nuevos recursos para el trabajo para la imaginación concebida como practica social. Entonces él, sugería que había unos patrones que eran la cultura, los medios de comunicación, las diásporas transitorias y estás estructuraban mutuamente un mundo de dislocaciones, para así postular que en la creación de comunidades de convivencia local, se habían vuelto más complicadas en el contexto de la globalización; como resultado de investigación realizado en 1995 a 2005, expone cómo el futuro de la globalización va teniendo consecuencias más y más crudas y comienza a tratar lo qué es la globalización desde abajo, o sea la globalización de las bases, para comprender, cómo se puede producir nuevas formas de etnocidio e ideocidio.

Aquí, entramos al capítulo 1: Del etnocidio al ideocidio , el cual está dedicado a la violencia a gran escala, que culturalmente se encuentra motivada, él explica, que hay 2 tipos: la de Europa de este y la de Ruanda e India, lo cual mostraba que no se marchaba al progreso que prometía la globalización, entonces colocó al descubierto como la globalización expone las patologías en las ideologías de lo nacional, entonces dice ‘’una violencia globalizada y una guerra contra el terror’’ y coloca como ejemplo los hechos catastróficos del 11 de septiembre del 2001.

También expone, que en la actualidad esto se encuentra articulado con los estados, los medios de comunicación en relación con los conflictos nacionales y regionales; los especialistas comienzan a aceptar para esa época que las formas extremas de violencias colectivas, eran consecuencia del totalitarismo, particularmente del fascismo y coloca como ejemplo la China de Mao y la Unión Soviética de Stalin, sin embargo para los 90´s, fuerzas mayores y la violencia etnocida pueden suceder en las sociedades democráticas y liberales y diversas formas de estado, es decir, que no sólo se limitaba a los estados totalitaristas.

Él explica que en los 90’s, es un periodo de alta globalización y lo define como un conjunto de posibilidades, de proyectos utópicos que se extendieron por numerosos pueblos tras el final la guerra fría, entretejieron una suerte de entramados adoctrinados sobre los mercados abiertos, el libre comercio, la expansión de las instituciones democráticas, las constituciones liberales y la fuerza de posibilidad como es el internet y las cybertecnologías, para ‘’supuestamente’’ mitigar la desigualdad entre la sociedad, incrementar la libertad, la transparencia, el buen gobierno. Incluso en los países pobres y asustados. Bueno aquí yo cite una pregunta textualmente del texto que em pareció muy reflexiva: ¿por qué en una década dominada por la aprobación global de los mercados abiertos y de la libre circulación del capital financiero por ideas liberales respecto a las reglas constitucionales y al buen gobierno y por una activa expansión de los derechos humanos ha producido por una parte, una plétora de casos de limpieza étnica y por la otra, formas extremas de violencia política contra poblaciones civiles?, y él dice que esta respuesta está arraigada a la preocupación por las dimensiones culturales de la globalización y yo esto lo subrayo porque es bastante interesante que básicamente estos aspectos culturales de la globalización le van dando sentido a cómo la globalización va demostrando esas patologías dentro de la sociedad, entonces, él explica que hay una interrelación entre la globalización y las limpiezas étnicas, porque primero es una idea de estado-nación moderno, subyace fundamental y peligrosa, la idea de una etnia nacional, bueno eso ya lo había mencionado el profesor Fabio.

Y, aunque sea un estado muy benigno y un sistema político multicultural, no sé si ustedes han dado esa clase de modernidad, teniendo en cuenta que también el multiculturalismo tiene una serie de problemáticas en torno a lo nacional. Igual si estos estados tienen estás perspectivas, igual puede haber una idea construida de genio étnico, entonces de todas maneras, cualquier estado, ya sea dependiendo de cuál sistema político y económico tenga, se encuentra en este riesgo de esta idea de generar esa ‘’etnia nacional’’ y coloca en riesgo eso que habla el profesor, los demás, respecto a las minorías.

Está idea de una etnia singular, se naturaliza por el tema del territorio, y el tema de la sangre como decía el profesor Fabio, y entra una retórica de guerra y sacrificio para lograr la uniformidad educativa y lingüística, o sea la subordinación de una mirada de tradiciones locales afín de producir indios franceses, indios ingleses entre otros y aquí el cita a Arent y dice que esta  idea de un pueblo nacional es el talón de Aquiles de las sociedades liberales modernas, es decir que esta idea de una etnia singular, una etnia nacional puede generar precisamente todas estas no sé, todos estos efectos globales de la violencia y esto puede ocasionarse en cualquier momento; y después cita a Mary Douglas que dice que es un riesgo o es algo erróneo que los sistemas políticos modernos han ido acatando, entonces él dice que la nación exige sangre, pero puede exigir que una parte de esa sangre sea expulsada, y eso es muy interesante porque precisamente de ahí salen las ideas de los etnocidios.

Bueno, relacionado con la representación de estilos culturales y grupos étnicos dicha representación en los medios de comunicación crean dudas profundas acerca de quien se halla dentro del nosotros y quienes dentro del ellos, estás categorías también son muy relevantes en el texto de Appaduarai, el nosotros, el ellos, las minorías, las mayorías, porque ahí va jugando y va explicando cómo se sitúan estos ideales, de la idea singular de lo nacional y coloca como ejemplo una serie de preocupaciones que generan la incertidumbre social.

La primera es, preocupaciones demográficas, el censo, la migración, por ejemplo, ahí creo que citaba, no lo tengo aquí copiado, pero citaba a Francia, cómo en Francia el tema de la migración ha ido, incrementando, incrementando y eso genera pues precisamente como esa molestia, porque los franceses tiene que pagar una serie de impuestos y una serie de cosas, y eso también contribuye a ayudar a las personas migrantes, que se encuentran en diferentes procesos diasporicos  y esto también genera como esa puyita ‘’nosotros somos los franceses y ellos vienen acá como a invadir’’, entonces bueno esa es la primera incertidumbre y la primera preocupación, la segunda es, la relación de las verdaderas mega identidades, bueno las mega identidades están relacionadas con la categoría de nosotros y la categoría de mayoría, y la tercera preocupación es ¿si un individuo particular es lo que dice ser, parecer ser y ha sido históricamente?, bueno eso también me pareció muy interesante en relación aquí en Colombia con la constitución y perspectiva multiculturalista que sitúa quien es indígena, quien es negro y por qué, con ciertas reglas y eso, por eso hay una relación bastante interesante.

Bueno, después dice que precisamente estas preocupaciones, que él las generaliza en 3, generan una ansiedad intolerable respecto a la relación de muchos individuos con los bienes provistos por el estado, porque estos derechos están directamente ligados con quien eres tú y quienes son ellos y con eso también hago la relación de acá. Entonces, él dice que esas preocupaciones cobran fuerza cuando hay movimientos de personas a gran escala tanto si hay diversidades étnicas que llevan movimientos de recompensa o de riesgo, cuando hay un rumor de desplazamiento social, cuando hay esta serie de antecedentes o de problemas es cuando estas ansiedades se vuelven aún más intolerables dentro de la sociedad de la mayoría.

Dice, donde hay estas formas de incertidumbre social hay violencia y aquí entra con la violencia, y dice que marca una forma de certeza, esto es muy relevante porque aquí el va jugando con dos categorías que se llaman certeza e incertidumbre y básicamente la violencia se vuelve esa certeza, o sea se vuelve una técnica brutal de ellos y de nosotros. Entonces, esta certeza e incertidumbre adquiere un sentido especial en la era de la globalización, ya que exacerba esa incertidumbre probando incentivos para la purificación cultural, que pues había mencionado; y a medida que las naciones pierden la ilusión de soberanía económica y bienestar, esta certeza y este medio de violencia va a hacer una técnica más y más legítima para poder rechazar y generar pues estas purificaciones, estos etnocidios. Yo coloco aquí, OJO o sea la violencia a gran escala no es sólo el producto de entidades antagónicas, es decir, no significa solamente el producto de que esa violencia sea por ‘’ellos y nosotros’’, sino que también es la manera a través en que se produce la ilusión de unas identidades fijas y plenas y para contrarrestar las incertidumbres acerca de la identidad de la  circulación global que inevitablemente produce, entonces colocó como ejemplo que está la producción innecesaria del fundamentalismo islámico, del fundamentalismo cristiana, que ya también lo había mencionado el profesor Fabio y que estas son como unas producciones de certeza de identidad, tanto social, axiológica, o sea en relación con los valores y la ética, la tradición y la dignidad y estas producen una violencia extrema y espectacular, así pues lo coloca él textualmente, reproduciendo el tipo de certeza de esta violencia, sin embargo hay una organización y un compromiso pleno por parte de estos fundamentalismos religiosos y él dice que hay, o sea desde estos hay como 2 Europas, bueno teniendo en cuenta que también el libro, está publicado no sé sí en el 2005, no sé, pero él en ese momento sitúa que hay 2 Europas, una que es inclusiva desde la perspectiva del multiculturalismo y otra que es angustiada completamente por la xenofobia y el de la xenofobia necesita como de las grandes potencias mundiales como Francia, Inglaterra y comienza a decir que cuando las fuerzas de las incertidumbre sociales se alinean con otros temores ante el padecimiento de la desigualdad, la perdida de la soberanía nacional, las amenazas de seguridad, y muchas cosas más, se van generando más y más la movilización de esta certeza de lo nacional, porque los estados laicos inclusivos democráticos generan esas ideologías del mayoritarismo, es decir que tanto los fundamentalismos cristianos , religiosos e islámicos, incluso los fundamentalismos que supuestamente son laicos, también generan una idea del nacionalismo racista.

Lo que nos lleva a un nacionalismo étnico y un etnocidio de sistemas de sistemas políticos democráticos, esto genera una angustia de lo incompleto y un pensamiento social liberal que reproduce categorías de mayoría y minoría. Bueno, la globalización como forma de organización de gobierno y estado exacerba la violencia a gran escala y por esto, la lógica de la incertidumbre y de lo incompleto emerge de la categoría de la mayoría y de la minoría, lo que genera una angustia de lo incompleto más la incertidumbre de lo social, es decir, que esta angustia y esta incertidumbre de lo social, genera el camino hacia al genocidio que es la aproximación de la violencia cultural, no sé si hasta aquí tengan una pregunta, porque son bastantes categorías…

Bueno y esto, estos 2 antecedentes son la condición suficiente para generar un estado canalla, una estructura colonial racista, una constitución trágicamente etnizada y unos lideres completamente criminales, entonces él explica, aquí como que va haciendo un resumen de la violencia gran escala de los años 90´s, va acompañada del exceso de ira y de odio, que ya había presentado el profesor Fabio, la degradación de los cuerpos de la víctimas y la vejación, la deformación de la globalización, introducido por un narcisismos de las diferencias menores, que ya había presentado el profesor Fabio, entonces el narcisismo de las diferencias menores es más peligroso por la nueva economía de deslizamientos y transformaciones que caracteriza la relación entre identidad, el poder, las mayorías y minorías, esta no es sólo su hipervinculación con las diferencias menores sino, la marca distintiva de los actuales narcisismos predadores a gran escala y esto forma de impacto público y mediático, recuerden que él siempre hace mención de cómo los medios de comunicación también van a, no sé cómo decirlo, ampliando estás brechas de desigualdad y también son como no sé cómo decirlo, razones no sé qué van incorporando estos dramas de la violencia y estos se encuentran representados por la religión, el sacrificio público y coloca como ejemplo para la época como, no sé en qué año exactamente lo cita, pero coloca como ejemplo los videos de fundamentalistas islámicos que generan decapitaciones y videos en público y eso tienen que ver con lo que ya mencione que es la vejación del cuerpo a través del cuerpo como ese medio donde se genera también la violencia, entonces él dice que es una herramienta de expresión política  más sistemática aún, porque es más íntima y más personal y producen víctimas y mártires como instrumentos de liberación que tiene que ver con el sacrificio público dependiendo pues a qué religión seas y los cuerpos se vuelven en esos espacios de intento desesperado de reintroducir un elemento religioso, o sea y se vuelve como ese espacio de  muerte y destrucción, pues porque básicamente acaban contigo y con tu subjetividad que ya hemos hablado de eso con Arent y Caravero y bueno ahí queda el primer capítulo, sería pues el tercero, no sé profe’’.

Profesor Fabio Silva: ‘’ ¿Preguntas?’’

Diego Soledad: ‘’Yo tengo una pregunta profe, no sé si las compañeras han tenido la oportunidad de leerse el quinto ensayo de Zizek: La tolerancia como una categoría ideológica, no sé, leyendo a Appaduari, sentí como mucho elementos o como planteaba el problema  de la globalización y el rechazo de las minorías, sentí como que de alguna forma se conectaba con eso con lo que planteaba Zizek ahí, no sé sí también se puede haber una relación entre estas dos, ya que pues el mismo Appaduari plantea que, el problema de la globalización hace que las sociedades o los estados- nación, se configuren de alguna forma para que adopten lo que es la globalización y uno de los efectos que uno cree de las sociedades que no se configuren, teman ser excluidas, teman no estar dentro de la lógica de embrollo y usted al principio planteaba o hablaba un poquito acerca de, bueno, cómo se organizan estas minorías para pertenecer a este estado-nación, sin embargo, a pesar de las concesiones por decirlo así o esos permisos que le da el estado, sigue habiendo exclusión, sigue habiendo mucha discriminación, pero creo que sentimos pocas solamente en la superficialidad de las políticas de estas concesiones que hacen pero no van de lleno como tal, que es básicamente lo que planeta Zizek ahí en La tolerancia como categoría ideológica, armamos una serie de políticas, de iniciativas ‘’tolerantes’’, por ejemplo él planteaba ahí o bueno yo lo veía desde la Miss Universo que es africana y todo el mundo feliz porque la Miss Universo era la primera miss universo negra pero, en África sigue habiendo niños muriéndose de hambre, sigue habiendo un grave problemas sociales, no me acuerdo quien lo decía pero decía que ‘’África sigue siendo el patio trasero de Europa´´.

Profesor Fabio Silva: ‘’Diego ¿cuál es la relación que quiere hacer entre Zizek y Appadurai?

Diego Soledad: ´´Como el plantea el rechazo a las minorías y lo que mencionaba ahorita de aquellas sociedades o estados que no se configuren a las lógicas de la globalización temen ser excluidas o catalogadas como que en contra de la lógica del desarrollo y dentro de eso que plantea o dentro de esa idea de asumir la globalización ya empieza, o digo yo, todo este rechazo a las minorías o bueno aceptamos a las comunidades indígenas, aceptan la constitución, acepten la religión y de alguna u otra forma  como que los vincularía, sí lo vincularía a esa etnia nacional´´.

Profesor Fabio Silva: ‘’ ¿Qué dice Ana Gabriela?’’

Ana Gabriela Lozada: ‘’ Mmm, no sé, no entiendo, Diego me repites la pregunta que haces al final?’’

Profe Fabio Silva: ‘’No, le hago a usted la pregunta’’.

Ana Gabriela Lozada: ‘’ Ah en general, mm bueno de ese capítulo, a mí me pareció bastante importante o me llamo bastante la atención cuando él dice que a partir de los 90´s que es cuando se da el gran auge de lo qué es la globalización, ya esa violencia extrema que se daba, sobre todo a las minorías no se da solo desde regímenes, sino que también se da en diversas formas de estado, entonces es como una evidencia que la globalización también fue como un proceso para expandir lo que fue la violencia, por todos los territorios’’.

Profesor Fabio Silva Vallejo: ‘’Bien, entramos al segundo capítulo: Globalización y violencia, al tercer capítulo, pero al segundo nuestro’’.

Oriana Arrieta: ‘’Bueno, entonces, el tercer capítulo que habla sobre la globalización y la violencia y en este caso él habla de una violencia global, él dice que primero la globalización es como una nueva revolución industrial, que se encuentra como incrustada con las tecnologías de la información y de la comunicación, y bueno, para inmigrantes, personas de color y otros marginados, supuestamente ¿no?, entonces pues, él explica que esto representa una fuente de inquietud relativa en torno a la inclusión, el trabajo y genera más bien una marginación más profunda pues a estos actores que pues ya mencione. Él explica que hay una inquietud para los marginados, puesto que ellos generan como un problema para las élites de estás mayorías, y hay dos preocupaciones 1 es de planeación draconiano, que yo creo eso lo deje ahí como en duda porque no sabía, no entendí muy bien eso y otra era la exclusión que va generando precisamente este proceso que toma auge, como dijo Ana en los 90´s, entonces la globalización presenta desafíos nuevos que no pueden tratarse con la historia y esto me parece interesante porque ahí antes había como hecho una intro que la historia era como un determinante en ciertas aspectos de la nación, pero que en este caso la historia en la globalización no podía tratarse únicamente desde ahí y el presente pues 3 factores que están interconectados que hacen de la globalización un fenómeno difícil de entender, y el primero es que el papal del capital financiera se vuelve como invasor en la economía nacional, el segundo es que la revolución de la información, o sea pues las modalidades de la comunicación y el internet, las modalidades electrónicas son nuevos instrumentos financiaron que tienen la capacidad técnica de encontrar por delante los protocolos de regulación y esto quiere decir, que no todos los estados nación, tienen la capacidad de regular, estas capacidades técnicas que requieren las modalidades electrónicas, entonces la idea de una economía nacional no es convincentemente posible porque de cierta manera se fuerza y es un proceso que no está bien ejecutado y ese proyecto de soberanía nacional se vuelve incierto, y pues la tercera razón son las formas de mercados financieros electrónicos y yo creo que pues esos e ve más ahora y generan una brecha creciente entre ricos y pobres, o sea yo creo que ahora eso se nota mucho mucho más, el tema de mercados financieros electrónicos y también el tema de las nuevas formas de venta por redes y todo eso, eso tambiene exacerba esta brecha de la globalización, profe no se si va  decir algo, es que esas eran las primeras ideas que tenía del tercer capítulo’’.

Profesor Fabio Silva: ‘’Pues draconiano, viene de Drácula, o sea es una ley perversa, sangrienta, en esta digamos que, que este capítulo, igual, como lo ha planteado Oriana, Globalización y violencia y con esos 3 elementos con los que él introduce pues refuerza, lo que planteó al principio del primer capítulo, es decir, como la aldea global que en un principio, la aldea global tiene un término de Mau Hang de pensar que las fronteras se habían terminado y que al terminarse las fronteras, el mundo pasaba a una segunda, a otra dimensión y como ya no había fronteras y ya no había divisiones geográficas, pues desde el conocimiento hasta ciertas materialidades se iban a integrar, lo que hace ver globalización y lo que está arguyendo y argumentando  Appadurai,es cómo, en esa globalización que está atravesada por esa excesiva invención tecnológica en los medios de comunicación y esos medios de comunicación que nos pueden conectar con Marte o con yo no sé quién, con esa potente lupa que tienen pues mostrar todas estas patologías, que nos vemos avocados, y que por ende  a través de esos medios de comunicación y desde esos medios de comunicación las diferencias son más tangibles, ¿cierto? Y que esa diferencias  en la medida en que son más tangibles y más reales, pues son más avasalladoras y esas identidades que él habla, esa conformación de identidades que él habla, comienzan a pelearse entre si y ahí me parece interesante Appaduari porqué como buen antropólogo mantiene la idea, de las dinámicas de la cultura, de las dinámicas de la identidad, y cómo para el surgen y da 3 identidades que están en constantes luchas, las identidades de origen, las identidades de… se me perdieron mis apuntes. Las identidades aspiradas, ¿cierto?, yo espero ser, y (Diego Soledad: y las de resistencia, ¿no?) y las identidades de resistencia, es decir, cómo el sueño americano y él nos busca, nos elimina nuestra identidad y cómo yo aspiro a ser parte de, pero también como en esas guerras de división que generó la caída, la perestroika, la caída del muro de Berlín, pues resurgieron esas identidades de resistencia y generaron todos estos movimientos étnicos que se dan en la Europa central pero que se siguen dando en otras partes del mundo, la globalización es mucho más que una argumentación homogénea de ver el mundo de otra manera, que no no lo habían visto y que Appaduarai es refregarnos y por eso plantea  que las comunicaciones han generado y dejan ver la exacerbación de la violencia, ¿cierto?, que es lo que está pasando, uno desde el televisor puede ver la violencia del sur ¿cierto?, del país puede ver la violencia de Bogotá, puede ver la violencia de Antioquia y puede ver la violencia de la región, y a su vez ver las violencias del mundo en general y el mismo se pregunta que qué es lo que arremeten y por qué arremeten ene  as violencias contra las minorías y esa es una muy bella pregunta que se hace Appaduari, cuál es el miedo a las minorías, ¿cierto? Y por qué… y claro aquí hay un elemento bien interesante de análisis y es que las minorías no vendrían para nosotros solamente las minorías étnicas, ¿cierto?, es decir, no solamente la constitución del 91, dividió al país en mayoría y minoría, y la mayoría fíjese que uno se termina haciendo una especie de galimatías ¿cierto?, porque la mayoría no es mayoría realmente, sino que la mayoría es una suma de minorías que probablemente en esas diferencias de identidades aspiran a y se resisten a, y mantiene su origen pero muchas aspiran a ¿cierto?, y uno podría pensar que buena parte de esta violencia que termina del ciclo paramilitar y que comienza otra de los postparamilitares, sigue siendo una violencia de minorías contra la minorías, recuerden que por ejemplo que buena parte de las masacres el argumento de las masacres es que parece, parece que son campesinos que están asociados con la ANUC, y yo asocio la ANUC con una minoría que es la FARC o que es el ELN, ¿cierto? Y él no deber ser de ahí porque debe estar en la mayoría que es la mayoría conservadora, conservadora en la medida en mantener la tradición de la subyugación de los dueños de la tierra y de la ausencia de autoridad frente a su espacio físico, entonces eso me deja a mí una serie de preguntas para resolver a lo largo… ¿qué opinan?’’.

Ana Gabriela Lozada: ‘’Yo iba a decir que a mí me pareció interesante de que Appadurai creo que es en ese capítulo, a fin de cuentas, nadie nace siendo una mayoría o minoría, sino que esas son unas categorías modernas y que son definidas por procesos modernos como lo son el censo, que al final de cuentas dicen si haces parte de un grupo mayoritario o minoritario, entonces surge una confusión’’.

Profesor Fabio Silva: ‘’Mmju, no nacen, sino que se hacen, dice Appadurai, siga Oriana’’.

Oriana Arrieta: ‘’Sí, eso iba a continuar yo que básicamente este, dice ahí que pues las mayorías y las minorías son categorías sociales relativamente nuevas, porque ellas nacen, esto lo estamos viendo en antropología del desarrollo, pero de ellas nacen y tienen ese sentido desde la modernidad y desde el desarrollo del estado-nación, que pues ya son cosas de postguerra y él dice que las minorías debido a esa ubicación, de una zona como insegura o gris que extiende a los ciudadanos y la humanidad promueve estas nuevas formas de análisis de las obligaciones del estado y dice que pero las minorías no vienen, no nacen pues como decía Ana, ellas se van realizando y son generadas por estas circunstancias específicas de cada nación y de cada nacionalismo, que a medida que pues estos solicitantes desvalidos  por subsidios estatales o por falta de disminución de recursos nacionales, van siendo ese recordatorio del fracaso de los proyectos del estado y esto me parece algo muy importante porque él más abajito dice, que las minorías son esa traición clásica de la nación y que recuerdan constantemente esa, como una vergüenza de una imagen de la pureza nacional y de las justicia pública que se patrocina por el estado, o sea dice que son como esos chicos expiatorios del sentido cláico, que más emm…’’.

Profesor Fabio Silva: ‘’Son portadoras de recuerdos no deseados y fíjense que ahí, por eso ir articulando con el objetivo del seminario y que bien da elementos Appadurai porque buena parte de la violencia nuestra que viene de Antioquia y de las aristocracias blancas puras, no mestizas, sino blancas puras, hablando de pureza, la posible cultura nuestra, y cómo buena parte de las expresiones de estos políticos blancos, asemejan a estos juicios que da Appadurai, son vergüenza para toda imagen de rareza de pureza nacional ¿sí?, es decir, el campesino, el negro, el mestizo, es una traición a esa idea de nación que teníamos, de estado-nación, de país nacional, del que habla Hannah Arent y del que habla también Appadurai y por lo tanto hay que exterminarlos sistemáticamente, ¿cierto?, yo no podría estar creyendo entonces que tiene al final una, que las minorías son metáforas y recordatorios de la traición  del proyecto nacional clásico, por supuesto que sí, porque la construcción de la nación colombiano, que es una construcción desde los andes, desde le interior, blanco no mestizo sino blanco, pues el resto somos periferia y el resto traicionamos de una u otra manera esa idea que tuvieron nuestras aristocracias del estado-nación que debía darse, y uno podría pensar que esta sistematicidad, en las muertes de nuestros líderes, esta sistematicidad en la muerte de los campesinos asociados directa o indirectamente al comunismo al cual, las aristocracias latinoamericanas, le tiene pavor, porque eliminan apartemente en una idea falsa, la propiedad privada, pero también porque está asociado de una u otra manera, también de manera falsa y vulgar al ateísmo, entonces,, uno podría ir dando elementos que van construyendo esa teoría, para terminar ahí Oriana, esto también explica y dice Appadurai y que bien que cala perfectamente, esto también explica por qué a menudo las fuerzas militares del estado están implicados en los etnocidios intraestatales, pues por supuesto no hay masacre, no hay desplazamiento ene se periodo el paramilitarismo en donde el estado, los aparatos represivos como la policía, el ejército no estuviera presente, es decir, en esa medida, hay una articulación directa en la construcción o en la búsqueda utópica para mí, de ese estado, de esa nación étnica que plantea Appadurai, ¿sí?’, bueno entremos, algunas reflexiones, bueno hay frase ahí hermosa, mucha de esas son bellas, bueno que esta la toma de una antropóloga, las taxonomías morales y sociales aborrecen los elementos que desdibujan sus divisiones y fíjese que es un poco lo que ha estado diciendo Oriana en su lectura de Appadurai, cierto, puse esta frase al final porqué es esa carga que tiene la aristocracia blanca colombiana, frente al recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue, ¿cierto? Y sigue siendo vigente, desde otra lectura que está planteando Appadurai., ¿sí?’’.

Diego Soledad: ‘’Profe yo tengo una pregunta, en relación a unas de la frase que tiene Appadurai, él dice básicamente que las dictaduras o los dictadores han aprendido el discurso de los derechos humanos y bueno en relación a la globalización y el capitalismo es posible que esta dos, ¿qué la globalización y los capitalismos sean más humanos?, pues frente a lo que plantea Appadurai y todas las críticas que hace, ¿al menos en esa parte de Latinoamérica?’’.

Profesor Fabio Silva: ‘’ No sé sí es Zizek o Mau Hang, que están escribiendo ahora sobre el comunismo liberal, como una etapa superior del capitalismo y que lo está proponiendo Bill Gates cuando, o sea cómo los grandes dueños del mundo están hablando de la igualdad ¿cierto?, y de repartir ni siquiera partes de su fortuna, sino las partes de la fortuna y entonces se habla del liberalismo comunista, producido de estos tipos dueños de toda la plata del mundo y yo creo que es imposible humanizar el capitalismo, digamos que hay, el problema, que sería bueno preguntarles a estos autores o nosotros mismos es, bueno hasta donde va, y en la exposición de Roberto un poco interpretando a Fanon, bueno ¿las revoluciones hasta dónde van? O ¿hasta dónde va el capitalismo?, ¿puede haber un capitalismo humanizado?, pues es complicado, cada vez más complicado, en sociedades como la nuestra, donde los capitalismos son sintéticos, porque son capitalismos ambiguos, son polimorfos, a diferencia de otros capitalismos sobre todo el de Europa occidental em donde han tenido esa dinámica generada por la historia misma de procesos superados, pero nosotros, Latinoamérica y África, pues que nos irrumpieron de esta manera, y si usted le pone atención a todos estos teóricos, la pregunta es, la pregunta que uno se hace es ¿bueno y, qué hacemos, cuál es la solución?, uno mira y bueno ¿salimos a la calle?, y pues claro estamos en una dualidad tremenda el hecho de que hayan sacado al ejército en el Cauca, en esta población los hayan echado es un derrumbamiento total estado, ¿cierto? y lo hemos leído, la violencia y el imperio de la violencia, obedece es al estado, es decir, no hay posibilidad de un estado sin violencia, y por eso se habla de imperio de la violencia ¿cierto?, ¿quién tiene a su cargo el imperio de la violencia?, el estado, los aparatos represivos del estado, que son para eso, en cualquier sociedad, llámesele monarquía, y claro en una sociedad como la nuestra donde en una parte y fíjese que uno podría ahí ya hacer una alusión al antropólogo francés con que iniciamos ¿cierto?, en sociedades sin estado, el Cauca, obliga en este Ricaurte, creo que sé llamó la población, que fue donde sacaron la población, al ejército, pero ejército independientemente que haya sujetos malévolos o en la policía, es la representación del orden del estado, ¿cierto?, no hay otra alternativa, no tenemos así no nos guste, ni los policías ni los militares, pero en una sociedad, en una población donde sacan a la policía y sacan al ejército, pues quiere decir que el estado no hay, sino hay un paraestado, ¿quién los saco?, el campesino por sí ismo no lo saco, entonces se pregunta uno, bueno ¿qué hacemos?, uno podría victoriar o hacer halagos de la capacidad que tuvo esta gente para sacar el ejército, pero ¿si fue en post de la dinámica social del campesino de Ricaurte o fue en post de la dinámica del narcotráfico o de los paraestados que lo hicieron?, uno dice ¿bueno y?, entonces salimos a marchar, entonces en la marcha se nos atraviesan otros paarestados, entonces pasa lo que pasó en Bogotá, entonces uno se pregunta ¿cuál es el argumento? , ¿qué hay que hacer?, Lenin tiene ese hermoso libro Qué hacer, pero Lenin tenía claro que estaba fortaleciendo una revolución que había tenido éxito hasta que ellos mismos no supieron que hacer con el problema de la novedad, entonces ¿qué hacer?, sí, es la pregunta que uno se haría y yo me hago qué hacer, después del capitalismo ¿qué hay?, es una pregunta para hacernos, ¿cierto?, en otras donde es el único triunfante sistemático en la historia de la humanidad, porque no han, digamos que China sin capitalismo no funcionario, la Rusia funcionó, hasta que el capitalismo lo destrozo, Cuba está llamado a reinvertarse, así no va a poder seguir siempre, entonces ¿quiénes quedan?, algunas otras sociedades, que se llaman Corea del Norte, pero que  realmente no son comunistas, son dictaduras de otras envergaduras, ¿cierto?, Vietnam, todas estas países que optaron por estos sistemas, pero que realmente no tienen futuro, no es que el futuro también está en el capitalismo, pero la pregunta que me hago es y ¿pa´donde vamos?, ¿cuál es la solución?. ¿Y todos estos teóricos a donde nos llevan?, uno puede decir, claro, entendí a Appadurai, pero ¿y qué?, en ¿dónde lo aplico?, o sea he argumentado, puedo decir y he argumentado, que la violencia tiene que ver con la búsqueda de la nación étnica en que la enfermedad de Uribe nos esta llevando, ¿cierto?, porque el Uribismo hay que llevarlo a esas proporciones, ¿cierto?, él que no sea como Uribe y no piense como Uribe, es de la minoría, y las minorías hay que volverlas mayoría, pero para que se vuelva mayoría debemos eliminarle la diferencia, ¿cierto?, entonces hoy vemos una dualidad tremenda frente a eso, y la verdad que no sabría y leo algunas cosas de pensadores contemporáneos, este coreano que tenemos por ahí una lectura de él que ahora se volvió moderno, una vedette, que habla del fin de los mitos y de la necesidad de volver a ciertos proceso, pero bueno eso esta bonito, pero para nosotros latino, ¿cuál es el futuro? ¿Y ahí quedo patinando?, ustedes ¿qué dicen que están bien jóvenes…?’’.

Ana Gabriela Lozada: ‘’Yo esa pregunta de Diego, de qué si puede haber un tipo de capitalismo como que menos afectivo y más positivo me trajo a la mente una parte de una lectura que tuve ayer con el profe Roberto, la pregunta es intervenciones y tipos estructurales de Gibson y Grahan,, y Grahan hace una deconstrucción de la construcción binaria que hay del capitalismo y no capitalismo, entonces esas dos construcciones binarias, lo que hacen es que, se crea un discurso económico que hace que el capitalismo como sea una forma económica necesaria, entonces las prácticas económicas no capitalistas como lo son las labores del hogar, los emprendimientos económicos alternativos se han catalogado entonces débiles, que no pueden soportar mucho   y no pueden hacer cambios reales en la economía y cuando se presentan esos tipos de no capitalismos delante de la globalización pierden todo su poder o son absorbidos, entonces Grahan lo que hace es la deconstrucción de esas categorías  y intenta debilitar el capitolocentrismo del discurso económico, tanto popular y económico, entonces, él nota como las economías capitalistas y las no capitalistas que son como las alternativas, crean al menos como la mitad  de las provisiones en todo el mundo, entonces ella lo que hace es posicionar al no capitalismo no como la forma negativa del capitalismo, como todo lo opuesto, sino como algo positivo y algo alternativo, así que una forma de esto es buena como ya mencione ahorita, que por ejemplo las tareas del hogar no son como catalogadas dentro del capitalismo como tal porque se cree, es algo que el papel que tiene la mujer en el discurso machista y misógino que tenemos, entonces ella, cita un trabajo que se hizo en Indonesia o en Filipinas no recuerdo, que es que las mujeres que trabajaban como amas de casa no se les tenía como muchos laborales ni nada, entonces lo que hace es que se destruye ese discurso que se tenía de que las mujeres eran parte de la familias a donde trabajan, entonces las mujeres no se representan más como un familiar en esa casa, sino que se presentan como trabajadoras y eso las hace que se cambie todo ese paradigma que se tenía y se les adentra en un capitalismo no capitalismo, como el capitalismo que conocemos sino que un capitalismo alternativo y se empiezan a dar derechos laborales y todo eso. Entonces yo creo que no puede haber como un capitalismo bueno, sino que lo que hay que generar son alternativas al capitalismo, y al no capitalismo, como tal’’.

Profesor Fabio Silva Vallejo: ‘’ Pero fíjese que esto nos lleva a una reflexión capitalismo, una norteamericana hablaba por ejemplo de la pesca como un trabajo no economía, ella hablaba ya no de capital o capitalismo sino no economía porque no producía plusvalía, la pesca artesanal, la pesca de subsistencia, no produce plusvalía porque lo que reproduce es reciprocidad, yo le doy pescado y usted me da otra cosa, ¿cierto?, pero la pregunta es, bueno será que deconstruyo una categoría , se deconstruye una realidad, se inventó el término de género, se inventó el término de femeneidad, de femenino se inventó, pero en qué, lo mismo que el slogan, ni una más, cuando matan a una mujer y vuelven y matan otra y ni una más, pero la siguen matando, entonces la pregunta que uno se hace es ¿hasta dónde el discurso aguanta?, porque claro, deconstruir y darle una condición salarial al empleo doméstico pues magnifico, pero no deja ser una condición de subalternidad, no deja de ser una condición producto del capitalismo desmesurado, así se le de una remuneración, y claro cambiaran algunas condiciones pero , qué fue lo que pasó en Brasil, digamos en Brasil lo que hizo Lula fue crear la clase media, no existía en Brasil la clase media, entonces abre las universidades los doctorados, los posgrados, las maestrías, abre todo un sistema económico de Brasil y lo articula y entonces produce una clase media, antes la gente solo pensaba en Zamba y medio comer y ya la clase media comienza a buscar un mejor techo, comienza a buscar una mujer educación, comienza a buscar unas mejores condiciones de vida, es decir, en términos de vida tiende a conciencia de clase, aunque la clase media dice Marx es una clase desclasada porque no sabe si es de arriba o si es de abajo, pero la clase media brasileña pues adquiere una connotación ¿por qué fracasa o por qué esta en crisis?, pues porque la clase media ya no quería ser, lo que era antes, entonces claro sí usted ya tiene unas condiciones socioeconómicas, ya sabe que estudió, ya sabe que estudió, ya sabe. Pues usted va a exigir igual, y si es estado-nación y el gobierno de turno que fue lo que le paso a Dilma Rousseff, no da las condiciones, pues le pasa lo que le pasó, el desplome y entonces necesitan de una idea como la de Bolsonaro, como una especie de mesías que si que les va a mantener su condición de clase cuando económicamente es imposible, entonces uno se pregunta y de ahí ¿qué va a pasar?, lo resuelvo en el discurso, digámoslo que en este caso el discurso académico, lo resuelve, más que lo resuelve lo traslada o lo pospone más bien, pero en la realidad no, ¿el postconflicto qué es?, es una postergación de la explicación de conflicto, porque ya no me explica el conflicto, ahora me paso al postconflicto y me da un margen de guante para explicarlo, pero ya no estoy explicando el conflicto sino el postconflicto, igual pasa con todas las categorías, igual pasa con todos estos personajes y por eso la necesidad como de articularlos a realidades concretas, y diga la categoría no se quedó en la mera categoría, ese es un poco la idea y mi inquietud, mí, ontológicamente es mi inquietud y ¿pa´ dónde vas?, no sé si les pasa, ustedes están muy jóvenes y les falta mucho por recorrer y me pregunto que se estarán preguntando jóvenes como ustedes?’’.

FINALIZACIÓN DEL SEMINARIO

Dicho lo anterior, la estudiante Oriana Arrieta responde al interrogante atendiendo como nuestro sistema económico y político actual nos hace pensar eso de laguna u otra manera, trayendo a colación como esta generación no sólo halla estas preocupaciones sino también mira hacia actores como el medio ambiente y sus formas de preservación, y sugiere que la edad no define este cuestionamiento, sino que es una reflexión constante en términos económicos y ambientales, de manera inconsciente o consciente en relación en cómo planteamos y visualizamos soluciones a futuro, a esto el profesor Fabio Silva interviene y sigue dicha noción respecto a las irrupciones capitalistas, de la cual también se desprende los ideales que estás afectaciones dependen solo de nuestra agencia, por los discursos desarrollistas que han vinculado a otros actores y actantes en este discurso, los cuales desde su punto de vista pueden ser discurso malintencionados cuando no hay explicaciones concisas de estas implicaciones modernas, es decir, no hay soluciones sobre ningún discurso en específico, colocando como ejemplo Haití, respecto a su situación académica haitiana, como de avance intelectual pero que desde lo social carece de un avance positivo respecto a esas teorías y teóricos que la han producido, y que ene realidad, no sirven para lo cotidiano estas intervenciones académicas, recordando como esto  al final sólo beneficia los egos en la academia.

Llevando a plantear, ¿cuál es el futuro en general?, ¿a dónde va a mutar el capitalismo?, colocando ejemplos del comunismo liberal de Zizek, para recordar que al final sigue modelado por el capital. En este sentido, El profesor Fabio nos recuerda que el cambio no se da en los profesionales, que el plantea como un dilema en relación con los lugares de enunciación de las denuncias públicas de dichas problemáticas sociales. Recordando cómo esto también nos evoca porqué la violencia llega a ser ese medio instrumental de exigencia, de salir a la calle a exigir transformaciones desde estos distintos modelos socioeconómicos, incluso en la utopía académica, esto, además, nos permite a entender porqué no existen tipos de violencia romantizadas y como estos procesos llegan a ser hasta la muerte, es decir, la violencia es inevitable cuando la praxis lo exige en medio de las problemáticas que se sienten no atendidas. Lo que nos deja la gran pregunta académica de ¿qué hacemos?

 

Concluyendo que nuestra misión es dar elementos para entender la violencia en Colombia y contribuir a soluciones aplicables a las comunidades.

 

 

 

 


PROTOCOLO NOVENA SESIÓN – MARTES 06 DE OCTUBRE DE 2020

 

La Violencia en Colombia, sus orígenes y posibles determinantes estructurales que la hacen una constante histórica y social en el desarrollo del país.

 

Protocolante:Ana Gabriela Lozada

 

 

Metodología

La novena sesión del seminario, inició con la intervención del director Fabio Silva, en donde realizó un breve recuento de los periodos de violencia en Colombia. Posteriormente, los participantes del seminario, Oriana Arrieta, Ana Lozada y Diego Soledad, realizaron el papel de relatores, inicialmente cada uno  con un capítulo del libro sobre violencia de Fals Borda y luego, con un artículo o ensayo que cada uno eligió sobre la violencia en Colombia.  

 

Intervención inicial de director del seminario

Recuento histórico de la violencia en colombia, en el cual divide la violencia de colombia con los siguientes periodos de tiempo:

 

Conquista. 1492- 1550

Un proceso violento, donde la violencia fue la estrategia para la dominación y el sometimiento.  (Evangelización, adoctrinamiento, muerte, sanción, eliminación sistemática)

 

Colonia 1650-1810

Las violencias siguen vigentes, la esclavización, la dominación, subordinación, etc. Por parte de los españoles y criollos hegemónicos.

 

-Desarrollo  desigualdad en el territorio.

 

Independencia 1810- ?

La independencia generó procesos de cohesión en la construcción de una posible nación y la conformación de territorios.

 

No obstante, surgieron las guerras civiles que tuvieron un fuerte impacto en las dinámicas sociales.

 

Guerra entre centralistas y federalistas, 1812-1815

La guerra civil entre Centralistas y federalistas fue una sucesión de enfrentamientos armados, entre los Independentistas de la nueva Granada

 

Las guerras por el poder regional, generan patriarcas que determinan las formas de gobierno subregionales, y esa lucha de poderes conlleva a unos enfrentamientos fuertes que obligan a la base popular(campesina en ese caso) a unirse en las dinámicas de las economías morales.

 

1600 muertos

 

Guerra de los supremos, 1839-1841

Con esta guerra se definieron claramente los bandos que estarían en conflicto por el gobierno del país durante el siglo, liberales federalistas y los conservadores centralistas

 

“En donde hay estado, hay poder y donde no hay estado, hay violencia como integradora del orden.” Fabio Silva.

 

4.000 muertos

 

Guerra civil de 1851

En este conflicto se enfrentaron los partidos conservador y liberal, durante el periodo de presidencia de José Hilario López (liberal)

 

Se dio la abolición de la esclavitud, sin embargo en la otra parte del país sobre todo el sur y los territorios más alejados del centro, estaban en oposición a este proceso, porque la esclavitud era una de las formas dinamizadoras de las económicas locales y familiares.

 

1.000 muertos

 

Guerra civil de 1854

El proyecto liberal, proclamó la supresión de resguardos, ejidos y barreras proteccionistas para dar paso al libre cambio. Estos cambios causaron tal impacto que dividieron a los liberales en “gólgotas” que defendían el libre cambio y en “draconianos”, principalmente artesanos, que defendían medidas proteccionistas.

 

José Maria Melo - José Maria Obando

 

Ejido: tierra comunitaria del estado y los campesinos trabajan por cosechas, tiempos, toman la cosecha y luego le dan la tierra a otro campesino.

 

Guerra civil de 1860-1862

La guerra magna, entre mariano Ospina Rodríguez, conservador y rojas Cipriano de mosqueta, liberal

 

Además es una guerra religiosa, Cipriano buscaba eliminar las relaciones con la iglesia y  eliminar la obligatoriedad de la educación católica, eliminar privilegios de la iglesia, por ejemplo, el no pago de impuestos.

 

Más de 6.000 muertos

 

Guerra civil de 1876 a 1877

Guerra político-religiosa, durante el periodo de Aquileo parra, liberal

 

Más de 9.000 muertos.

 

Guerra civil colombiana de 1884-1885

Tuvo lugar en los Estados Unidos de Colombia, (actuales naciones de Colombia y Panamá) fue producto de la manifestación de los intereses del partido liberal, el cual no estaba de acuerdo con la política centralista de la regeneración del presidente Rafael Núñez, un liberal moderado que era apoyado por el partido conservador.

 

Más de 1.000 muertos

 

Guerra civil de los 1000 días, 1899-1902

Una de las guerras más grandes de la historia de latinoamérica. Miles de personas murieron en combate, quedaron heridos, lisiados o discapacitados.

 

-Hubo destrucción de la riqueza y generó odio entre las familias y grupos sociales

 

-La separación de Panamá

 

-Empobrecimiento del país y estancamiento del progreso social y económico

 

-Formación de una actitud política intolerante fomentada por los dos principales partidos políticos, liberales y conservadores. Que derivó en el siglo XX en otras guerras bipartidistas

 

Más de 100,000 muertos

 

Violencia 1930- 1958

Violencia bipartidista, violencia campesina, generada en el campo pero producida desde la ciudad. Una violencia que sigue sin ser explicada y que aún sigue sin tener claras explicaciones

 

Más de 170.000 muertos

 

Conflicto armado interno de colombia  1960- actual.

Este conflicto es la continuidad de las estructuras de la violencia que se venían dando desde el siglo xlx

 

A Partir del anterior análisis, se puede decir que la violencia en colombia no se da como consecuencia de un partido político específico, sino que ha estado presente tanto en períodos  presidenciales de conservadores y liberales.

 

Por otra parte, se puede decir que, ante la ausencia de un estado autónomo, dinámico e independiente y  los poderes regionales, se generaron dinámicas de conflicto que se evidenciaron en estas guerras civiles violentas.

 

 

Relatora Ana- LAS MANIFESTACIONES CULTURALES DE LOS GRUPOS EN CONFLICTO. Texto, La violencia en Colombia, Fals Borda

 

Análisis de las manifestaciones culturales que se dan entre los grupos en conflicto en Colombia y que generalmente son ignorados en las investigaciones sobre la violencia.

 

Financiación.

 El grupo armado debe atender aspectos económicos, para responder a su propia subsistencia y la de la retaguardia. Una de estas formas es el cultivo y la ganaderia por una necesidad basica de supervivencia, muchas veces mediante una contribución forzosa de los campesinos.

 

Un caso en especial que no se registró en ninguna otra zona de Colombia en el país y fue el caso del mercado de mujeres en el chocó el cual se utilizaba como pretexto de finanzas. En la casa de tres traficantes vivían las mujeres que posteriormente serían vendidas y convertidas en esclavas

 

Dotación bélica y vestido.

Los grupos armados durante el primer periodo de violencia no estuvieron dotados y equipados con armas modernas, al principio de la lucha contaban con artefactos elementales: escopetas de fisto, pistoletas y bombas de fabricación casera.

 

Algo interesante es que los grupos campesinos se fueron armando de Los armamentos que les quitaban a las tropas o que conseguían por medio de los cuerpos armados. Muchas veces se reunían y atacaban patrullas del ejército con el fin de robarle sus armamentos especialmente los más pesados como los fusiles y las ametralladoras.

 

 

El guerrillero generalmente sólo lleva consigo la mochila de fique con munición, algunos alimentos y la carabina liviana en la cintura el revólver o el machete. Los jefes, cartucheras obtenidas de la enemigo.

 

Van Descalzos y algunas veces con zapatos livianos o tenis, usan camisa pantalón de dril o de caqui y un sombrero Alon de paja, a veces se visten con uniformes robados del ejército o de la policía.

 

Otros grupos informales como el de los pájaros, no adoptaron ningún uniforme distintivo, sin embargo en algunos lugares donde llegaron dejaron una marca especial y fue el uso de ciertas prendas como el famoso Carriel antioqueño, la ruana de hilo y la falda de la camisa afuera.

 

Insignias y símbolos.

Algunos grupos en conflicto tenían la tendencia al uso de insignias y símbolos que sirvieron para su identificación y como medio para mantener una cohesión y moral de los miembros. Los grupos usaban insignias especiales para distinguir su ubicación ideológica, por ejemplo los “limpios” o los liberales del sur del Tolima llevaban en el hombro derecho la cruz latina sobre un corazón y la palabra “Dios y madre”

 

Muchos comunistas llevaban un tatuaje en el brazo izquierdo con la voz y el martillo y el nombre del capitán, entre la guerrillas pudieron verse banderas rojas con la voz y el martillo o negras con una cruz blanca o la Nacional con una enorme franja transversal de luto.

 

Además fueron muy usuales Gritos colectivos como:  “por la libertad siempre adelante, por Colombia vencer o morir”

 

Propaganda y comunicación.

Para difundir sus ideas, los guerrilleros utilizan El mimeógrafo, en algunos lugares el parlante y otras veces copias multiplicadas y máquinas de escribir. Se dice también que muchos grupos ayudaron de bocina para insultar desde los cerros. Se revela también, que en los grupos comunistas hubo una mayor difusión de la información, una mayor cantidad de hojas, y más técnicas de una propaganda.

 

Otro método típico de difusión fue el empapelamiento, que consistía en eslogan escritos en los árboles, piedras, puentes, rocas, postes de alambrados, utilizaban cualquier  lugar visible dentro de áreas a veces muy bastas.

 

“Abajo la dictadura” “ abajo las botas” “unidos unidos” “lucha por ser libres” “pájaros bandidos” “ tus meros asesinos”

 

El lenguaje de la violencia.

Los grupos armados en conflicto también crearon un lenguaje nuevo, que les permitió entenderse entre sí algunos ejemplos aquí.

 

Alpiste- dinero, munición

mocha- la cabeza

pasar al papayo- matar

hacerle el mandado- asaltarlo, eliminarlo

rastrojear- no dejar a ningún enemigo en el lugar

tostar a alguien- eliminarlo.

 

Apodos.

Los campesinos llaman por igual a policías y soldados, con peyorativos como, Sonsos, chulos, Tombos y medio paso. Por regla general eso fue ayer a tíos van acompañados con adjetivos insultantes. A su vez otro grupo identifica a los rebeldes como, bandidos nueveabrileños, cahiporros , chupa sangre, vampiros.

 

Y dentro de los mismos grupos, desde el comienzo de la violencia apareció la costumbre de llamarse por remoquetes de distintos significados. Esto por la necesidad de mantener el anonimato durante los actos bélicos o violentos, sin permitir que se mencionacen los nombres de los participantes, para evitar sentirse comprometidos ante la justicia, y evitar poner en riesgo a sus familiares.

 

Canción y la copla.

La música cómo elemento cultural tuvo expresiones muy particulares durante la violencia. Se conservaron las canciones tradicionales y se transformaron otras que quedaron incrustadas dentro de la memoria el marco bélico de la tragedia. Con la música de conocidos Bambuco, Guadiana, grupos, y corridos mexicanos acompañó compras violentas, deformes e insultantes, que traducía el odio de cada una de esas personas. Transformado en las canciones con rasgos eróticos, con acento bélico como motivación de lucha.

 

 

Las enfermedades

No hay mucha información sobre esto se sabe sin embargo que hubo una alta mortalidad entre los niños, y que en todo lo que era referente a enfermedades tomaban solamente las carteras y los curanderos de vereda, con su tradicional panacea de hierbas, tomas y menjurjes. La penicilina fue la droga más utilizada por todos estos grupos. Se sabe que hubo un grupo enfermado por tuberculosis y los jefes se  decidieron por eliminarlos completamente sin ninguna contemplación

 

Diego Soledad. Sexto capítulo. SEMBLANZA EN LOS JEFES GUERRILLEROS. La violencia en colombia, Fals Borda

 

En este capítulo, se presentan algunos jefes guerrilleros de la época, algunos de ellos Leopoldo García, Teófilo rojas ambos Tolimenses, Teodoro tacuma, Rafael Rangel y Juan de Jesús franco. Jefes guerrilleros y campesinos.

 

Se discute acerca de la patologización de la violencia, en uno de estos jefes a partir de dos hechos violentos, los cuales desencadenan en él un sentimiento en contra de los conservadores y juró la venganza. Se habla sobre el punto de quiebre entre las percepciones de cada jefe.

 

Durante ese análisis, se evidencia que estos jefes empezaron la guerrilla por una ausencia del estado, campesinos que tuvieron que trabajar con las uñas y luego llegaron partidarios a actuar en contra de las necesidades de los campesinos. Luego, algunos de ellos se integraron a la vida civil con la ilusión de un proceso de paz y sufrieron atentados.

 

Otra particularidad era que a pesar de que la mayoría de estos jefes eran analfabetos, se desempeñaron muy bien durante su papel de jefes y  ayudaron muy bien en su comunidad.

 

Oriana Arrieta. Capítulo 10,

QUIEBRE DE LAS INSTITUCIONES FUNDAMENTALES. La violencia en Colombia, Fals Borda

 

En este capítulo, hablan de la transformación a partir de los hechos de violencia, Desde 1947, hay unas características muy indicativas en las instituciones de Colombia, los autores lo denominan, un quiebre a las instituciones políticas, las familiares, las escolares, las religiosas, las recreativas y las policívas. En el último caso, las instituciones políticas durante estos periodos de violencia, empiezan a tener fallas morales de corrupción y desvirtuación.

 

Por otra parte, explican que hay una crisis municipal en el congreso en Senado y la cámara de representantes, en los agentes del ejército, y sobre todo en los entes de la policía por lo cual se comienza a generar toda una dispersión de estas guerras bipartidistas.

 

Dice que la violencia más típica de nuestras luchas políticas, citando al presidente Lleras, “La violencia más típica de nuestras luchas políticas es la que hace víctimas humildes en las aldeas y en los campos”. Y explica que el conflicto se vuelve como la plaza del pueblo, y que también se traspasa a las zonas rurales. De ese modo, desarrolla miseria en los grupos tanto de la periferia como del centro.

 

Explica que en la institución policiva, se ven como a partir de esos procesos de policía política, es decir la policía o ente policial se comienza fragmentar, a favor del partido político regente, en pocas palabras, la institución policiva debe taparle o hacerle favores al partido que se encuentre en mando, para así poder conservar su trabajo. (Así como  los periodistas)

 

Por último, las percepciones morales terminan siendo  muy transversales, a lo que se justifica, a lo que se condiciona, quien se le permite, si al padre o  al sacerdote, y esto tiene que ver con las posiciones de estos entes dentro de la sociedad colombiana.

 

Director del seminario. El libro de Fals Borda, manifiesta todos los discursos, tanto liberales como conservadores, la iglesia, la policía, etc. El libro es clave porque es el primer estudio que surge de la violencia desde la sociología. Es vital porque nos da el  punto de partida del análisis de las cotidianidades de la violencia. Ya que no se dedican a escribir históricamente la violencia sino que la explican desde las cotidianidades, vestimenta, música, etc.

 

 

Diego- En busca de las causas del conflicto armado colombiano y las violencias analizando los comienzos de una violencia científico social Paul A. Chambers

 

En este texto, el autor hace un análisis del tomo de Fals Borda y de un informe publicado por la comisión de violentólogos, Colombia, violencia y democracia (1995).

 

El autor Empieza a discutir sobre la noción de la causa objetiva y estructural de la guerra y la violencia, empezar a pensarse sobre ese concepto como ha sido utilizado para dar cuenta de su proceso en Colombia

 

Luego parte con la violencia en colombia y distingue la época del 1948 a 1958, por un lado resalta el aporte del libro de Fals Borda y crítica algunos aspectos, como el enfoque teórico  un poco funcionalista  que interpreta el conflicto violento más como un asunto o una acumulación de distinciones en el sistema social.

 

El autor dice que ese trabajo a pesar de que da una mirada completa y detallada, a veces da una mirada contradictoria de la violencia, porque los autores ven la violencia como un fenómeno multicausal,   que puede originar unas imprevistas manifestaciones de violencia

 

Por otra parte, Identifica dos Etapas del fenómeno de la violencia, en un primer momento El asesinato de Gaitán, y en el segundo, los hechos que se desencadenaron a partir de ese asesinato.

 

Más adelante, critica que los autores se enfocaron en la segunda etapa y embozan una hipótesis que se relaciona con los factores estructurales que generaron la violencia, este enfoque tiene la tendencia de relegar a segundo plano la cuestión de la agencia de los actores sociales y crítica eso porque en el libro de fals borda, a veces esos campesinos que se alzan en armas se ven como una consecuencia de las violencias, y para él no se debe dejar la mirada a las consecuencias, sino que se tiene que tener en cuenta que  las agencias tienen la capacidad de tomar decisiones. Y al buscar las causas de la violencia se debe hacer desde una vista multifocal en donde se miren los diferentes enfoques que puedan dar cuenta.

 

Por otra parte, Fabio de la Rocha habla en su ensayo sobre medios de comunicación y movimientos sociales, incomprensiones y desencuentros, menciona cómo los campesinos demandan que no se estaban cumpliendo algunos acuerdos que el Gobierno había establecido y cómo a partir de los medios de comunicación se deslegitimaban los movimientos sociales que luchaban en pro del campesinado.

 

Volviendo a Chambers, este hace una crítica al texto Colombia, violencia y democracia. Porque este informe dice que la violencia se da por la debilidad del estado y relacionado con la incapacidad de las sociedades para vivir pacíficamente, entonces él critica esto, porque con eso se asume que la naturaleza colombiana es ser violento y aunque haya una historia de violencia eso no es argumento suficiente para naturalízarla o hacerla parte del imaginario colectivo .

 

Por último, chambers concluye con que en ambos informes a pesar que existen unas incoherencias en las explicaciones, ambos son muy importantes porque demuestran la utilidad y adaptabilidad del concepto y las causas de la violencia, pero también sugiere que puede seguir siendo un concepto analítico y Valioso para comprender los conflictos y las violencias actuales.

 

Ana. Colombia, violencia y democracia.

 

La tesis del informe se basa en que la violencia tiene múltiples expresiones, que no excluyen pero que si sobrepasan la dimensión política, tiene sus raíces  en el mismo país y los pobres no son los únicos en ejercer violencia mediante los actos de rebeldía sino que también se ejerce una violencia sistemática en contra de ellos.

 

Se entiende por violencia “cualquier acto de un Individuo o grupo que atente contra la vida, o la integridad física o moral de un individuo”

 

El informe menciona, que las personas mueren más a raíz de la violencia de las calles, ciudadano-ciudadano y esas violencias están originadas por otras violencias estructurales y sistemáticas, las cuales generan desigualdades sociales y personas que viven en pobreza absoluta.

 

Modalidades de violencia.

-Violencia del crimen organizado

-Violencia entre las guerrillas

-Violencia del estado contra los movimientos sociales de protesta

-Violencia contra las minorías étnicas

 

 

Violencia urbana.

 

En el caso específico de la violencia por sicarios, esta violencia se da muchas veces por la ausencia del Estado en los territorios, lo cual hace que los ciudadanos vean imposible la manera de resolver los conflictos por vías pacíficas y opten por este tipo de violencia. Otro aspecto que fortalece este nuevo tipo de violencia, son los términos económicos, ya que muchas veces el pago que recibe un sicario, equivale a varios años de trabajo.

 

Dinámicas de la violencia.

 

Algunas de ellas son:

 

Violencia socioeconómica.

Violencia sociocultural.

Violencia familiar

Violencia en la lucha de los territorios

 

Oriana- Conflicto armado en Colombia: análisis de las causas  económicas, sociales e institucionales de la oposición violenta- Lilian Yaffe

 

El artículo tiene como fin, realizar una revisión bibliográfica sobre las causas del conflicto armado y  entender porque ha ocurrido una reducción desigual en los niveles del conflicto violento a través de las regiones del  país durante el periodo 2003-2010

 

Concluye que las razones del origen, la causalidad y perpetuación de la violencia en Colombia es múltiple es decir no podemos llegar a una conclusión única ni a un aspecto ni un factor único en los diversos ámbitos que convergen en la violencia en Colombia. 

 

Por otra parte, explica que las guerrillas surgen en la década de los 60 siendo las más importantes fuerzas armadas revolucionarias, las FARC, el M19, el ejército popular EPL y el narcotráfico, el cual  inició con el cultivo y tráfico de la marihuana en la década de los 70 seguido por la cocaína en los 80

 

Aunque la autora presenta una Revisión literaria, nos permite decir que esto sirve como un instrumento a futuro para conocer las causas de la posición de la violencia en Colombia determinar cuáles fueron esos cambios específicos de tiempo. Se hace una revisión general que se centra en el papel que desempeñan las variables económicas del conflicto interno, la variables políticas, las variables sociales y las variables socioculturales

 

Además la autora parte de dos teorías relevantes en la literatura de la violencia, una de ellas está centrada en el sentimiento, la desigualdad y la injusticia. Y la otra, está basada en la codicia.  La teorías centrada en el resentimiento es una de las más importantes porque trae la noción de privación relativa, la cual define la discrepancia en lo que pasa entre las personas que piensan que merecen y lo que realmente alcanzan.

 

La segunda perspectiva, desde la teoría de la codicia, realza el papel de los incentivos financieros para fomentar la rebelión sin embargo, en Colombia aplican ambas teorías desde diferentes factores. Esta última teoría tiene que ver con las sociedades que son económicamente pobres y pueden financiar esas fuerzas armadas a bajo costo, en consecuencia esto, actores sociales desafían la autoridad estatal con el fin de apropiarse de los recursos saqueables.

 

Por otra parte, la autora plantea que existe una relación en la ausencia del estado y la violencia, porque el estado pasa a ser trasversal a esta problema de la violencia, sin embargo, la autora llega a la conclusión que el estado es tanto consecuencia, como causa, es decir,  tiene consecuencias pero también genera. La ausencia del estado es un factor dominante que dispara la revolución, guerras étnicas y regímenes democráticos.

 

3 factores fundamentales para la irrupción de las guerras: antagonismo étnico, presencia de recursos naturales y la ausencia o debilidad estatal.

 

En relación con la teoría de la codicia, en el caso colombiano, la codicia por recursos saqueables para el conflicto armado, ha demostrado que las áreas ricas en recursos portables se han convertido en puntos focales de confrontación.

 

Esto es evidente en zonas como la frontera con Colombia, la guajira y el norte de Santander en Cúcuta porque estas zonas se han vuelto engendradoras de conflictos, y existen disputas por quien tiene el poder, además existen formas de economías por fuera de la legalidad.

 

 

Ori- Identidades culturales, formación del estado en colombia: colonización, naturaleza y cultura (2006)

 

Este libro recoge una Investigación colectiva que se realizó entre 2001 y 2002 en la universidad de los andes, el cual tenía en cuenta las identidades culturales en relación con el estado y las perspectivas multiculturales.

 

Las autoras plantean una perspectiva general en relación a cómo las identidades también se vuelven mecanismos de lucha. El texto es interesante porque genera una presentación general de que el  estado también produce esas identidades culturales en el contexto colombiano y que las identidades de una u otra manera dependen del sistema multiculturalista del estado.

 

Por último, hacen una crítica a ese posicionamiento multicultural, a lo que es la diferencia y a lo que esos sistemas de diferenciación generan, porque  realmente esas formas de diferenciar generan una ambigüedad, y una dependencia de lo que el estado ofrece  dentro del sistema moderno, como los subsidios, casas financiadas, etc.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



 PROTOCOLO SESIÓN 7 – MARTES 13 DE OCTUBRE DE 2020

La Violencia como elemento de análisis de la antropología universal (Algunos casos).

 

Protocolante: Diego Soledad Sánchez

 

Para esta sesión se continuó con la discusión del capítulo quinto, Las estructuras elementales de la violencia: contrato y estatus en la etiología de la violencia, enriquecido con algunas reflexiones que surgieron del capitulo 9, Los principios de la violencia, del libros de Rita Segato Las estructuras elementales de la violencia. Ensayos sobre género entre la antropología, el psicoanálisis y los derechos humanos.

 

En un primer momento el director del seminario planteó que la idea del seminario es crear una aproximación al problema de la violencia desde la antropología. Para este proyecto se hace necesario pensarse una antropología de la violencia como un hecho social, como lo plantea Durkheim, y reducir los hechos a cosas y estas meterlas en un contexto que vendría siendo el hecho social, y todo lo que esto implica: las formas de asimilar un fenómeno determinado (en este caso la violencia), los actores que participan en él, las formas como lo ven, etc. Y en este punto entra la complejidad de seleccionar qué elemento estudiar en una antropología de la violencia, ya que en ella intervienen los tres elementos de la comunicación –emisor (victimario), receptor (víctima) y mensaje (hecho violento)– donde el emisor y el receptor tienen algo qué decir de la violencia, una mirada diferente e incluso una forma distinta de justificarla; no es lo mismo alguien que por línea de mando manda a matar que el que mata. Asimismo ocurre con el antropólogo que investiga este proceso. 

 

El excito real de una antropología de la violencia radica en la profundidad de la etnografía y las reflexiones que de esta se desprendan. La diferencia del discurso de la violencia de un antropólogo(a) está en la forma en cómo aborda la etnografía (acción) y desde la etnografía cómo se aborda la antropología. En otras palabras, la capacidad que tiene el y la antropólogo(a) de accionar frente a esa etnografía en procesos tan complejos como la violencia colombiana. Para este punto, el director rescata una cita de Rita Segado, la cual dice que “hacer teoría sin acción es soñar despierto”, ¿en dónde estaría la acción en una antropología de la violencia? Una parte de la acción está en su etnografía y otra parte está en la capacidad que tiene el antropólogo de transformar esa etnografía en un discurso, pero, continua la cita de Segato “la acción sin teoría amenaza con producir una pesadilla”. Teorizar en la antropología de la violencia es lo complejo porque ¿cómo se puede teorizar? En un primer momento es importante ubicar las categorías que algunos emisores han dado y que un antropólogo como receptor las toma y las transforma en categorías antropológicas, lo cual es lo complejo en una antropología de la violencia porque la trivialidad descomplejiza a las sociedades no hegemónicas y pareciera que las acciones de estas sociedades (campesinos, indígenas, obreros, etc.) son meras actuaciones generadas por lo que el funcionalismo llamó las dinámicas emotivas de la cultura. Lo complejo de una antropología de la violencia es teorizar.

 

Otro aspecto que plantea el director en esta sesión es que en en la antropología no puede existir una relación neutral con los sujetos. Desde la antropología es casi imposible no establecer uno de los tres tipos de relaciones: simpatía, empatía y antipatía. Estos juegan un papel determinante en lo que Rosana Guber menciona como la reflexividad del etnógrafo; entendida esta como la capacidad de reflexionar desde la realidad de ellos (víctimas y/o victimarios), entender la capacidad de reflexionar de ellos y asimilarla o ponerla en reflexión con la propia. El resultado de esto es la reflexión de ellos.

 

De esta forma es como plantea el director que el ejercicio del seminario es construir discursos de la violencia desde cada subjetividad. Cada una medirá un grado de percepción de la violencia particular; percepciones que son distintas por el contexto y la subjetividad, lo cual quiere decir que las posibles relaciones de antipatía, empatía o simpatía se moverán de manera diferente. Por lo tanto, las construcciones que se hace sobre la violencia a partir del seminario es importante para entenderla. Por ejemplo, si se tiene en cuenta la categoría de Zizek sobre la violencia simbólica que nos deja la violencia objetiva, a la que recurre cuando los medios de comunicación reportar un hecho violento y al que se suele asociarse con otros hechos como tratándose de resultados o buscado una explicación algo facilista. La violencia objetiva de Colombia está mucho más relacionada con unos procesos y se preguntaría si no están ya relacionadas con elementos de la cultura; elementos que están impregnados de la violencia

 

Por otro lado, retomando las reflexiones de los capítulos 5 y 9 del libro  Las estructuras elementales de la violencia: contrato y estatus en la etiología de la violencia de Rita Segato, el director menciona que el texto cuestiona el patriarcalismo universal y la dualidad entre tradición-moralidad vs código-ley. También aclara la categoría sobre contrato y estatus; el contrato, en algunos casos, elimina la tradición y este vendría siendo, por ejemplo, una Constitución Política, un establecimiento, una agencia de la modernidad. Por eso Segato denuncia que las minorías que rompen los contratos sociales corren el riesgo que ser eliminadas por trasgredir el proyecto de globalización. Otro ejemplo que toma el directos es sobre el artículo 7 de la Constitución Política de Colombia, el cual hace referencia a que todos tienen derecho a la diferencia, pero se pregunta si esto se aplica realmente en las comunidades. Por ejemplo, el papel de las mujeres en las comunidades es contrario al rol del hombre que, en algunos casos, es el causante del deterioro de la cultura, pese a ello la mujer pareciera que no puede luchar pos sus derechos individuales, ay que ellas mantienen la cultura. Por lo tanto, deben luchar por la cultura.

 

En este punto empiezan las intervenciones de los y las estudiantes del seminario en cuanto a las lecturas propuestas para esta sesión. La primea en intervenir es Oriana quien habla sobre los vínculos de entrega o expropiación que tratan de los mundos premodernos, estamentos y castas, lo que guarda relación con el estatus y, asimismo, genera una especie de inconsistencia de la modernidad. Estos objetos inconsciente y de larga duración histórica se ha resistido a un cambio y Segato lo relaciona con la conyugalidad y la progenitura, relaciona también el tema del incesto de Levi-Strauss con el del patriarcalismo en la sociedad como eje ordenador de la violencia.

 

A partir de este breve intervención el director vuelve a intervenir mencionado que es importante entender los elementos de la cultura y tomo como ejemplo a Bonfil Batalla quien plantea que toda sociedad establece una forma de organizarse, así como lo que establece Levi-Strauss en Las estructuras elementales del parentesco, donde el parentesco es el que determina en buena parte la construcción de los estatus que generan un orden; si  no hay formas de organización hay caos. Por lo tanto, el estatus se construye desde lo mítico que también es un poder que se delega por la tradición y que puede ser perjudicial para la misma tradición. El sociedades donde el patriarcalismo viene desde sus inicios, ir en contra del patriarcalismo es ir en contra de la tradición misma y de los estatus que se han construido en la sociedad en el marco de la modernidad y que ha generado, entre otras cosas, la domesticación constante de la mujer como elemento inactivo de las culturas.

 

Continuando con las intervenciones en consonancia con las lecturas de Rita Segato, Diego empieza a hablar sobre la normalización de la esfera del contrato y la del estatus mediante la influencia de los medios de comunicación, así como lo plantea Zizek cuando hable sobre el papel de los medios de comunicación que están inmersos en la lógica de los liberales comunistas. Por otro lado, relaciona este concepto de Zizek con las leyes sobre la igualdad de género y que castigan la violencia, en todas sus formas, contra la mujer, pero que se quedan, en la mayoría de los casos, en el papel; juega con otro concepto de Zizek, La tolerancia como categoría ideológica, mencionado que estas leyes son eso: categorías ideológicas que sirven para crear una realidad que responde a los intereses del estatus o del contrato, por lo general siempre alejada de la vida real de las y los individuos. Asimismo resalta la creación de las víctimas sacrificales, categoría de Segato, por parte del patriarcado que han servido para la construcción y el consumo de la masculinidad, como es el caso del concurso de belleza mis mundo, el cual replica el cuerpo genérico de una mujer para el consumo de la masculinidad. Termina mencionando que el sistema, mediante la voluntad efectiva de dominación del hombre, a llevado a creer que el doble rol de la mujer, como objeto y sujeto, es obra de la naturaleza, su segunda naturaleza, segunda naturaleza. Por lo tanto, al dar cuenta de los procesos de violencia siempre habrá una alteridad sobre la cual  posicionarse, a la cual echarle la culpa de la deshonra de una comunidad o pueblo e incluso de su propia victimización, como es el caso de los violadores que alegan haber actuado de tal forma porque la mujer había roto su estatus establecido por la tradición. Así es como se construye una identidad “superior” que vendría siendo el rostro del sujeto que se encuentra en la cúspide de la pirámide violenta.

 

En cambio, Oscar centra sus reflexiones sobre la construcción de una cultura de la violencia desde las lecturas de Segato quien se acerca al problema de la violencia desde la antropología para deconstruir los sentidos comunes que tenemos sobre la violencia de género, desnormalizar otros tipos de violencia que pasan desapercibido, y que tiende a justificarse desde la moral. En este punto retoma a Segato cuando habla de los asesinatos de mujeres que son justificados porque, según el victimario, ellas no son decentes, lo cual superpone la moral por encima del valor de la persona. Ante esto, el Estado es el encargado de modificar las conductas violentas hacia el otro considerado inferior o superior, ya que parece haberse incrustado en la cultura elementos de la violencia, lo que ha generado una  normalización de la violencia desde el patriarcado mediante la construcción de símbolos y expresiones que, en este contexto, reproductores de violencia y cosificación de la mujer.

 

La compañera Orina toma nuevamente la palabra para mencionar que Segato hace una reflexión macro de la violencia para llegar a una particularidad de ella: la violencia de género. Con esto busca entender la violencia sistémica o estructural del patriarcado, donde “el contrato y el estatus se contaminan mutuamente porque necesitan del esfuerzo de un imput violento” para mantener el orden en una sociedad sin Estado. Con base en esto pregunta al director ¿esta relación también se da en comunidades o sociedades de carácter democrático?

 

El director responde retomando a Appadurai cuando plantea que las violencias de la modernidad se ha dado en sociedades muy desarrolladas; un ejemplo de ello es el hitlerismo en Alemania. Con base en esto invita a pensar si realmente los Estados están capacitados para llamarse Estados y que necesiten de la violencia para fungir como Estado, por ejemplo en sociedades como la colombiana que tienen un Estado débil. En cambio, Estados Unidos, a pesar de tener un presidente poco apto para tu puesto no necesita de un presidente para mantenerse como Estado.

 

Por el lado de los patriarcalismos y las fuerzas violentas, estas siguen estando presente y siguen siendo las rectoras de las dinámicas en sociedades pequeñas como las indígenas. En sociedades como la colombiana hay una herencia de ausencia del Estado y consolidación del mismo. Según la propuesta de Hannah Arendt cuando hay violencia no hay poder y cuando hay poder no hay violencia, pero ¿realmente esto se da en Colombia?Por otro lado, Weber habla del imperio de la violencia, la cual es el único instrumento de los aparatos represivos para mantener el orden. Entonces, ¿estas violencias de Colombia son parte de esas sociedades fuera del Estado, o que no se han constituido realmente, o que el Estado ha sido tan ineficiente y no se ha consolidado? En este punto el director rescata el trabajo de Alfonso Múnera en su libro El fracaso de la nación, cuando analiza las fallas del Estado colombiano en sus funciones como estructurador y regulador de la nación, lo cual como resultado, posiblemente, sean las violencias que estamos viviendo actualmente y a las que se plantean soluciones radicales como son las constituciones.

 

Las constituciones de todo país es el contrato que pueden articular todas las posibles diferencias e incluso igualar o mantener la diferencia. Lo problemático de esto es que puede mantener la diferencia desconociendo la igualdad, pero si mantiene la igualdad puede desconocer la diferencia. Como ejemplo de una diferencia étnica representada constitucionalmente es la que da sisben; esta absorbe a la diferencia en un problema de clases. Frente a lo étnico, el sisben  elimina sistemáticamente la diferencia étnica dejando solo una diferenciación social. Nuevamente tomando una categoría de Appadurai, la etnia nación absorbe a las otras minorías para establecerse como suprema; la etnia nación es el blanco colombiano, mestizo, predominante que cree que por autonomía patriarcal está llamado a mantenerse por encima del otro.

 

Oriana toma nuevamente la palabra para decir que el subalterno oscila entre entre el acatamiento de su marca y los reclamos de la ciudadanía, al igual que oscila en entre la amenaza constante de entrar al sistema como semejante sin perder estatus. A esto, Oscar complementa hablando sobre la importancia de la ley, pero que por sí sola no lograría modificar los patrones de comportamiento en los que puede oscilar el subalterno; si este o esta no cumple con ciertas condiciones o requisitos étnicos, sociales, raciales y/o de género no puede ejercer un poder.

 

Finalizando esta primera parte de la sesión, el directo hace una cita de Escobar sobre Todorov: “Cómo poder aceptar al otro que es distinto a nosotros ¿como igual y diferente? La historia, argumentaba Todorov, nos ha dado incontables ejemplos en los cuales uno de los dos términos es negado para lograr la igualdad en la diferencia. En el pasado se reconocía con frecuencia la diferencia, pero se negaba la igualdad, lo que llevaba a la dominación: el otro es diferente a mí, pero inferior, y por lo tanto puedo dominarlo. En otros casos se reconocía la igualdad, pero se negaba la diferencia llevándolo a la asimilación. Tal fue el caso de los misioneros en el momento de la conquista que afirmaban que los indios eran iguales a los europeos ante los ojos de Dios, pero esta igualdad solo podía obtenerse al precio de su conversión”. El director concluye mencionando que las desigualdades y los contratos son políticos, y que la violencia no es una enfermedad y el violento no es enfermo, recordando a Hannah Arendt, por lo tanto la violencia es racional y contraparte del poder, pero en sociedades como la colombiana el poder se construye desde la violencia y se mantiene la violencia para mantener el poder; es decir, no hay poder tal como lo piensa Hannah Arendt o Walter Benjamin. 

 

Profesor Mauricio Pardo

 

Para esta sesión, en su segunda parte, se contó con la presencia del docente Mauricio Pardo Rojas doctor en antropología social, investigador en comunidades indígenas, negras y campesinos, al igual que en músicas. Si intervención interesa al seminario debido a su experiencia en analizar la relación entre las comunidades indígenas, afros y las violencias que hacen parte de las dinámicas de una sociedad como la colombiana, y que desde el seminario se busca dar unos elementos para poder hablar de una antropología de la violencia en Colombia.

 

El profesor Mario inicia su intervención mencionado que ha construido un relato de la violencia en el Pacífico con el movimiento liberal y que, por lo tanto, sus reflexiones se encaminarán sobre los grupos neolíticos o indígenas. Menciona que la violencia es constitutiva de la sociedad humana y que esta es producto de la violencia. En la aparición de la especie humana sobre el planeta la violencia ha estado siempre presente no como una condición biológica sino como elementos social y cultural. Frente a esto, estudios arqueológicos y bioantropológicos dan cuenta de cómo la violencia es un elemento cultural. De hecho, el homo sapiens fue más violento que el neardental. Por lo tanto, la constitución de la sociedad neolítica es una solución, en parte, a la violencia generalizada entre los homo sapiens. Con el surgimiento del parentesco se empieza a dar soluciones al rapto y a la violencia, lo que Levi-Strus ha definido como una dinámica de intercambio mas que una dinámica jurídica como lo veía la antropología británica encabezada por Radcliffe-Brown. Así, el descubrimiento de Evan Pritchard, corroborada por Bojaran, de las dinámicas segmentarias muestra que hay unas dinámicas que en la configuración de la violencia misma son contenciones frente a la violencia discriminada. A partir de esto empiezan a darse alianzas de violencia entre grupos para constituir sociedades; y por lo genera estas dinámicas son mediadas por la ritualización y por compensaciones que evitan la violencia generalizada. La etnografía a mostrado que no hay guerras de exterminio total; se encuentran sociedades altamente guerreras como los Shuar del Amazonas o como las sociedades de las tierras altas de la Nueva Guinea, pero no son de exterminio.

 

Hermann Trimborn, en Señorío y barbarie en el Valle del Cauca, es tal vez uno de los documentos etnohistóricos más interesantes sobre violencia generalizada. En este libro muestra las dinámicas de guerra permanente en grupos a los largo del Valle del Cauca entre las cordilleras occidental y central. Asimismo, menciona que las guerras marcaban territorios, pero en general habían unos límites de coexistencia.

 

Respecto a las dinámicas del Pacífico los artículos de Castrin Romoli sobre las etnias en el Pacífico en el siglo XVI y XVII dan luces importantes sobre la constelación de grupos en los ríos que son los sobrevivientes del fenómeno colonial, el cual exacerbó las guerras y empoderó de manera indirecta a algunos grupos que terminaron, directa o indirectamente, o en sinergia con los hechos coloniales, con la desaparición de muchos grupos como ocurrió en esta región. Por ejemplo, los Emberas resistieron a su exterminio enfrentándose a los españoles y lograron obtener varias de las armas de estos. De esta forma se apoyaron de manera inteligente de la colonia para avanzar sobre los otros grupos que habían en el Chocó y en el Norte de Valle, en la cordillera occidental, mientras que los españoles, a su vez, acabaron con el resto; es decir,  aprovecharon a los españoles para expandirse hacia el occidente, hacia el sur en Toro (Norte del Valle), de una forma mucho más débil en el Quibdó y en las inmediaciones de Bolívar.  Así como los españoles iban exterminando lentamente a los katios y grupos cuasi katios del occidente de Antioquia, los Embera del siglo XVIII empezaron a colonizar el camino entre el Atrato y Santa Fe de Antioquia. Por eso es que hoy los katios de occidente de Antioquia hasta el Urabá son Emberas que emigraron desde el Atrato hacia el nororiente colonizando esas tierras y apropiándose de ellas, y durante mucho tiempo este territorio fue Embera hasta la llegada de la Madre Laura para expulsar “el demonio” de estas comunidades. Los Embera eran guerreros, pero no se estaban expandiendo como lo hicieron con la llegada de los españoles. Otros grupos, en cambio, que no tenían la personalidad de los Emberas se escondieron hasta que no se supo de ellos.

 

La dinámica de guerra contenida estaba generalizada en el planeta. En algunas partes del viejo mundo habían surgido las civilizaciones antiguas y se habían alterado una dinámicas territoriales que generaron sociedades que alteraron el paisaje de territorios importantes en el viejo mundo. Simultaneamente los Hititas y los pueblos de la Anatolia generalizaron la domesticación del caballo y el uso de algunas herramientas metálicas, bronce inicialmente y luego el hierro. Esto hace que se fortalezca la posibilidad agresiva y de conquista de los pueblos; la diferencia de herramientas fortaleció los imperios de estas áreas como los macedónicos, los estados griegos, luego el imperio romano e incluso los bárbaros que empiezan a asolar al imperio romano.

 

En ciertas áreas del planeta se consolida algo que trasciende una realidad de los grupos indígenas neolíticos y que constituye una dinámica diferente a la tribal, y con el tiempo genera al feudalismo. En el resto del planeta, África, grandes parte de Asia, América, lo que ocurre es el desarrollo de una cultura neolítica en los indígenas. Esto lleva a preguntarse ¿cómo existían estas gentes en estos estados de guerra? o ¿cómo entender esa violencia guerrera que muchas veces está unida al sacrificio y al canibalismo? ¿Cómo se ha abordado estas realidad teniendo en cuenta que no habían guerras generalizadas de exterminio pues no eran pueblos conquistadores que exterminaban a sus rivales? Por ejemplo, los Caribes eran pueblos guerreros, pero no atacaban a todos; sí atacaban a los que se les oponían, pero sus expediciones se basaban en conquista y comercio.

 

Para quien ha vivido en la selva, un cazador es una persona muy especial; un tipo desnudo que con una lanza se enfrente a una animal, lo caza y lo lleva a su casa para comérselo. Son personas que desde los 14 años se preparan como cazadores, muchas veces en solitario. Esto configuró a los cazadores guerreros. Retomando el caso de los Emberas, estos eran cazadores guerreros, ya que sus relatos míticos históricos los muestran como personas configuradas psicológicas y físicamente de esta manera.

 

Entones, ¿cómo se ha entendido la violencia, la guerra, el sacrificio, el canibalismo por la antropología? Algunos estudiosos han tratado de definir la violencia como la competencia por los recursos limitados; en el caso del homo sapiens, este fue el exterminador de otros neardentales y homos de esa época. Pese a esto, se han encontrado sociedades que usan la violencia como parte de la conservación de límites territoriales e incluso como una ritualización de las distancias que generaba un respeto por el territorio del otro. Es posible que se den accidentes o sorpresas donde un miembro de una sociedad ingrese al territorio de otra sociedad y sea captura y que, en el peor de los casos, sea ejecutado, pero esto no generaba un exterminio generalizado. Frente a estos fenómenos se han propuesto varios enfoques para entender la violencia. Por un lado, tenemos un enfoque pragmático en términos de recursos y de racionalización estratégica, también en término del giro ontológico que busca el entendimiento cósmico de estas sociedades sobre la coexistencia, los intercambio y las reciprocidades entre los distintos seres de lo que ahora se conoce como multiversos. Este enfoque, que ha sido liderado en Brasil por Viveiros de Castro, tiene visión de perspectiva donde el hombre se ve en un plano compartido con no-humanos, animales con otros hombres que no son tan hombres como los nuestros, con espíritus y con seres de distinto grado de animación según sea el grupo. A esto se agrega el modelo de Reichel-Dolmatoff que subraya las relaciones de mutua afectación; modelo de reciprocidad generalizada entre humano y no-humanos. A esto Descola contrasta el modelo rapaz, el modelo de cómo los Shuar no van a tener un circuito cerrado de reciprocidad sino que tanto en la guerra como en el sacrificio de individuos e incluso en la agricultura tienen un modelo predatorio. En otras palabras, la reciprocidad se efectúa en compensaciones o en transmisión de potencias anímicas por el hecho del ataque de los guerreros o cazadores. Kay Ahrens hace un reestudio del modelo de Raichel y una reconsideración del modelo de Descola diciendo que no son tan distintos, y lo que hay son unos círculos generalizados de reciprocidad que generan dinámicas donde los dioses también son caníbales; es decir, la existencia misma de la sociedad está implicando una reciprocidad predatoria donde el cazador, el caníbal y guerrero van a procurar su existencia supranatural o en el plano cósmico espiritual a través del canibalismo, la guerra y el sacrificio; una dimensión cósmica, cognitiva agregada a la visión instrumental.

 

Cuando se consideran realidades como la de los Aztecas, con sus sacrificios generalizados, los cuales marcaron su derrota frente a Cortés por el miedo generalizado que habían implantado en otros grupos. Los Aztecas tenían una lógica cósmica del sacrificio, el cual era la condición misma de su propia existencia, no muy diferente de las cosmologías o cosmoescologías de Kay Ahrens en donde la cacería, la guerra y el canibalismo son una lógica del dar y recibir y de las interacciones entre humanos y no-humanos, y humanos y espíritus, que son lógicas de los tiempos. Reichel conoce una sociedad más pacificada, algo que debe tener guardadas proporciones con lo que Norbet Elias denomina como el proceso civilizatorio que va creando una autocontención y unas lógicas morales y éticas que restringen ciertos niveles de violencia que las delega lentamente en el Estado. Este proceso trajo como consecuencia que en cierto sitios se suprimieron las guerras y el canibalismo como dinámicas incivilizadas

 

Estos enfoques tienen que ver con la fuerte impronta identitaria de la lógica del guerrero, algo que se puede leer son la descripción etnográfica de Renato Rosaldo sobre los Ilongot, cazadores de cabeza en las Filipinas. Para esta comunidad cortar cabeza era “parte de la constitución de la personalidad y de la identidad que tiene que ver con su configuración y realización como persona”. Esto permite que los cazadores se transformaen cuando perciben su presa.

 

Al mirar el museo central en Ámsterdam sobre la historia de los Países Bajos, cuando eran ciudades modelo de confederaciones cuasidemocráticas de comerciantes, se puede ver cómo representan en sus expresiones artísticas la manera brutal como descuartizaban con caballos a sus enemigos en sus plazas, cómo exhibían las cabezas de los ejecutados en postes, los desmembramientos sin asco, y a partir de esto la pregunta sería ¿dónde está la civilización? La violencia de los pueblos indígenas jamas fue tan generalizada y tan indiscriminada y cruel como la del menor de los conquistadores españoles que eran máquinas de matar. Los 7 siglos de guerra habían convertidos a los españoles en máquinas de guerra, y desde un enfoque civilizatorio la violencia carnicera de un español es aceptada porque hace parte de la civilización. En cambio, en la ausencia de estado centralizados la violencia misma era una manera de convivencia, era una manera de marcar los límites y una violencia limitada evitaba la violencia generalizada.

 

la lógica de las sociedades humanas logra sustituir la violencia generalizada de los tempranos sapiens para instituir unas violencias más ritualizadas, más contenidas, mediadas por la invención del parentesco donde el intercambio de las mujeres hace más difícil arrasar los pueblos porque en ellos puede haber familiares de los posibles atacantes o la hijas como esposas de esos otros. Es decir, la guerra se sustituye por intercambios. Por eso, en ausencia del avance civilizatorio o de conquista del Estado la violencia contenida en estos grupos indígenas, en muchas partes del mundo como en una de las últimas fronteras como las tierras altas de la Nueva Guinea, son parte de su propia definición identitaria, pero que no llevan a la generalización indiscriminada del exterminio.

 

Desde otro enfoque más pragmático e instrumental se ha medido el valor o la relevancia ecológico-económico-política de la guerra en términos del acceso a recursos, delimitación de territorios que no ocurre en un panorama de completa contención porque la historia de la humanidad es una historia viva donde los grupos se han idos desplazando. Es posible que los Emberas hubieran terminado expandiendose sobre sus grupos vecinos, pero el hecho es que a la llegada de los españoles todavía les faltaba mucho; los españoles potencializaron a muchos grupos que hoy aún existen, lo que permite decir que lo que son hoy en día es como consecuencia de la conquista.

 

De esta manera el profesor Mauricio Pardo culmina su intervención y se procede con las preguntas del los asistentes.

 

El director del seminario pregunta ¿hay posibilidad que en Colombia, ante un Estado débil que la administra, es probable que estas violencias contemporáneas estructurales vengan de esa herencia de una sociedad donde el Estado no está plenamente terminado en todas sus formas?

 

Respuesta de Mauricio Pardo: desde la teoría central de los violentólogos, incluso Norbet Elias, uno de los resultados centrales del proceso civilizatorio es el monopolio de la violencia por el Estado y la transformación del ethos de la resolución del conflicto individual y la delegación de esta a los instrumentos estatales y a la justicia estatal. Donde hay un monopolio de la violencia por el Estado no ocurren estas violencia generalizadas de grupos que están, como dicen los periodistas, al margen de la ley. Lo que ha ocurrido en Colombia se ha enraizado en el imaginario colectivo. En términos de modernidad, sin decir que sea malo o bueno, ha habido siempre un elemento retardatario estructural que ha sido el fenómeno terrateniente, heredado de la colonia. La configuración política de Colombia a través de esas élites terratenientes han tenido sus variaciones  que nunca se han desprendido de un poder militar. Por ejemplo, los terratenientes del siglo XIX eran generales de las guerras civiles y tenían sus ejércitos privados y y estos se enfrentaban unos con los otros para ampliar su poder territorial. Esto mutó hasta convertirse en la violencia bipartidista entre conservadores y liberales. A partir de estas ausencias de monopolio de la violencia por el Estado central, se genera el fenómeno del narcotráfico y del paramilitarismo donde cualquiera puede insertarse en estas lógicas de la violencia, el narcotráfico y sus economía ilegales y rentísticas. Desde el siglo XVI los españoles ya se estaban matando los unos con los otros y eso no ha parado en Colombia donde el poder político se ha configurado en esa simbiosis o retroalimentación de las elites terratenientes que ejercen su poder regional retardatario, antimoderno y anticapitalista. En contraste con esto se presenta el milagro del extremo oriente. En Japón y Korea acabaron con los terratenientes, pero en Colombia el poder siempre ha sido la conjunción de los políticos y los terratenientes mediante el clientelismo. Esto ha permitido una continuidad de los caudillos militares del siglo XIX a la violencia instrumental de las guerrillas campesinas que luego resucita en el narcotráfico y el paramilitarismo. En Colombia nunca ha habido un monopolio de la violencia por el Estado.

 

Diego ¿existen fronteras o límites para una antropología de la violencia? o ¿hasta dónde se puede llegar con la etnografía?

 

Respuesta de Mauricio Pardo: en términos de las violencias de los grupos indígenas, la antropología ha visto la violencia desde el punto de vista del actor violento; en cambio, en las violencias de los estados nacionales y la modernidad se ha visto desde las víctimas. Bajo esta lógica se pierde la lógica de la aproximación. Hay que tener en cuenta que existen distintos niveles de violencia generalizada y de baja intensidad que han sido naturalizadas como el machismo celotípico que ha sido una de las violencias que la ciencia social no ha visto con la suficiente actitud crítica para incidir en eso. Tanto así que el colegio es un reproductor de machos celosos, patriarcales y dominantes; al macho le duele que una mujer le lleve la contraria, más si es la pareja. Esta sociedad es una reproductora de feminicidas, por lo tanto la violencia está en todas partes, y para abordar la violencia desde la antropología el enfoque metodológico y teórico que se adopte debe tener en cuenta estos niveles de violencia y la naturalización de varias de ellas.

 

Santiago ¿estas hipótesis que se ven desde el campo antropológico abarcan, desde la teoría, una categoría de personalidad o es mas bien un modus operandi de la sociedad teniendo en cuenta la relación entre el hombre y la mujer y sus actitudes? ¿esto se ve desde una personalidad individual? ¿o como una persona multiplural? ¿un compartido entre los  individuos de la población

 

Respuesta de Mauricio Pardo: los seres humanos no existen en el vacío identitario ni el vacío de la configuración de la personalidad; lo psicosocial es muy importante en este punto. La manera que existimos en la sociedad está indiscutiblemente articulada entre los factores estructurales generales y la manera en que nosotros como individuos existimos dentro de esos factores estructurales. Retomo a Norbert Elias quien añade la dimensión psicoemotiva y de personalidad, aunque no la llama de esa forma, frente al avance de la racionalidad, pero también en la manera como individuos con una personalidad y una configuración psicoafectiva se relacionan. La antropología y la ciencia social ha oscilado tanto entre la mirada más macro estructural sistémica e instrumental, e incluso desde la racionalidad en términos de costo beneficio y de pragmatismo con esa visión identitaria psicosocial de la configuración de la individuos. Así como una persona puede convertirse en un criminal que hace cosas impensables, esta sociedad no ha hecho lo suficiente para entender el problema de cómo se reproducen machos intolerantes, patriarcales y agresivos en todos los niveles de la sociedad y en todas las clases sociales. Por eso si los problemas no se denuncian se seguirán reproduciendo y naturalizando.

 

Santiago ¿los individuos al estar expuestos a estos ambientes llegan a una katarsis o una emancipación del condicionamiento de la infancia y de la adolescencia y en perspectiva con las poblaciones que siguen unas tradiciones culturales?

 

Respuesta de Mauricio Pardo: Hay sociedades más analfabetas o campesinas que pueden ser más tolerantes y previenen la violencia, así como pueden haber sociedades más educadas que pueden producir más violencia. En este punto es importante tener en cuenta las configuraciones especiales y particulares al igual que la manera en que se dan procesos sociales específicos.

 

Oriana ¿considera, respecto a los actores armados, cómo la aculturación puede o no acelerar la violencia?

 

Respuesta de Mauricio Pardo: la existencia de los actores armado que se nutren de las economías ilegales aceleró la violencia tanto así que se está produciendo una mejicanización de Colombia. Es decir, la matanza de los líderes es el dominio del terror en el estilo mejicano de matar a todo el que se atraviese. Y los involucrados en estas dinámicas de violencia y guerra son los jóvenes desempleados, ellos conforman estos ejércitos privados en busca de un sueldo que el Estado no les da.





RELATORÍA SESIÓN 10 – MARTES 3 DE NOVIEMBRE DE 2020

 

Esta sesión se dividió en 3 momentos: en la primera parte, el profesor junto a los seminaristas hacen una reflexiones previas sobre la antropología de la violencia desde algunos autores leídos hasta la fecha, incluso se habló sobre la posibilidad de una antropología del Caribe; el segundo momentos consistió en las reflexiones que cada seminarista había elaborado a partir de las lecturas que seleccionaron para esta sesión; y por último, se contó con la intervención del invitado, el profesor de historia Huges Sánchez, junto a una ronda de preguntas por parte de los asistentes a la charla.

 

A continuación se hace la relatoría de los tres momentos de la sesión 10 del seminario Introducción a una antropología de la violencia. Caso Caribe colombiano.

 

1.    Reflexiones iniciales sobre una antropología de la violencia y una posible antropología del Caribe

 

Para esta parte el director, el profesor Fabio Silva, inicia mencionando algunos apuntes del invitado, Huges Sánchez, historiador especializado en el siglo XVII y XVIII, en especial en tierras y poblamientos en el Caribe colombiano, sobre todo lo que se conoció como el Magdalena Grande hasta 1958. Asimismo habla de los siguientes invitados académicos al seminario: Adriano Guerra, profesor de historia de la Universidad del Magdalena, y Juan Diego Restrepo, director del portal Verdad Abierta, y víctimas directas del conflicto armado colombiano. Por otro lado recuerda que en la sesión anterior se habló de cómo los historiadores y politólogos centran sus estudios históricos en el conflicto bipartidista que ha habido en Colombia. Con base en esto el director del seminario hace un breve recuento sobre las violencias iniciadas desde el proceso del descubrimiento, las cuales se mantienen en la colonia y, al parecer de algunos estudiosos, con la independencia se atenúa, pero en realidad esta se exacerba; aunque desde el mismo momento de la conquista surgieron unas violencias extremas.

 

Frente a la discusión sobre cultura y violencia, el director toma una cita de una de las lecturas propuestas en el seminario; menciona que Elsa Blair cita a Eduarto Restrepo: “la cultura es el vencimiento de la violencia (…) la violencia sería más bien un momento de quiebre de la cultura. En ese sentido no habría una cultura de la violencia”[1]. A partir de esto se interroga si un antropólogo(a) se haría la pregunta ¿existe una cultura de la violencia?. La violencia, según Recases, es un proceso histórico igual a la cultura y como tal, en sus elementos que lo conforman (materiales, de organización, emotivos, etc.), la violencia ha estado presente, por ejemplo, en la organización a través del patriarcalismo, la construcción de clases, y/o en lo simbólico como las masacres; incluso en lo emotivo con la cual nos metieron la ética de lo ultraterreno. Por lo tanto, estos elementos permiten ver que la violencia está presente en la cultura, cosa diferente a decir que somos una cultura de la violencia. Con esto se puede decir que las formas de mantener la violencia son formas donde las mentalidades colectivas se han adaptado y adoptado la violencia como formas colectivas; es decir, no hay formas caribeñas de matar. Por último, menciona que la resignación a la muerte violenta es algo que se ve en todo el país y esto tiene que ver con la interferencia de lo sagrado o religioso, por lo tanto la violencia está integrada a la cultura.

 

Posterior a la intervención del directos, la compañera Oriana habla sobre una charla dada por el Profesor Francisco Abella quién habló de una filosofía para el Caribe, la cual debe ser transversal en los enfoques antropológicos del Caribe, sin embargo, quedaron algunas reflexiones pendientes. A esto, el profesor Fabio pregunta, a modo de reflexión, ¿qué es una antropología del Caribe? ¿mirado desde qué parte? La mayoría de académicos que plantean una antropología del Caribe son estadounidenses o se han formado en Estado Unidos.

 

Frente a esto, la compañera Ana complementa la idea que Oriana había iniciado en la discusión mencionando que debe hablarse de una antropología para el Caribe y no del Caribe; es decir, quien se compromete con el Caribe es el antropólogo. Abella dice que se deben ver a los teóricos que han pensado el Caribe pero también hay que pensar el Caribe desde el Caribe, ya que este se transforma constantemente. Sin embargo, el director menciona que su trabajo ha sido en el Caribe colombiano; por lo tanto, desde su experiencia, el sentido de una antropología están en el antropólogo y no en la antropología. Junto a esto menciona el aporte de Antonio Figueroa en su libro Realismo mágico, vallenato y violencia política en el Caribe Colombiano quien desbarató los iconos de la identidad caribeña y costeña, puso en discusión a Fals Borda, al vallenato, a García Márquez, reflexionó sobre la violencia política, las cuales son discusiones en las que se monta el Caribe colombiano. Hay intelectuales negros que discuten sobre su condición de colonialidad o no colonialidad, de poscolonialidad o no poscolonialidad, de su relación frente al mundo como sujetos negros en un Caribe donde su mayoría son mestizos. ¿Cómo hablar sobre lo Caribe? ¿hay o no antropología Caribeña?

 

Con estas preguntas que invitan a la reflexión, el director concluye las primeras reflexiones del seminario y da continuidad para que se reflexiones sobre las lecturas escogidas por cada seminarista.

 

La primera en intervenir es la compañera Oriana quien leyó a Darío Fajardo M. en Estudios sobre los orígenes del conflicto social armado, razones de su persistencia y efectos más profundos en la sociedad colombiana, uno de los 12 ensayos de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas –CHCV–, el cual se escribió en el marco de las negociaciones de La Habana entre el 2014 -2016. En estas negociaciones se genera un acuerdo sobre los problemas asociados al conflicto armado y se trata la problemática agraria. Justamente la CHCV hace un recuento de la violencia del siglo XIX y XX en relación a la tierra y que tiene una razón de ser colonial; por lo tanto, la compresión de los procesos violentos deben estar enfocados en la problemática agraria. Asimismo, la preocupación en torno a la guerra están relacionado con los planes de desarrollo y los planes capitalistas que generan fenómenos de usurpación de la tierra mediante la violencia. En este proceso son los campesinos e indígenas los más afectados como consecuencia directa modelo neoliberal que se ha querido implementar en el campo colombiano. Sin embargo, el paramilitarismo y la guerrilla no son los que inician está problemática. Las primeras causas del conflicto armado tiene diferentes etapas según su intensidad y geografía en las particularidades de los marcos políticos del país. Por ejemplo, en 1920 empieza la tecnificación del campo y los tratados de libre comercio; de 1920 a 1930 se confrontan el proyecto afianzado en la valoración de la tierra y uno relacionado con una economía nacional mediante la industrialización y una clase media rural. Por otro lado, los procesos políticos, como el golpe militar del presidente López, influyeron en el trabajo del campo mediante las leyes que se promulgaron; es así que estos procesos han generado directa o indirectamente cambios sustanciales en las formas de concebir el territorio. Incluso se ha recuperando algunas formas arcaicas del trabajo en las haciendas. Entre 1827 y 1931 se da una expansión de las hacienda sobre los baldíos de las pequeñas y medianas propiedades, que fue considerada una transición política que ayudó a la clase elite mediante modelos de expansión capitalista. Este modelo se basa en una lógica extractiva y asimétrica; es decir, desigual en cuanto al campesinado. Esto hace que las comunidades minoritarias se revelen contra estas lógicas por excluirlas del desarrollo; es así que en la década de los 50 y 60 empiezan a darse estas luchas y muchas de ellas dieron origen a los grupos armados ilegales. Sin embargo,y recordando lo que el director mencionó al principio, estos conflictos vienen de la colonia.

 

Como segunda intervención, la compañera Ana habla de la lectura Violencia y medios de comunicación del libro Colombia, violencia y democraci, un informe presentado por la Comisión de estudios sobre la violencia. En este aparte del informe se analiza el rol de los medios de comunicación en los procesos de paz de 1985 con las FARC-EP. Ana retoma lo que Oriana habló en la clase pasada sobre el quiebre en las instituciones de la policía durante la violencia en Colombia, quienes estaban al servicio del orden establecido, status quo; aspecto se dio igual con los medios de comunicación. El quiebre se da por lo intereses políticos de los dueños de las editoriales o canales, intereses que muchas veces iban en contra de los movimientos sociales y no era de extrañar que se deslegitima sus procesos. Quienes que están en contra del orden establecido son tildados de izquierdistas, aliados de la guerrilla y, asimismo, este grupo armado era visto como el único actor que afecta al país, lo que generó que se centrara la culpabilidad a un actor e invisibilizaran las otras violencias. Pese a esta crítica, la seminarista hace la salvedad de que hay periodistas buenos y malos, pero ambos trabajan al servicio de una editorial que de una forma u otra, directa o indirectamente, los censura. De esta forma, al colombiano se estaría negando el derecho a recibir información imparcial. Por último, finaliza sus intervenciones diciendo que los medios de comunicación normalizan y reproducen distintos tipos de violencia mediante sus programas; por ejemplo, los sicarios admiran y toman como ejemplo las novelas sobre narcos y sicarios.

 

El seminarista Diego cierra esta primera parte de la décima sesión hablando de la lectura de Claudia Steiner, Almas en pena: una aproximación antropológica a las prácticas violentas en zonas de conflicto. En el pacífico colombiano los paramilitares han impedido a los afrocolombianos sus prácticas funerarias, lo que se traduciría en una violencia simbólica, como lo plantea Zizek, que busca homogenizar las culturas. Asimismo la autora propone la categoría de los lugares ambiguos o zonas gris donde se deshumaniza al sujeto mediante la violencia extrema; algo parecido a lo que vivió Primo Levi en los campos de concentración nazi. Estas formas de deshumanización crean nuevas formas de relación entre los actores; Michel Taussing menciona que donde prospera la cultura del terror hay una perdida del ser

 

Así como la colonización exacerbó el conflcito entre indígenas, los grupos armados intensificaron antiguos conflictos entre estas comunidades o entre el campesinado. Esto se puede ver en la búsqueda de un culpable, tanto de la comunidad como de los victimarios; unos para recuperar un orden y otros para establecerlos. El seminarista alude a caso del paramilitar alias Tijeras para ejemplificar esto. El caso de Linda Parapetos muestra cómo  la ausencia del Estado legitima expresiones de violencia de la guerrilla y del paramilitarismo: la comunidad, en busca de un orden frente a algunos hechos que catalogaron como cosa del diablo, acudió al jefe paramilitar para que devolviera todo a la normalidad y su forma de hacerlo fue asesinado a Linda Parapetos, una mujer que por vestirse diferente a los demás fue vista como bruja o que practicaba la brujería. De esta manera se expone una serie de relaciones que se puede dar entre la violencia y la religión; por un lado, muchos paramilitares mencionaban que las almas de los muertos los atormentaban; otro tipo de relación que se puede encontrar es con el hecho de que en Córdoba se encuentren más presencia de pentecostales que cualquier otra parte de la región Caribe; y la metamorfosis de los rituales de exorcismos religiosos, ya que el paramilitarismo también desarrolló uno propio y definitivo que solucionó el problema del tormento que padecían algunos de sus miembros mediante un disparo en la cabeza.

 

De esta forma se termina la primera parte de la sesión 10 y se da inicio con la charla del profesor Huges Sánchez. En primer lugar, el director da paso a la intervención del invitado mencionando a algunos autores leídos en el seminario quienes han sido referentes teóricos importantes para comprender el fenómeno de la violencia. Así, el profesor Huges, como historiador sobre temas de la violencia, aportará elementos importantes de análisis para una antropología de la violencia.

 

2.    Conferencia del invitado, el profesor Huges Sánchez

 

El profesor Huges Sánchez inicia su conferencia denominada Cuando el Estado no controla la violencia y para esto define Estado, el cual pasó a ser considerado como un aparato externo al hombre que los controlaba y ejercía sobre ellos la violencia, pero ahora Estado se define como el grupo de instituciones que conforman un país o territorio, aunque esta es la definición que se maneja en la cotidianidad. Por otro lado, también habla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo –FARC-EP– y los paramilitares. Por otro lado, recalca que muchos grupos sociales, políticos e indígenas mencionan que el fenómeno de violencia que están padeciendo proviene del Estado, sin embargo, eso se debe a que no hay control de la violencia por parte del Estado mediante sus fuerzas armadas. Así, el Estado, como proveedor de servicios, debe garantizar desde todas sus instancias el servicio de controlar la violencia. No debe permitir la violencia sobre los líderes y lideresas sociales; sin embargo, la realidad muestra que esto no se está garantizando.

 

El Estado, desde su nacimiento, en especial desde el siglo XVIII, fue pensado como una entidad altamente coercitiva; la cuestión es que esa coerción debe estar encaminada a servir a la sociedad. Es decir, mediante la educación, las leyes, la salud, etc, hacen parte de esa coerción al servicio de la sociedad, pero el Estado también se exaspera en la implementación de la coerción. Un caso de esto son los nazis quienes creían que la coerción servía para un fin que ellos atribuían a la ideología nacional socialista.

 

En Colombia el problema, en términos de su historia política y las discusiones en torno a la violencia, sigue siendo la violencia con algunos matices. Es decir, desde el siglo XIX (incluso antes) la violencia no ha sido frenada, siguió su curso y llegó hasta el siglo XX, especialmente desde 1930, como una primera violencia bipartidista. Luego la violencia del Frente Nacional –FN– en la que se constituye en un ejercicio mediante el cual la violencia bipartidista se frena gracias a una adhesión a elementos comunes como la alternancia en el poder. La violencia durante el FN ascendió hasta la llegada de Uribe al poder en el 2002 la cual, según estadísticas, había dejado un saldo de 28 mil personas muertas; para el 2010 redució a 10 mil y en la actualidad las víctimas varían entre los 12 y 13 mil muertos. En este punta hace una aclaración importante para el estudio de la violencia: cada región puede tener una particularidad en sus violencias debido al control del territorio que ya no es por parte del Estado sino de agentes guerrilleros o paramilitares, ya que desde la territorialidad se construyen nuevas realidades.

 

En este punto el profesor hace alusión a uno de los planteamiento de Hannah Arendt que apuntan a la racionalidad de la violencia. Se dice que somos violentos porque somos inteligentes; controlar a un país como lo hizo las FARC fue algo que se logró con inteligencia. El cerebro juega un papel importante, ya que en términos políticos plantea opciones para llegar al poder y por lo general se hace de manera violenta. El cerebro adapta la realidad a sus fines y esos fines los construye sobre prejuicios y estereotipos que dividen a la población en clases, en partidos políticos, en enemigos o aliados, etc. Por lo tanto, la política va a ser un vehículo de la violencia. Por ejemplo, a partir de las década 60 y 70 el FN entra en crisis y aparecen grupos guerrilleros como las FARC, el EPL, Quintin Lame, ELN, M-19, Ricardo Franco; grupos que trabajan la política sobre marcos violentos con objetivos distintos. En otras palabras, la violencia mueve la política y para llegar al poder se necesita la violencia.

 

Con respecto al el Estado colombiano, este permitió que estos movimientos se fortalecieran; quizás lo que más ayudó fue la aparición del narcotráfico. La política estatal de represión contra estos grupos armados fue ineficiente y en menos de 10 años el narcotráfico creció junto a las guerrillas, sin incluir al M-19 quien estaba en negociaciones de paz en los 90. Henderson en Colombia, víctima de la globalización, dice que el mercado de la droga empieza a ser suplido por los narcos colombiano y como consecuencia de esto la policía, entre otros sectores, se dedicaran a la represión comunista o guerrillera dejando de lado a los narcos; aunque Rodríguez Gacha y Pablo Escobar son casos aislados. Independiente a esto los grupos guerrilleros seguían creciendo gracias a la legitimidad que la población colombiana de la década de los 80 y 90 les da debido al eslogan del partido comunista de combinar todas las formas de lucha.

 

Frente a esta violencia desbordada el profesor, a modo de reflexión, pregunta ¿por qué el Estado colombiano no quiso controlar la violencia? Como ejemplo, recuerda que en el año 1990 Gaviria bombardea Casa Verde, el campamento de las FARC, ubicado en el pie de monte llanero a casi 4 horas de Bogotá. El expresidente, en ese entonces, llamó a Tirofijo para que se escapara del bombardeo… En 1995 se hablaba de una ruptura institucional a la vuelta de la esquina, solo faltaba que la guerrilla se tomara el poder; uno que ya tenía un universo de expansión que se estaba convirtiendo en Estado y ejerciendo un control territorial donde el rico, el ganadero, el hacendado eran las víctimas de los ataques para favorecer a los pobres; un apolítica de lo políticamente correcto.

 

Frente a estas ansias de poder por parte de las guerrillas el profesor pone el ejemplo de El Salvador, donde un comando guerrillero del Frente Farabundo Martí Para la Liberación Nacional intentó tomarse el Capitolio en la ciudad de San Salvador, pero no pudieron; lograron llegar al centro del casco histórico de San Salvador, pero no se tomaron el poder. Un dirigente señaló que ese evento significó la aparición de una epifanía. Es decir, en adelante la vía para tomarse el poder era la vía política. Cosa que en Colombia no pasó; el cerebro es constructivo de realidades, las FARC estaban convencidos que por medio de la violencia se tomarían el poder y a partir de esto nace una de las violencias más horrorosas de Colombia y el mundo, la aparición del paramilitarismo para combatir al efecto de la guerrilla. el Estado no fue capaz de acabar con la guerrilla ni en términos militares y ni en términos de legitimidad, algunos políticos hicieron su carrera gracias a las guerrillas como Oracio Serpa Uribe quien hizo su vida política a expensas del ELN en Barrancabermeja. Si la violencia no era ejercida por el Estado esta era ejercida por particulares, por eso la legitimidad que gana la guerrilla se debe en gran medida a la forma como ejercía la coerción el ejército colombiano. Aunque en Cali se vivó otro tipo de violencia en 1998 con la mal llamada limpieza social lo que significó la muerte de muchas personas.

 

Frente a la ausencia del Estado o su incapacidad de ejercer control sobre la violencia se puede analizar casos como el que sucedió en el departamento del Cesar donde la guerrilla de las FARC tenía un poder tremendo en 1995. Simon Trinidad llegaba a Valledupar sin ningún problema, y durante ese mismo año la guerrilla inicia un proceso de control territorial mediante la violencia; una de sus formas fue mediante asesinando el ganado de varios ganaderos. Otro hecho fueron dos bombas colocadas en un edificios y en una casa. Esto fue el inicio de una guerra por parte de este grupo armado y a los pocos meses inicia el proyecto paramilitar que arrancó en Valledupar de forma violenta. El paramilitarismo asesinó a estudiantes de la Universidad Popular, algunos vinculados con las FARC, y  no conforme con esto llevaron sus cuerpos al frente de la Universidad, los colocaron en unas llantas e incendiaron las llantas.

 

De esta forma el profesor menciona que los paramilitares nunca tuvieron un propósito moral o un propósito de bienestar, su propósito fue escalar la violencia hasta el terror. Ellos consideraban que a las FARC se les derrotaba bajo la premisa de destruirle todo su tejido social, fuera obligado o no; estrategia contrainsurgente conocida como sacarle el agua al pez. Si el territorio antes lo tenía la guerrilla ahora lo tenían los paramilitares, lo cual hace que aparezca una una redefinición de la política, la cual fue llamada como la parapolítica. Un ejemplo de esto fue lo que hizo el fiscal del gobierno de Pastrana al poner a la fiscalía al servicio del universo paramilitar; la recomposición del territorio dio una recomposición de la política.

 

Por otro lado, la llegada de Uribe al poder no puede señalarse como procedente del universo paramilitar; ganó las elecciones “sin su ayuda”, aunque el laso estaba ahí en términos territoriales. Por ejemplo, el nombramiento de Noguera como director del DAS quien tenía una comunicación concreta con grupos paramilitares. Por lo tanto, el paramilitarismo va a ser un proyecto estatal, pero viendo al Estado como un grupo de instituciones que estaban ahora al servicio de una política: quitarle el agua al pez mediante el dominio del territorio, la articulación política y de tipo económico con estos grupos armados. Esto no podía darse sin el apoyo por parte del Estado, algo que era evidente. Otro ejemplo; el socio de Jorge 40, ‘39’, tenía su base paramilitar a menos de una hora de Valledupar sin que las autoridades se dieran cuenta… Cuando se trata de posturas políticas complacientes llama la atención que en el 2001 Gustavo Bell Lemus, ministro de la defensa, estuvo en Valledupar uno o dos días y no vio la base del socio de Jorge 40. Lo que estaba pasando era un operación de tipo estatal que copó todo el territorio del departamento del Cesar y el Magdalena. Pese a esto último, en 1995 no se habló de dictaduras, sino hasta ahora. Una búsqueda rápida de datos e información en toda Colombia sobre este tipo de fenómeno llevaría a señalar esa particularidad ¿por qué la cabeza del Estado permitió que se estableciera una política llamada quitar al pez del agua?

 

Lo primero que no se ha dicho de la nefasta presidencia de Samper y Serpa, fue que en ese gobierno, el de Samper, donde lo militares le dieron un golpe de Estado, es que ya no se puede hablar de golpes de Estado, simplemente empezó a operar la política pública que abarcaba a todas sobre las cuales se iba a establecer una nueva relación de guerra y violencia con la guerrilla.

 

En términos morales se nos dice que la guerrilla no fue tan violenta como los paramilitares, pero eso no sirve de consuelo porque nos lleva a creer que un tipo de violencia resultaba buena porque  iba a llevar al país a un tipo de gobierno en el cual ahora sí se iban a solucionar sus diferentes problemas o se iba a tener un tipo de poder popular. Sencillamente el Estado no controló la violencia, en especial en el caso paramilitar, ya porque la ejercía o porque fue desbordado por la guerrilla o por delegación de esta en los llamados paramilitares. El Estado funcionó, mas bien, en términos de ejercer la violencia como un actor decisivo, un socio que brindaba operatividad a los paramilitares, solo que la violencia estatal estuvo de un lado de la población, una eventualidad nada novedosa sobre todo con los llamados falsos positivos.

 

La violencia en términos de la forma como fue ejercida por varios grupos va a conectar con una negligencia del Estado, la cual, incluso, terminó conectando con una política particular que tiene como ejemplo en un suceso en Atanquez del departamento del Cesar. Un grupo armado paramilitar había llegado al poblado y en las noches estaba degollando a las personas cada dos, tres o cuatro días; un informante interpretaba que la razón de que esto sucediera era que los paramilitares no podían actuar mediante asesinatos de forma grupal para no ser descubiertos. También consideraba, además, que llegaría un tiempo en el que era necesario que el Estado entrara a controlar la violencia. Ese control, a partir del gobierno de Uribe, tuvo un nombre: la seguridad democrática.

 

De esta forma culmina la ponencia del profesor Huges Sánchez y se da inicio a una ronda de preguntas por parte de los asistentes a la charla.

 

2.1. Ronda de preguntas y respuestas

 

A continuación se hace la relatoria de las preguntas y respuestas de esta parte con el nombre de quien genera la pregunta al invitado.

 

Fabio: Desde su planteamiento de la tesis de Estado y Violencia, Hannah Arendt plantea que donde hay poder no hay violencia y donde hay violencia; poder desde el punto de vista del Estado como un entramado de instituciones o como aparece en las democracias bien conformadas. ¿esa ausencia de Estado, que es una ausencia de poder, tiene que ver con la repartición histórica que ha habido entre federalismos del siglo XIX y que fueron heredadas esas divisiones políticas a traés de caudillos y aristocracias regionales y que se manifiestan hoy día en el Caribe y en especial en el Magdalena Grande?

 

Huges: En un acto contradictorio a la tesis de la no violencia de las comunidades, por decir algo, sin poder, lo que está planteando la historiografía es que el Estado cuando pera baja la violencia; es decir, no es que la incentive, él la puede bajar. Pinker señala que desde el siglo XVIII hasta la actualidad, con toda la violencia que ha existió en Colombia, dice que el Estado tiende a ser un estabilizador de la violencia. La idea de crear un estado moderno en el siglo XVIII iba en la vía; los monarcas europeos de este siglo no podían controlar la violencia y a los filósofos le tocó salir a inventar esa ficción que ayudara a que la violencia fuese controlada por una categoría o concepto llamado Estado. Pero ¿y las guerras mundiales? Si se hace una ecuación entre lo que sería un universo de personas comparadas con las de hace 200 años encontramos que hoy hay menos muertos. Con toda la problemática en materia de violencia que tienen Colombia, la cifra de 12 mil muertos no es alta para la cantidad de población que tenemos; los antiguos se consideraban más violentos que los modernos en términos de cantidad.

 

Oriana: En relación a que los paramilitares tienen dinámicas más violentas que los guerrilleros, sin caer en una competencia sobre quien es más o menos violento, mi pregunta va enfocada en ¿cómo cree usted que las diferentes ideologías políticas, religiosas, morales, entre otras, contribuyen de alguna manera a que las dinámicas del horror, del miedo, de la violencia más extrema sea por parte de los paramilitares que de los grupos guerrilleros?

 

Huges: Primero por lo que señalaba sobre la utilización del concepto de terror. Es decir, si tú haces del terror una política no hay resquicio para que seas bondadosa. El terror lo que te dice es que tienes que ejercerlo. Por otro lado está la cuestión de la moralidad. Independiente de lo que fuera, así hubiera un fin político, la guerrilla tenía un carácter moral más fuerte; se creen todavía mejores, incluso. Mientras, lo paramilitares estaban conformados por personajes que no tenían ninguna valoración de tipo moral respecto a ejercer la violencia; a ellos les pagan por ser violentos y entre más violencia más les pagaban.

 

Ana: Aparte de la política del terror que permite la legitimización de la violencia por parte del Estado ¿cuáles serían las otras causas que conllevan a que el Estado no erradique por completo la violencia?

 

Huges: Hay varias causas. Por ejemplo, una sería que los militares se benefician de la guerra; es decir, yo necesito tener una guerra porque de ella me beneficio… Pero en términos en la forma en que este universo se va legitimando o se va haciendo más claro la deslegitimización del Estado se encuentras muchas más causas. Hay una canción que sacó el cantante vallenato Poncho Zuleta sobre el pueblo donde yo nacía que se titulaba Astrea, tierra de paramilitares, pero lo que hay ahí es que dentro de la micro historia de la territorialidad de los paramilitares hay una legitimidad de tipo social; es decir, la gente avaló el proceso paramilitar. Cuando el paramilitarismo llegó a Valledupar en el 95 fueron recibidos por comerciantes medios, no la élite,  como algo positivo que iba a ayudar a cambiar la situación a la que la guerrilla la llevó. Hay una legitimidad social que nosotros no la concebimos porque en el fondo creemos más en la de tipo  izquierdista. La legitimidad al paramilitarismo pasaba por el hecho de que ellos convivían y manejaban dentro de los poblados varios elementos de tipo cultural como las fiestas en la que todos convivían con el fenómeno.

 

Fabio: ¿Eso no representa verdaderamente la consolidación del paraestado? Es decir, era un Estado y la gente lo seguía porque era el Estado mismo, y veía en ellos formas de justicia y derecho similares a las que el Estado creaba con sus leyes y políticas, pero la gente terminó por obedecer porque no tenía otra alternativa sino adherirse a ese paraestado.

 

Huges: Tu pregunta llama la atención sobre algo que se debe analizar de la famosas geografías paramilitares. En el Valle del Cauda, la base paramilitar más cercana estaba en el lago Calima; lo paramilitares no tocaron la Universidad del Valle. En el caso del Cesar o de Barranquilla mataron a profesores y estudiantes, y la pregunta que viene es ¿por qué? Mi respuesta es que la forma cómo opera el universo político en el Caribe colombiano es bastante particular. Es decir, el cambio en la adhesión política es muy fácil; estos elementos volatiles en términos de la política y la violencia son claves en su entendimiento. Por otro lado, la conexión que hay en el Caribe con el Estado es más fuerte en el sentido en que este provee a la sociedad de bienes y servicios que de otra manera no iban a tener, y en el momento que llegan los paramilitares y sale el Estado ahora hay que pedirle al paramilitar.

 

Diego: En relación a lo que mencionaba sobre las diferencias que hay del paramilitarismo entre las regiones, ¿la misma construcción de las regiones ayudó en cierta forma a que se desarrollaran conflictos particulares en las regiones? Tanto así que en Boyacá, cuando llegaron las AUC la misma población dijo que esos paramilitares eran mucho más violentos que los que ya estaban en la región.

 

Hugues: La violencia en Colombia es una violencia regional; es una violencia localizada. Pero lo que señalas, sobre la particularidad del Caribe, donde la antropología deben entrar a decirnos muchos, sería entender cómo una región que aparentemente no era violenta se convirtió en una de las más violentas. Es decir, cómo aparece un señor como Jorge 40 que hoy es un empleado de la alcaldía y a los 10 días está participando en una masacre. Siguiéndote un poco, cuando estuve en Puertotejada hace 4 años, un señor hablaba sobre el paramilitarismo y el costeño, y cuando le pregunté cuál era el cuento con el costeño, me dijo que él era el más malo de todos; un contraste fuerte con la imagen del costeño alegre y bailador y que ahora me lo acabas de recordar con la particularidad de Boyacá.

 

Así concluye la sesión número 10 del seminario introducción a una antropología de la violencia. Caso Caribe colombiano.



[1]     Ferrándiz Martín, Francisco; Feixa Pampols, Carles. Una mirada antropológica sobre las violencias. Alteridades, vol. 14, núm. 27, enero-junio, 2004, pp. 159-174. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa Distrito Federal, México. Pp.161.



REFLEXIONES FINALES

Campesinos de tierra y agua, objetivos de la globalización capitalista

Diego Armando Soledad Sánchez

 

Entender el conflicto armado en Colombia desde una Antropología de la violencia no es un tema sencillo; el fracaso del proyecto Nación hizo que las regiones del país desarrollaran sus propias particularidades (Munera, 1998) frente al fenómeno de la violencia. Por ejemplo, el proyecto paramilitar sui géneris que construyó Hernán Giraldo era cuento aparte de lo que se estaba pensando en el resto del país, o el hecho de que en la Sierra Nevada de Santa Marta hayan tenido presencia casi todos los grupos armados del país (Oraloteca al aire, 2018). Sin embargo, el punto central de este escrito radica en entender por qué el conflicto armado se ensañó con el campesinado, en especial con la Asociación Nacional de Usuarios Campesino –ANUC– y la posible relación de este fenómeno violento con la globalización. Para esto analizaré los ocho tomos que el Centro Nacional de Memoria Histórica –CNMH– le dedicó a los campesinos y campesinas del Caribe colombiano titulado Campesinos de tierra y agua: memorias sobre sujeto colectivo, trayectoria organizativa, daño y expectativa de reparación en el Caribe 1960-2015[1].

 

Este informe al ser una reconstrucción de la memoria histórica de los campesinos y campesinas de esta organización no va más allá del relato historiográfico; es decir, no hay una lectura crítica sobre los procesos que vivió el campesinado y la ANUC en esta región. En esta medida interesa ver cómo, mediante la violencia política, se articulan otros tipos de violencias contra el campesinado, ya que, por ejemplo, bajo la lógica de los terratenientes y algunos políticos de la región “los campesinos han sido […] señalados [como] ladrones de tierras, ladrones de ganado y como miembros o auxiliadores de las guerrillas y el paramilitarismo” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017h, p.21). Estos señalamientos sirvieron en gran medida a la expansión de la globalización en tierras campesinas del Caribe. Otro aspecto por analizar son las afectaciones que el conflicto armado ha generado en la vida política de campesinas y campesinos, la cual empezó a ser regulada por

 

[…] los paramilitares, quienes, a instancias de políticos y terratenientes, configuraron nuevos órdenes locales, a través del desplazamiento, el despojo y el abandono forzado de tierras, generando cambios en la relación con la tierra y el agua y en el uso del suelo. (Ibid, p.19)

 

Para entender cómo se articulan varios tipos de violencia que afectaron a los campesinos y campesinas de la ANUC, el concepto de violencia objetiva y sistémica de Zizek (2009)  permite analizar los procesos que aquí confluyen, ya que, por ejemplo, mediante los señalamientos por parte de políticos y terratenientes hacia el campesinado se legitima una violencia física contra este al considerarlos colaboradores de uno u otro actor armado; lo que puede problematizar, aún más, la titulación de tierras. Como parte de estos señalamientos, el concepto de etnia nacional de Arjun Appadurai (2007) arrojará luces sobre el por qué de un ataque sistemático contra los campesinos y campesinas del Caribe colombiano en medio de la imposición de una etnia regional que apunta a articularse al proyecto de globalización nacional. Por último, las reflexiones de Elsa Blair (2004) sobre las masacres acompañaran las conclusiones, ya que estás parecen haber dejado un mensaje en el campesinado.

 

A modo de síntesis, la serie de informes de los Campesinos de tierra y agua, hace parte de los trabajos que viene realizando el CNMH sobre las memorias de la violencia en Colombia. Estos ocho tomos que conforman esta colección dan cuenta de los procesos organizativos del campesinado en la región del Caribe desde 1960 hasta el 2015, sus luchas por la tierra y mejores condiciones de vida. También se relatan las afectaciones que la violencia ha dejado en las comunidades. Es importante resaltar que esta reconstrucción es iniciativa de las mismas víctimas:

 

A finales del año 2012 líderes sociales y campesinos del departamento de Sucre enviaron a la Dirección General del CNMH una comunicación mediante la cual se le solicitó acompañar la formulación de una propuesta de reconstrucción de memoria participativa que formulara aportes para la reparación colectiva del movimiento campesino, teniendo como base, por un aparte, la extrema violencia a la que había sido sometidas comunidades campesinas y población rural en general en los departamentos de Sucre y Bolívar y, por otra, el sacrificio del proceso social y político organizativo del campesinado. (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017, p.12)

 

En este trabajo se recogen las narrativas y vivencias de campesinos y campesinas ubicados en “siete de los ocho departamentos del de la región Caribe” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017h, p.12): Sucre, Córdoba, Bolívar, Magdalena, Cesar, Atlántico y La Guajira. El objetivo de estos informes consistió en “reivindicar la victimización de la Anuc y del movimiento campesino” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017h, p.14) en general. Es decir, no se centró solo en la ANUC sino en toda la población rural.

 

Con este pequeño resumen de lo que comprende el informe sobre los Campesinos de tierra y agua, se puede empezar a analizar cómo se sintieron los efectos de la globalización en el campesinado del Caribe colombiano.

 

A raíz de este proceso global se da un recrudecimiento de la violencia a gran escala, lo que también deja entrever una ideología de la nación. El antropólogo Arjun Appadurai (2007) entra a identificar las patologías sociales de la modernidad en su ensayo Del etnocidio al ideocidio. A pesar de que las minorías y las mayorías son construcciones de la modernidad, las primeras son la imagen de la vergüenza nacional porque portan recuerdos no deseados para la etnia nacional (Appadurai, 2007). Como la ineficiencia del Estado, o en otras palabras la capacidad autónoma de los campesinos de la región Caribe para tener mejores condiciones de vida sin depender de una política mundial.

 

Esta autonomía se ve reflejada en cómo los campesinos y campesinas lograron organizarse en Juntas de Acción Comunal –JAC– o en asociaciones campesinas para obtener no solo un territorio donde trabajar, sino una mejor calidad de vida (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017e). Por ejemplo, en la década del sesenta en el departamento de Córdoba el campesinado consiguió, mediante sus luchas, el respaldo de sindicatos agrarios, juntas de acción comunal e incluso varios comités cívicos para brindar soluciones a sus necesidades, tales como la educación, la salud, construir vías de acceso y electrificar las veredas y corregimientos (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017a). Muchas de estas luchas consistían en la toma de terrenos baldíos, pero en el caso de La Guajira “ la lucha por la tierra no consistió en invadir parcelas, fue ‘una lucha pacífica’” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017b, p.18) que les generó los mismos resultados respecto al acceso de la tierra, pero igual fueron reprimidas violentamente.

 

Estas luchas campesinas por la adjudicación de tierras y una mejor calidad de vida se volvió una amenaza para el proyecto de la élite regional que se traduce en la capitalización del campo. La ganadería extensiva, el monocultivo e incluso los cultivos ilícitos entraban en la lógica de la globalización por los excelentes resultados económicos que esto dejaba. En cambio, el campesinado, la minoría, su proyecto de una tierra para todos debía ser exterminado porque ahí se enmarca la diferencia (Appadurai, 2007), o la igualdad de condiciones que pone en riesgo los privilegios que la élite regional ha construido en medio de su articulación a la etnia nacional. Esto en alguna medida justificaba el hecho de que el campesinado debía ser sometido o eliminado para obligarlo a entrar al mundo de la globalización sin alterar los intereses de las élites. Un mundo que resulta bastante maniqueo, ya que no le basta ver al campesinado como minoría sino que se empeña en representarlo como la quintaesencia del mal (Fanon, 1963), colaboradores de la guerrilla, del paramilitarismo o los no deseados de la globalización. Algo que en buena medida permitió que entre 1960 y 2015 se diera un proceso de despojo sistemático de tierras en la población campesina que alcanzó 1.840.000 hectáreas (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017h).

 

Siendo así las cosas, las organizaciones campesinas que lucharon, incluso, histórica y ancestralmente por sus derechos (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017d & 2017e) debía ser detenida. Esto fue el aliciente para que se desarrollara un tipo de violencia que va de la mano con el proceso de globalización capitalista y los “sistemas económico y político” (Zizek, 2009). Es decir, la élite regional se valió de la estigmatización del campesinado para deslegitimar sus luchas y, así, justificar el uso de la violencia, tanto de la fuerza pública, muchas veces aliadas con el paramilitarismo, como de actores armados ilegales (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017e; 2017a; 2017b; 2017c; 2017d; 2017f & 2017g).

 

Lo particular de estas estrategias de deslegitimización es que empiezan a coincidir con las fechas en que se empieza a aplicar la doctrina contrainsurgente en América Latina creada “por los Estados Unidos durante el periodo histórico conocido como la Guerra Frías” (Insuasty et al., 2016, p.11) en los años ochenta. Cabe aclarar que en el caso colombiano solo se vivieron las consecuencias de esta doctrina (Insuasty et al., 2016); sin embargo, en el Magdalena ya se venía estigmatizando al campesinado como colaboradores o miembros de la guerrilla en los años setenta, varios años antes de la presencia de este grupo en el departamento (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017f). Esta violencia objetiva y sistémica (Zizek, 2009) ayudó en la creación de un enemigo común: el otro que no se acomoda a mis intereses y, por lo tanto, debe ser eliminado mediante diferentes tácticas de violencia.

 

Desde los años sesenta el campesinado ya venía luchando por el acceso a la tierra, de la mano a esto los hacendados, ayudados por la fuerza pública, iban desalojando, persiguiendo, encarcelando e intimidando a los campesinos y campesinas que habían tomado territorios para trabajarlo o que estaban en él, desde hace un tiempo, como aparceros o arrendatarios. Los asesinatos también entraban en estas tácticas de terror, sin embargo, en las décadas del noventa y la del dos mil, las expresiones de violencia se agudizaron, en gran medida por el paramilitarismo, lo cual contribuyó al triunfo de la violencia objetiva y sistémica de la globalización. Es decir, los asesinatos selectivos, como la táctica del uno por uno que consistía en asesinar a un campesino cada vez que se adjudicaban un terreno (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017c), y las masacres lograron desarticular las organizaciones campesinas. En la actualidad los campesinos y campesinas temen organizarse nuevamente, la imagen de la ANUC fue, en cierta forma, satanizada (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017h). Incluso en varias partes del Cesar, desde los años noventa, ya no hay condiciones para la lucha por la tierra (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017e).

 

¿Qué queda?

 

Con este panorama, entender el conflicto armando en el Caribe colombiano no es suficiente mediante una mera reconstrucción de la memoria histórica, cosa que no deja de ser importante pero sí insuficiente. Por ejemplo, las formas de expresar y definir la violencia, en especial las vividas por la ANUC, son variadas y se hacen desde la posición del narrador; una posición que construye realidades y discursos de este fenómeno y que en últimas va a determinar el relato sobre la violencia. Por un lado está el discurso que construye el  intelectual, el cual se confronta con la realidad misma de la violencia; un encuentro inevitable al que se enfrenta cualquier académico que busque acercarse a la violencia en una sociedad como la colombiana donde nunca ha cesado la horrible noche, solo ha mutado: de la violencia colonial se pasó a la violencia entre independentistas y realistas; posterior a ello se convirtió en la guerra entre centralistas y federalistas; después de una serie de guerras civiles pasó a ser La violencia entre liberales y conservadores, hasta el tipo de violencia que tenemos actualmente con sus diferentes tipologías y manifestaciones que tienden a autoalimentarse unas con otras. Por otro lado, está el relato de las víctimas, del campesinado de la región Caribe que la violencia ha logrado restarle agencia en sus asociaciones que aún se mantienen, o, en el peor de los casos, las ha desarticulado por completo (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017h).

 

Justamente el problema de un acercamiento antropológico a este fenómeno puede radicar en sus múltiples manifestaciones y expresiones. Ferrándiz y  Feixa (2004) dejan entrever la complejidad de esta al hacer un recuento de los tipos de violencia que existen: política, estructural, simbólica y cotidiana. Asimismo, estas “no deben considerarse como dimensiones autoexcluyentes: casi todas las formas de violencia cotidiana […] tienen sus bases en la estructural, y a menudo la simbólica se traduce en formas de movilización colectiva politizadas” (Ferrándiz & Feixa, 2004, p.163). De aquí que a principios de la década del setenta se creara la ANUC Línea Armenia que respondía más a los intereses del gobierno, manteniéndose en silencio frete a las masacres y asesinatos de campesinos y campesinas (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017f). Es por esto que la incapacidad del Estado colombiano de monopolizar la violencia, y su ausencia en muchas regiones del país, en especial el Caribe, ha permitido que grupos armados ilegales impongan un nuevo orden mediante la violencia ocupando ese vacío estatal. Lo que, como consecuencia, ha dejado un saldo de 2.039.680[2] víctimas y 464[3] masacres en la región Caribe.

 

Una ultima reflexión sobre las estrategias de eliminación del campesinado en el marco del proyecto de la globalización está relacionada con la doble problemática de las masacres. Por un lado, se establece una discusión que raya lo puramente estético sobre a qué llamar masacre. Es decir, para el Centro Nacional de Memoria Histórica –CNMH– esta se determina por “el homicidio intencional de 4 o más personas en estado de indefensión y en iguales circunstancias de modo, tiempo y lugar, y que se distingue por la exposición pública de la violencia” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2012); mientas que para el Instituto de estudios para el desarrollo y la paz –Indepaz– esta empieza con el “homicidio intencional y simultaneo” (González, 2020) de 3 o más personas. Por otra parte, estas discusiones tienden a dejar en un segundo plano el carácter político de esta expresión extrema de violencia. Aunque Elsa Blair considera que la masacre “no tiene ningún propósito más allá de ella misma [porque] es la violencia en estado puro, nada más” (Blair, 2004, p.168), en manos del paramilitarismo, la guerrilla o los agentes represivos del Estado colombiano ha servido para restablecer o imponer un orden, como la desintegración de las organizaciones campesinas que ha permitido la globalización del campo. El mensaje que deja la masacre es claro: las minorías campesinas que rompan los contratos sociales de la élite regional corren el riesgo de ser eliminadas por transgredir el proyecto de la globalización (Segato, 2003) de la etnia nacional.

 

 

Bibliografía

 


Appadurai, A. (2007). Del etnocidio al ideocidio. En El rechazo de las minorías: Ensayo sobre la geografía de la furia (Primera Edición, pp. 13-28). España: Tus Quets Editores.

Arendt, H. (2005). Sobre la violencia (Primera Edición). Alianza Editorial.

Blair, E. (2004). Mucha sangre y poco sentido: La masacre. Por un análisis antropológico de la violencia. Boletín de Antropología Universidad de Antioquia, 18(35), 165-184.

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2012). Bases de datos—¡Basta ya! Colombia: Memorias de guerra y dignidad. Recuperado de http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/informeGeneral/basesDatos.html

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2017a). Campesinos de tierra y agua: Memorias sobre sujeto colectivo, trayectoria organizativa, daño y expectativas de reparación colectiva en la región Caribe 1960—2015. Campesinado en el departamento de Córdoba. Recuperado de https://centrodememoriahistorica.gov.co/wp-content/uploads/2020/01/cordoba_baja.pdf

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2017b). Campesinos de tierra y agua: Memorias sobre sujeto colectivo, trayectoria organizativa, daño y expectativas de reparación colectiva en la Región Caribe 1960—2015. Campesinado en el departamento de La Guajira. Recuperado de https://centrodememoriahistorica.gov.co/wp-content/uploads/2020/01/campesinos-guajira.pdf

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2017c). Campesinos de tierra y agua: Memorias sobre sujeto colectivo, trayectoria organizativa, daño y expectativas de reparación colectiva en la región Caribe 1960—2015. Campesinado en el departamento de Sucre. Recuperado de https://centrodememoriahistorica.gov.co/wp-content/uploads/2020/01/Sucre_baja.pdf

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2017d). Campesinos de tierra y agua: Memorias sobre sujeto colectivo, trayectoria organizativa, daño y expectativas de reparación colectiva en la región Caribe 1960—2015. Campesinado en el departamento del Atlántico. Recuperado de https://centrodememoriahistorica.gov.co/wp-content/uploads/2020/01/Atlantico_baja.pdf

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2017e). Campesinos de tierra y agua: Memorias sobre sujeto colectivo, trayectoria organizativa, daño y expectativas de reparación colectiva en la región Caribe 1960—2015. Campesinado en el departamento del Cesar. Recuperado de https://centrodememoriahistorica.gov.co/wp-content/uploads/2020/01/Cesar_baja.pdf

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2017f). Campesinos de tierra y agua: Memorias sobre sujeto colectivo, trayectoria organizativa, daño y expectativas de reparación colectiva en la región Caribe 1960—2015. Campesinado en el Magdalena. Recuperado de https://centrodememoriahistorica.gov.co/wp-content/uploads/2020/01/campesinos-magdalena.pdf

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2017g). Campesinos de tierra y agua: Memorias sobre sujeto colectivo, trayectoria organizativa, daño y expectativas de reparación colectiva en la región Caribe 1960—2015. Campesinado en la mojana sucreña y bolivarense. Recuperado de https://centrodememoriahistorica.gov.co/wp-content/uploads/2020/01/Mojana_baja-1.pdf

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2017h). Campesinos de tierra y agua: Memorias sobre sujeto colectivo, trayectoria organizativa, daño y expectativas de reparación colectiva en la región Caribe 1960—2015. Introducción – metodología y conclusiones generales del trabajo de investigación. CNMH. Bogotá, Colombia.

Fanon, F. (1963). La violencia. En Los condenados de la tierra (pp. 16-53). México: Fondo de Cultura Económica.

Ferrándiz, F., & Feixa, C. (2004). Una mirada antropológica sobre las violencias. Alteridades, 14(27), 159-174.

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Insuasty, A., Valencia, J., & Restrepo, J. (2016). Elementos para una genealogía del paramilitarismo en Colombia. Historia y contexto de la ruptura y continuidad del fenómeno (I) (pp. 11-45). Colombia: Grupo de Investigación y Editorial Kavilando.

Munera, A. (1998). El fracaso de la nación. Región, clase y raza en el Caribe colombiano (1717—1810). Colombia: Banco de la República.

Oraloteca al aire. (24 de noviembre de 2018). Análisis del crimen organizado y la violencia urbana en el distrito de Santa Marta 24/11/2018. [Audio en podcast] Recuperado de https://www.mixcloud.com/grupo-oraloteca/análisis-del-crimen-organizado-y-la-violencia-urbana-en-el-distrito-de-santa-marta-24112018/?play=fb

Segato, R. (2003). Las estructuras elementales de la violencia: Contrato y estatus en la etiología de la violencia. En Las estructuras elementales de la violencia. Ensayos sobre género entre la antropología, el psicoanálisis y los derechos humanos (pp. 131-148). Argentina: Universidad Nacional de Quilmes.

Zizek, S. (2009). Adagio ma non troppo e molto expressivo: SOS Violencia. En Sobre la violencia: Seis reflexiones marginales (pp. 19-53). Argentina: Paidós.



[2]     Datos obtenidos de la página oficial de la Unidad para la atención y reparación integral a las víctimas con corte del primero de octubre de 2020. Disponible en http://fichaestrategica.unidadvictimas.gov.co/

[3]     Cálculo obtenido de la base de datos del Centro Nacional de Memoria Histórica. Disponible en http://centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/informes2013/bastaYa/basesDatos/Masacres1980-2012.xls 


 

 

Análisis desde una antropología de la violencia: Una aproximación desde la violencia de género sobre el ser mujer en el caribe colombiano en medio del conflicto armado

 

 

 

Oriana Arrieta Mantilla-2018140005

 

 

 

 

Universidad del Magdalena

 

 

 

Seminario: Introducción a una Antropología de la Violencia en Colombia. El caso Caribe

 

 

 

 

Doc. Fabio Silva Vallejo

 

 

 

 

 

Análisis desde una antropología de la violencia: Una aproximación desde la violencia de género sobre el ser mujer en el caribe colombiano en medio del conflicto armado

 

Cuando hablamos de violencia, asumimos parcialmente que se encuentra insertada en nuestros sistemas socioculturales debido a la instrumentalización desmesurada de la misma, con tal de dar certeza del poder político y social que los gobiernos (o grupos disidentes) ejercen en su sistema nación, respecto a las amenazas que colocan en cuestión y desestabilizan la identidad nacional (Appadurai, 2007), sin embargo, hablar de una cultura de la violencia, es problemático e inadmisible, puesto que en palabras de Restrepo (citado en Ferrándiz & Feixa, 2004, p 161) la violencia genera un proceso de ruptura en la cultura, es decir, que la cultura en realidad, derrota los procesos de violencia en la medida en que necesita discutir, afrontar y llegar a un consenso colectivo para enfrentar y generar una identidad que desarrolle finalmente las subjetividades políticas de quienes habitan en determinado entramado social, manifestándose en luchas, organizaciones, marcos de agencia y resistencia frente a cualquier mecanismo de horror y terror que llegó a alterar, cosificar y anular la subjetividad e identidad de aquellos y aquellas afectados (as), que además de agentes, también han sido víctimas (Cavarero, 2009).

En términos antropológicos la violencia se considera un fenómeno social que genera afectaciones políticas, económicas, sociales, culturales y psicológicas en los y las víctimas que suelen ser el objetivo para infringir terror, recalcar relaciones asimétricas de poder y termina siendo el resultado instrumental de una construcción histórica, con orígenes patriarcales que a través del tiempo y mediante la idealización de los roles de género occidentales, los componentes como ‘’virilidad masculina, la virtuosidad del uso de las armas, el honor masculino’’ entre otras construcciones socioculturales de carácter patriarcal, enmarcaron unas relaciones asimétricas de poder, entre mujeres y hombres (Muchembled, 2010, p 23), respecto al uso desmesurado de la violencia como medio legítimo, la cual se transforma en un derecho, cuando el estado la monopoliza, para validar sus mecanismos institucionales (Benjamin, 1998); además, la violencia busca constantemente generar relaciones de dominación sobre el/la otro (a), sin embargo la violencia como fenómeno social, es el medio, pero nunca el fin que produce un poder legítimo, ya que como Arendt (2005) ha sistematizado en sus estudios sobre la violencia, esta no puede producir poder, sino más violencia, ya que como medio se auto limita en su propio caos.

En este orden de ideas, Meertens (2000), habla de la violencia en Colombia como una problemática de carácter cíclico, que ha afectado mayoritariamente las áreas rurales, en ciclos que suelen tener unas razones de ser particulares en cada etapa histórica y con lapsos temporales usualmente de 25 años; es así, como la autora manifiesta que en nuestro país podemos reconocer cuatro periodos de violencia hasta comienzos del 2000: 1) la de los años treinta, cuando las y los campesinos se organizaron para exigir transformaciones positivas respecto a las condiciones y derechos sobre su trabajo, en disputa por la ley de tierras en 1936, la 2) y más recordada la violencia ocurrida en los cincuenta y sesenta, denominada el periodo de  La Violencia, que se dio por los constantes enfrentamientos políticos entre los partidos conservadores y Liberales, la 3) que se desencadenó por una nueva organización gremial campesina para los setentas en busca de los derechos de su trabajo con la Tierra, y la 4) que sitúa a finales del siglo XX, como un nuevo auge de violencia focalizada y agravado por los actores de grupos armados, quienes generan una extensión de violencia, horror y masacres a nivel geográfico en las zonas rurales (Meertens, 2000; p 16); sin embargo, en la actualidad nacional, los procesos de paz y reconciliación en la Habana en 2016 y el postconflicto que seguimos atravesando, parecen demostrar la falta de garantías de los gobiernos de turno para la no repetición y búsqueda de la verdad para los y las víctimas del conflicto de los procesos y masacres violentas que hubo a finales del siglo XX y a principios de siglo. Incluso hasta la fecha registrada desde el primero de enero, hasta el 15 de diciembre del 2020 en el portal periodístico de la Verdad Abierta (2020), se hayan sistematizado 84 masacres en todo el territorio nacional, específicamente en las áreas rurales.

Para el caso de la violencia en el Caribe Colombiano, la población rural y urbana no solo tienen que lidiar los procesos que inmiscuyen el conflicto armado, sino adicionarle, los rasgos históricos coloniales que preceden una doble estigmatización nacional y una doble subalternidad regional, por la constitución política y territorial que, desde la conquista, ha instaurado unos imaginarios discriminatorios raciales, frente a ser Caribe en el contexto nacional. El afán de independencia política de los criollos en el siglo XIX, introdujo una hegemonía de lo nacional, que aunque quería desvincularse de la corona española, marcaron unas maneras de ser eurocéntricas en el marco de clases sociales, que aumentaron las relaciones problemáticas con las periferias regionales, en las cuales se encontraban más asentadas que en las ciudades, las comunidades indígenas, negras y campesinas, en las llamadas rochelas y que hoy día conocemos como la periferia (Arias, 2007).

De esta manera, las categorías distinción/distancia, comienzan a hacerse visibles en el desarrollo de la élite nacional criolla respecto al pueblo y los márgenes del país, es decir la periferia; es así, como el discurso y la práctica de las bellas artes se convierte en unas de las distinciones fundamentales de la élite, la cual contenía todas la cualidades eurocéntricas positivas como la profesión de la religión católica, la educación como capital simbólico, que les permitía el control político andino que se proyectaba al resto de la patria, en palabras de Arias (2007) era la nobleza del estado, quien al tener estas cualidades, podía clasificar y jerarquizar el campo del poder (p33).

Estos procesos coloniales y prácticas raciales de carácter eurocéntrico dejaron implicaciones racistas que se mantienen en la actualidad, sobre todo una hiper exotización de lo Caribe, aspecto que recae mayoritariamente sobre las mujeres de esta región, en relación con una cosificación estética y sexualizada del ser mujer en medio del ‘’folklor tropical’’, que era la antítesis de la región andina, respecto a ser una mujer blanca colombiana; autores como Figueroa (2009), nos recuerdan cómo a través de obras celebres como la de Gabriel García Márquez en Cien Años de Soledad, se ejemplifican estos imaginarios racistas, sexistas y violentos, en donde la mujer hace parte de una economía moral, que enmarca específicamente el ámbito privado de las labores del cuidado familiar, invisibilizando el liderazgo sociocultural que esta tiene en cualquier sociedad o comunidad a la que pertenezca (Figueroa, 2009; p. 21-22).

No obstante, el conflicto armado en el Caribe Colombiano según Figueroa (2009) toma auge en los sesenta y setentas debido a las relaciones que los partidos políticos de izquierda tenían con los grupos paramilitares, como agentes que erradicaban para su conveniencia, las ‘’amenazas’’ de democratización monetaria y política que organizaciones campesinas como la ANUC (la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos) tenían como objetivo ingresar como agentes autónomos y críticos acerca de su desarrollo socioeconómico, en relación con la producción agraria; además, el querer situarse en la esfera pública, mediante el quehacer político moderno, que la globalización comenzaba a demandar en el mercado laboral agrario.

Sin embargo, las élites regionales del Caribe Colombiano junto al gobierno de turno de la época les dieron la espalda a las exigencias de la ANUC, y fue mediante actores paramilitares que ocurrieron dos fenómenos sociales en la región: a) el genocidio a la comunidad campesina (ANUC) y b) la consolidación de los grupos paramilitares como agentes del poder de las élites locales que exterminaban a todos estos grupos que estuvieren en contra de sus intereses. De esta manera, Figueroa (2009) sugiere que los departamentos más afectados por los partidos liberales de izquierda, a finales del siglo XX, con estas modalidades contra el campesinado, fueron: Cesar, Córdoba, Sucre, Bolívar, EL Magdalena y La Guajira, lo que da cuenta del asentamiento de estos grupos al margen de la ley, por medio de los objetivos de las Elites regionales latifundistas (p. 221).

En relación con lo anterior, la persistencia del conflicto armado en el Caribe Colombiano es persistente, Trejos, Badillo e Irreño (2019) demuestran que existen dificultades aún, para ejecutar los Programas de Desarrollo con Enfoque territorial (PDET), los cuales surgieron del Acuerdo de Paz firmado entre el gobierno colombiano y las FARC, con la intención de una transformación del territorio, el cual, con sus poblaciones y comunidades han sido víctimas del conflicto armado. Los autores dan cuenta de un estudio comparativo con tres variables de análisis: 1) las rentas ilegales, 2) presencia de actores armados y 3) los grados de afectación de esta violencia armada desde enero hasta septiembre del 2018, lo que dio como resultado una heterogeneidad de posibilidades según la extensión del territorio, para la subregión de la Sierra Nevada de Santa Marta, el Perijá y Montes de María, son territorios que aún presentan altos índices de violencia armada, aspecto que puede retrasar y truncar las implementación de estos PDET, en contraposición, las subregiones de Sur de Córdoba y Sur de Bolívar por su extensión territorial, presentan menos retos consensuales, sin embargo, tiene una alta presencia de actores armados, quienes sabotean estos procesos de construcción de paz, como lo son El clan del Golfo, Los Caparrapos y disidencias de la Farc.

 Por los tanto los y las líderes sociales, son blanco paramilitar o guerrillero, ya que son quienes precisamente por su agencia en el territorio con sus comunidades, colocan en riesgo las rentas ilícitas, ya que suelen ser quienes generan la conexión de la población con la instituciones estatales y gubernamentales, es así como su servicio con las organizaciones, fundaciones o ONGS a las que pertenezcan, los vuelve un agente transmisor de los sucesos problemáticos que persisten por estos actores armados, convirtiéndose en una amenaza de carácter político, que lleva a asesinatos sistemáticos de nuestros líderes y lideresas sociales  (Trejos, Badillo e Irreño 2019, p 36-40).

Sin embargo, si volcamos nuestra mirada sobre la población femenina respecto a sus implicaciones, violación de derechos, incidencia y agencia en el marco del conflicto armado, los antecedentes expuestos se agudizan porque ellas tienen una doble subalternidad en este conflicto, en primer lugar, el ser mujeres, las hace ese ‘’otro’’ en las estructuras patriarcales de la sociedad nacional colombiana, al tener que enfrentar unas relaciones y divisiones de roles de género asimétricas respecto a los hombres de su grupo familiar, comunidad y actores armados, que habitan en el territorio, en donde, deben contraponerse a la idealización femenina que recae sobre ellas, que las lleva a desempeñase históricamente en el ámbito privado de sus núcleos familiares, que en muchos casos se encuentran subordinas o limitadas por sus parejas sentimentales. En este sentido, Meertens (2000) apuntó que la incidencia de las mujeres en estas problemáticas de violencia no fueron realmente atendidas para finales del siglo XX, sin embargo, a principios de este siglo, gracias a instituciones como el Centro Nacional De Memoria Histórica y la Comisión de la Verdad, se ha comenzado a documentar, exponer y trabajar con la población femenina tanto de mujeres campesinas, indígenas, afrodescendientes, como con mujeres transgénero, pertenecientes a la comunidad LGTBIQ+, víctimas de este conflicto armado patriarcal.

A esto debemos sumarle, que el ser mujer en el Caribe colombiano tiene una carga colonial periférica e histórica, respecto al territorio y la exotización nacional que existe sobre lo caribe como ya mencionaba Arias (2007) y Figueroa (2009). En el VI Informe sobre violencia sociopolítica contra mujeres, jóvenes y niñas en Colombia realizados en los periodos comprendidos de 2002 y 2006, demostró que para la época al menos una mujer fallecía diariamente por la violencia que denomina sociopolítica en el país, la cual se gesta precisamente del conflicto armado, en palabras de la Mesa de Trabajo Mujer y Conflicto Armado (2006): ‘’por lo menos 1.608 mujeres perdieron la vida a causa de la violencia sociopolítica, así: 233 en medio de combates y 1.375 por fuera de combate –es decir, en la calle, en su casa, o en su lugar de trabajo. De éstas, 1.139 perdieron la vida por ejecución extrajudicial u homicidio político, 63 por homicidio contra mujeres socialmente marginadas y 173 fueron desaparecidas forzosamente’’ (Mesa de Trabajo Mujer y Conflicto Armado, 2006, p 13).

Ahora bien, ¿cómo estos grupos armados y la violencia que suscitan afecta a las mujeres que habitan en el territorio del caribe colombiano?  Es por este interrogante que el siguiente ensayo tiene como objetivo presentar una reflexión y aproximación de las consecuencias del conflicto armado en las mujeres que habitan en el territorio del Caribe Colombiano y cómo las mismas han transformado estás experiencias nefastas en su comunidad, familia y su propia vida, en un proceso de potenciación y resiliencia, sobre las implicaciones sociales, económicas y políticas que el conflicto armado ha acarreado sobre sus vidas, teniendo en cuenta cuáles han sido los diversos procesos de resistencia y agencia que ellas han generado con sus comunidades e incluso en relación con el mismo territorio para contrarrestar los efectos del conflicto.

En este sentido, es necesario tener en cuenta cómo se ha trabajado la violencia de género en antropología, autoras como Segato (2003), hablan sobre la violencia de género, como un efecto colateral profundamente arraigado a las estructuras elementales de la violencia, debido a que sostiene que todas las sociedades han generado algún tipo de mistificación sobre la mujer y lo femenino, lo que ha ocasionado a través del tiempo en múltiples culturas, variantes universales sobre la mujer, una ‘’fe mística femenina’’ que ha producido una narrativa conjunta a la validación del maltrato y diversas formas de violencia de carácter patriarcal debido a las relaciones políticas y morales que ha tenido la mujer en sus comunidades o macrosociedades, las cuales se han fundamentado en figuras que ‘’legitiman la honra’’ y la ‘’honestidad de la mujer’’ respecto a la realización de su sexualidad, maternidad, rol en el núcleo familiar y los estipulados roles de género que ellas deben asumir y practicar, que suelen violentar, cosificar, vulnerar y discriminar su subjetividad como mujer en estos entramados específicos.

 En el caso de las sociedades modernas, las políticas públicas y proyectos de ley según Segato (2003), y colocando el caso específico de Brasil, tienen una ambivalencia y más un carácter de seguimiento y control, que de transformación social y política, ya que las leyes no se encuentran diseñadas de manera equitativa, sino en términos de igualitarismo, aspecto que agrava el tratamiento jurídico de las mujeres que han enfrentado las diversas tipificaciones de violencia de género: intrafamiliar, domestica, sexual, física, reproductiva, psicológica, económica, verbal y simbólica (p 138).

Atendiendo esto, Segato (2003) menciona que estás características estructurales de la violencia de género, se exacerban sobre mujeres indígenas o con afiliaciones a algún grupo étnico, ya que enfrenten la cosmogonía de su comunidad y colocan en tensión la lucha de los pueblos por sus derechos frente a una nación imperialista, lo que las sitúa en una posición de doble vulnerabilidad sobre estas mujeres indígenas que atraviesan por estas difíciles situaciones.

Colombia por su parte, se reconoce como un país multidiverso y cultural, que a través de su estado y constitución multicultaralista, denomina grupos étnicos a los pueblos indígenas, afrocolombianos (que incluye a los raizales de San Andrés y Providencia y a la comunidad de San Basilio de Palenque) y Rom o gitano. En este sentido en el informe de la violencia de género en grupos étnicos del Instituto Nacional de medicina Legal y Ciencias Forenses, nos recuerda que son las mujeres quienes llevan la carga de la supervivencia familiar a pesar de todas las adversidades que atraviesan en el conflicto armado, aludiendo que, respecto a violencia desde un enfoque diferencial étnico, se reconocen la exclusión, discriminación, ausencia de reconocimiento de derechos, explotación laboral y abuso sexual que se denigra aún más las condiciones de inequidad social y pobreza que puedan afrontar las comunidades en estos territorios (Violencia de Género en Grupos Étnicos Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencia GCRNV, 2012; p 7). De esta manera, el informe hace reminiscencia acera de los efectos coloniales que mencionaban Arias (2007) y Figueroa (2009), ya que menciona que las mujeres afrodescendientes y palenqueras deben enfrentar además una ‘’folclorización de su cultura’’ que se insertan en un paisaje que las materializa como ‘’sujetas exóticas de caderas grandes’’, que las asocia al servicio doméstico, sin tomar en cuenta su posición educativa y socioeconómica, debido a el imaginario colonial de lo negro en el país y sus proceso históricos de dominación con la esclavitud, lo que demuestra como el género y la afiliación étnica subalternatizan y agravan la violencia armada en el país (Violencia de Género en Grupos Étnicos Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencia GCRNV, 2012, p 8).

Si regresamos a la explicación de Segato (2003), respecto a estas estructuras elementales de la violencia que aplicamos para el  Caribe Colombiano, está problemática se ha amplia, en la estructura legal y política de las sociedades modernas, debido que ella sugiere como la ley se encarga principalmente de nominar y darle una identidad a estos procesos violentos, pero no tiene como intención simbolizar o reflexionar sobre el origen y causas probables que suscitan estas vulneraciones de derechos sobre las mujeres, lo que impide una trasformación duradera y consistente, insistiendo en que sin dicho proceso de reflexión y simbolización colectiva, las y los sujetos no avanzan sobre su subjetividad moral y política, sino sobre la imagen generalizada que existe sobre sí mismo en estás macroestructuras (Segato, 2003; p 143).

Sin embargo, Segato (2003) alude también en términos antropológicos, que la tensión irreversible entre el sistema de contrato (entiéndase como el sistema moderno imperial que a través de la moral occidental, determina ‘’el buen funcionamiento de la sociedad’’, explicitando que las minorías deben estar ordenadas a una mayoría) y el sistema de estatus, es lo que precisamente genera esta posición marcada de la violencia de género a nivel estructural en las diversas esferas de la sociedad, incluyendo el ámbito público y privado, refiriéndose al sistema de estatus como el régimen de clases que da cuenta de cómo se comportan los y las actores en el plano sociocultural, es así, como en este sistema de estatus engloba la otredad y la conduce como una ‘’víctima sacrificial’’ y en el caso de las mujeres, por su posición de género se desenvuelve como ese ‘’otro’’ subalterno, que tiene una doble inserción respecto a la relación como ‘’prenda’’ de participación competitiva (p 257), la cual debe lidiar con las relaciones patriarcales asimétricas en términos, políticos, económicos y sociales con los hombres, por lo cual, y en palabras de la autora ‘’el sistema de estatus se basa en la usurpación del poder femenino por parte de los hombres’’ (Segato, 2003; p 145).

Siguiendo este hilo de antecedentes, en las realidades en el Caribe colombiano, nos encontramos con informes desgarradores que han sistematizado diversas organizaciones de carácter institucional. En este ensayo se presentará los resultados de estudios de caso realizados por el Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación en el informe Mujeres y Guerra: Víctimas y resistentes en el Caribe Colombiano en el año 2011.

En este informe se presentan todas las consecuencias y daños que atravesaron las mujeres en el Caribe Colombiano debido al conflicto armado, comprendiendo los periodos desde 1997 hasta 2005, para dar a conocer, cuáles fueron los impactos sobre las historias de vida de las mujeres, pero atendiendo también, los procesos de resistencia que ellas generaron desde su individualidad hasta congregar en colectivos femeninos y heterogéneos, que demuestran que su identidad no se basó en ser únicamente víctimas, sino agentes de cambio y transformación sociocultural.

La trayectoria y formación de distintos grupos armados a lo largo de territorio del Caribe Colombiano tomó auge a finales de la década de los setentas, con grupos como el ELN (Ejército de Liberación nacional), el EPL (Ejército Popular de Liberación), las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia), el PRT (Partido Revolucionario de los trabajadores),  se expandieron para la década de los ochentas en todas las zonas montañosas de la región los cuales tenían monopolios de tráfico de drogas, el cual propició la creación de grupo de autodefensas como fue la consolidación de las AUC, como grupo paramilitares que tendrían incidencia y control políticos en las zonas rurales (Grupo de Memoria Histórica, 2011, p 30).

En este sentido, las mujeres campesinas y de grupos étnicos del Caribe Colombiano, no solo tenían que lidiar con las exigencias del rol femenino en estos contextos rurales, respecto a las labores del cuidado y control familiar, sino, que empezaron a ser otro medio de instrumentalización de violencia corporal, sexual y política en las comunidades rurales por estos grupos paramilitares que controlaban la zona, que desencadena procesos de humillación debido a las diversas ejecuciones de violencia y esclavitud sexual que los actores armados tenían sobre ellas e incluso con niñas a partir de los 11 y 12 años de edad. Está problemática se agravaba en el contexto doméstico ya que las familias no podían acudir a entes de respaldo institucionales, ni reclamar o generar procesos de su propia ley en las comunidades ya que corrían el riesgo de ser asesinados (as) por dichos actores armados (Grupo de Memoria Histórica, 2011, p 158).

En relación con lo anterior, las mujeres en el caribe colombiano, según el Grupo de Memoria Histórica (2011) atravesaban unas sanciones que ellos y ellas organizaron en dos grupos, la violencia física y sexual, sanción que se aplicaba directamente sobre sus cuerpos femeninos, en puntos estratégicos y simbólicos, y una segunda forma de sanción, la división y asignación de trabajos y oficios que se sancionaban primero en los espacios públicos y luego transitaron violentamente al espacio privado (p 139).

Cuando, se habla de oficios como sanción, era porque los paramilitares se habían enterado que algunas mujeres habían infringido discusiones con los esposos, habían sido infieles, tenían peleas con los vecinos, gastaban el dinero de sus esposos o traían chismes de un lugar al otro, por lo tanto los paramilitares en el control que ejercían de las zonas en que ellas habitaban les asignaban trabajos en los pueblos, fincas, potreros, o bases militares, estos oficios eran desde barrer, o asear lugares públicos como la iglesias, llevando letreros sobre su espalda en la que decía que habían sido chismosa, generando un escarnio y humillación pública, sin poder los demás pobladores (as) intervenir porque eran agredidos físicamente, además, eran siempre mujeres adultas, que llevaban un mensaje de sumisión y castigo sobre las perspectivas machistas que enmarcaron a estas mujeres como ‘’transgresoras’’, aspecto que reprodujo simbólicamente un imaginario acerca de la mujer, quien debía mantenerse en el ámbito privado, en donde las sanciones eran vigiladas por los comandantes de los paramilitares y en algunos casos llevadas a atender las labores domésticas en los cuartales de dichos grupos (Grupo Memoria Histórica, 2011, p 140-141)

Además de este escarnio simbólico de lo publico como sujetas femeninas, se encontraban sometidas también a agresiones físicas públicas como latigazos, golpes y estar todo el día en medio del pueblo expuestas al sol y la deshidratación; en adición, los esposos y hombres de dichos pueblos y comunidades, también sufrían este tipo de violencia y tortura, en caso de transgredir gravemente los juicios morales de estos grupos armados, podían hasta llegar a ser descuartizados y asesinados por haber hecho alguna denuncia a entes institucionales por haberse resistido a cualquier solicitud de dichos actores (Grupo Memoria Histórica, 2011, p 154).

En relación con la violencia sexual, está era infringida también por los mismos motivos, si la mujeres era chismosa o desobediente, sin embargo, esta se fue tornando sistemática por algunos actores específicos, en donde el territorio llegó a tener espacios y rutas de frecuentemente las niñas, adolescentes y mujeres adultas eran violadas, incluso ya no solo por ser transgresoras del entramado moral y social, sino que a través de sus cuerpos imponían su autoridad y masculinidad, en la que la violencia sexual se volvía estratégica y sistemática (Grupo Memoria Histórica, 2011, p 164).

Empero y sin el ánimo de asentar la narrativa del ensayo en medio de estos actos atroces, los procesos de resistencia se fueron gestando, no directamente en procesos públicos ni colectivos, ni tampoco predeterminados, debido al control paramilitar a través del terror, el horror y la tortura, sino a través de dispositivos que permitían reforzar las relaciones socioafectivas entre familiares y vecinos, que los actores armados no captaban como medios subversivos: las iglesias, escuelas y bibliotecas, espacios en donde tanto mujeres como niños y hombres iban realizando paulatinamente procesos de autogestión para la comunidad, además de buscar otras maneras implícitas de evadir a los actores armados como el trabajo, ir a pescar, trabajar en la tierra, se las ingeniaban, por medio de los acervos culturales religiosos (Grupo Memoria Histórica, 2011, p 172-183).

En este sentido, los procesos de resistencia que se gestaban desde las mujeres del Caribe colombiano primero empezaron desde su propia subjetividad e individualidad, en la que después se empoderaban en colectivos concretos, estas resistencias y procesos de agencia iniciaron en el reconocimiento de la importancia de las reuniones, talleres y espacios colectivos. A finales de la década de los ochenta tanto mujeres como hombres se comienzan a manifestar contra el conflicto armado, en el caso de las mujeres, estaban tanto desde su condición femenina, como desde su posición como madres, en la que deciden anteponerse como madres contra la guerra, en la que generan narrativas para la validación y promulgación de sus derechos, colocando en cuestión el debate ético y político que tenía el uso desmesurado de violencia (Grupo Memoria Histórica, 2011, p 314).

Si hablamos de procesos colectivos y público, por la defensa del derecho a la vida y cese de violencia por parte de las mujeres, a nivel nacional y en la capital del país, para el año 2002, más de 25 mil mujeres marcharon en contra de la guerra, demostrando su accionar político y cómo responden a esta violencia que han vivido respecto a su género (Grupo Memoria Histórica, 2011, p 319).

Para el caso del Caribe colombiano, según el Grupo Memoria Histórica de Reparación y reconciliación (2011) se consolidaron dos dinámicas: la de polinización y la de trabajo en red. Sin embargo, estos nuevos colectivos y redes trabajaron a través del miedo de represalias de violencia o asesinatos contra ellas por parte de estos grupos armados, lo que hacía muchas veces que organizaciones como la Asociación de Mujeres del Magdalena trabajara con un bajo perfil, quienes en sus inicio no confrontaban ni los entes institucionales, ni hacían denuncias sobre los grupos armados para evitar ser exterminadas violentamente y preferían en sus inicios enfocarse en trabajar comunitariamente fuera de un peligro que acechaba (Grupo Memoria Histórica, 2011, p 326).

Con el ánimo de ir resumiendo, los procesos de polinización que se mencionaron anteriormente eran aquellos donde las mujeres del Caribe Colombiano realizaban a través de practicas y circuitos de comunicación entre mujeres y colectivos femeninos que no habitaban el mismo territorio, o no hablaban la misma lengua, pero tenían unos intereses comunes, desde la esfera internacional, nacional y local, en donde por medio de estos circuitos de comunicación, se ayudaban recíprocamente como gestoras que compartían una misma razón de ser política y social; en este proceso de polinización existe también una participación muy importante la academia, por medio de las universidades, quienes en su trabajo social con las organizaciones de mujeres introdujeron nuevos discursos como el femenino, el cual fueron resignificando hacia el ser, sentir y devenir como mujeres populares, rurales, campesinas, indígenas y/o afrodescendientes (Grupo Memoria Histórica, 2011, p 329-330).

Como conclusión, el presente ensayo dio cuenta como las mujeres del Caribe colombiano han enfrentando históricamente procesos de discriminación racial colonial y en las últimas 5 décadas del conflicto armado y postconflicto, procesos de violencia de género de carácter estructural en la proyección e imaginario nacional, regional y local del ser mujer desde posiciones patriarcales, que se agravan en la violencia armada la cual desarrolló y perpetuo un imaginario colonial, vertical y machista de la mujer como sujeta pasiva que debe limitarse a los espacios del ámbito privado y que no debe transgredir ni el orden social y político, que rigen los grupos y actores armados, principalmente los paramilitares. Las mujeres en el Caribe Colombiano nos recuerdan como a través del conflicto armado, el cuerpo femenino se convierte en un texto político por su narrativa oral y por los silencios que oculta (Blair, 2004), en donde se pretende materializar estrategias anatomopolíticas de control, disciplinamiento (Foucault, 1976), terror y tortura para ejercer un poder patriarcal, el cual demuestre la virilidad, honra masculina y posiciones ontológicas de origen patriarcal y machista que la colonialidad y la modernidad inserto sobre los roles y divisiones de género (Segato, 2003, Muchembled, 2010).

Como reflexión antropológica, este tipo de antecedentes, trabajos teóricos y estudios de caso, ponen en relevancia la necesidad de trabajar de manera colaborativa con las comunidades, para potenciar o apoyar los futuros procesos políticos que las mujeres en nuestra región han ido gestando; la aplicación de metodologías feministas que reconocen los procesos emocionales como lo es la cartografía corporal, que ayuda a resignificar cómo estás mujeres se anteponen a procesos traumáticos de violencia, han evidenciado una eficacia y una aceptación positiva para las comunidades, los talleres sobre el feminismos y derechos sexuales y reproductivos también han generado grandes transformaciones, que no distancian al investigador e investigadora con los y las sujetos de estudio, sino que co-producen conocimiento, saberes y reflexiones en tornos a esta violencia y conflicto armado que ha perdurado en nuestro país y que a través de las diferentes tipificaciones de violencia de género han afectado las subjetividades de las mujeres que la han vivido en cuerpo y alma, empero, la secuelas de dicho conflicto armado, se volvieron la motivación de contraponerse a la violencia armada, a través de diferentes narrativas y acciones orales, performativas y colectivas para transformar dichas implicaciones negativas, en un proceso de potenciación política para sus comunidades.

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[1]     Hannah Arendt, Sobre la violencia, capítulo 3, p.112. Alianza Editorial.

[2]     Hannah Arendt, Sobre la violencia, capítulo 2, p.60. Alianza Editorial.

[3]     Ibid, p.63.

[4]     Hannah Arendt, Sobre la violencia, capítulo 3, p.112. Alianza Editorial.

[5]     Hannah Arendt, Sobre la violencia, capítulo 2, p.71-72. Alianza Editorial.