Breve Diccionario sobre la Violencia
Más que un diccionario de categorías es un diccionario de ideas de los autores que vamos leyendo o escuchando a lo largo del Seminario. Son tomadas de cada uno de los textos de la bibliografía.
"Hacer teoría sin acción es soñar despiertos, pero la acción sin teoría amenaza con producir una pesadilla".
Rita Laura Segato. "Estructuras elementales de la violencia"
AUTORIDAD:
Hanna Aretd: Atribuida a personas o entidades, se caracteriza por reconocimiento, sin precisar de la coacción o la persuasión.
DERECHO
El Derecho natural, son un conjunto de valores o principios que se encuentran en la naturaleza y conciencia del hombre. Por su parte, el Derecho positivo, son normas dictadas por el Estado con el objetivo de regular la conducta del hombre en sociedad.
Walter Benjamin: el derecho positivo exige a todo poder un testimonio de su origen histórico, que implica en ciertas condiciones su sanción y legitimidad
Walter Benjamin: La violencia, cuando no se halla en posesión del derecho a la sazón existente, represente para éste una amenaza, no a causa de los fines que la violencia persigue, sino por su simple existencia fuera del derecho.
GLOBALIZACION
Arjun Appadurai: En Estados Unidos, y digamos que en los diez países mas ricos del mundo, la globalización es una palabra de moda, positiva, para las elites empresariales y sus aliados políticos. Pero para los inmigrantes, las personas de color y otros marginados (los denominados «el Sur del Norte») representa una fuente de inquietud relativa a la inclusión, el trabajo y una marginación a(m mas profunda. Y la inquietud de los marginados, como siempre en la historia del hombre, constituye un problema para las elites. En los restantes países del mundo, los subdesarrollados y verdaderamente indigentes, hay una doble preocupación: el temor a una inclusión ejecutada de forma draconiana, y el temor a la exclusión, pues esta parece la exclusión de la historia misma.
PODER:
Hanna Aretd: Poder corresponde a la capacidad humana, no simplemente para actuar, sino para actuar concertadamente. El poder nunca es propiedad de un individuo; pertenece a un grupo y sigue existiendo mientras que el grupo se mantenga unido
Hanna Aretd: El poder no puede ser medido en términos de riqueza, que una abundancia de riqueza puede erosionar al poder, que las riquezas son particularmente peligrosas para el poder y el bienestar de las Repúblicas. -Atisbo que no ha perdido su validez porque haya sido olvidado, especialmente en esta época en que esa verdad ha adquirido una nueva dimensión en su validez por tornarse también aplicable al arsenal de la violencia.
Hanna Aretd: … En términos de nuestras tradiciones de pensamiento político estas definiciones tienen mucho a su favor. No sólo se derivan de la antigua noción del poder absoluto que acompañó a la aparición de la Nación-Estado soberana europea, cuyos primeros y más importantes portavoces fueron Jean Bodin, en la Francia del siglo XVI, y Thomas Hobbes en la Inglaterra del siglo XVII, sino que también coinciden con los términos empleados desde la antigüedad griega para definir las formas de gobierno como el dominio del hombre sobre el hombre -de uno o de unos pocos en la monarquía y en la oligarquía, de los mejores o de muchos en la aristocracia y en la democracia-. Hoy debemos añadir la última y quizá más formidable forma de semejante dominio: la burocracia o dominio de un complejo sistema de oficinas en donde no cabe hacer responsables a los hombres, ni a uno ni a los mejores, ni a pocos ni a muchos, y que podría ser adecuadamente definida como el dominio de Nadie. (Si, conforme el pensamiento político tradicional, identificamos la tiranía como el Gobierno que no está obligado a dar cuenta de sí mismo, el dominio de Nadie es claramente el más tiránico de todos, pues no existe precisamente nadie al que pueda preguntarse por lo que se está haciendo. Es este estado de cosas, que hace imposible la localización de la responsabilidad y la identificación del enemigo, una de las causas más poderosas de la actual y rebelde intranquilidad difundida por todo el mundo, de su caótica naturaleza y de su peligrosa tendencia a escapar a todo control, al enloquecimiento.)
Hanna Aretd: Todas las instituciones políticas son manifestaciones y materializaciones de poder; se petrifican y decaen tan pronto como el poder vivo del pueblo deja de apoyarlas. Esto es lo que Madison quería significar cuando decía que «todos los Gobiernos descansan en la opinión» no menos cierta para las diferentes formas de monarquía como para las democracias («Suponer que el dominio de la mayoría funciona sólo en la democracia es una fantástica ilusión», como señala Jouvenel: «El rey, que no es sino un individuo solitario, se halla más necesitado del apoyo general de la Sociedad que cualquier otra forma de Gobierno» Incluso el tirano, el que manda contra todos, necesita colaboradores en el asunto de la violencia aunque su número pueda ser más bien reducido). Sin embargo, la fuerza de la opinión, esto es, el poder del Gobierno, depende del número; se halla «en proporción con el número de los que con él están asociados» y la tiranía, como descubrió Montesquieu, es por eso la más violenta y menos poderosa de las formas de Gobierno.
Hanna Aretd: Una de las distinciones más obvias entre poder y violencia es que el poder siempre precisa el número, mientras que la violencia, hasta cierto punto, puede prescindir del número porque descansa en sus instrumentos. Un dominio mayoritario legalmente restringido, es decir, Una democracia sin constitución, puede resultar muy formidable en la supresión de los derechos de las minorías y muy efectiva en el ahogo del disentimiento sin empleo alguno de la violencia. Pero esto no significa que la violencia y el poder sean iguales.
Hanna Aretd: Pero debe reconocerse que resulta especialmente tentador en una discusión sobre lo que es realmente uno de los tipos del poder, es decir, el poder del Gobierno, concebir el poder en términos de mando y obediencia e igualar así al poder con la violencia. Como en las relaciones exteriores y en las cuestiones internas aparece la violencia como último recurso para mantener intacta la estructura del poder frente a los retos individuales -el enemigo extranjero, el delincuente nativo- parece como si la violencia fuese prerrequisito del poder y el poder nada más que una fachada, el guante de terciopelo que o bien oculta una mano de hierro o resultará pertenecer a un tigre de papel.
Hanna Aretd: El poder corresponde a la esencia de todos los Gobiernos, pero no así la violencia. La violencia es, por naturaleza, instrumental; como todos los medios siempre precisa de una guía y una justificación hasta lograr el fin que persigue. Y lo que necesita justificación por algo, no puede ser la esencia de nada.
Hanna Aretd: Los que se oponen a la violencia con el simple poder pronto descubrirán que se enfrentan no con hombres sino con artefactos de los hombres, cuya inhumanidad y eficacia destructiva aumenta en proporción a la distancia que separa a los oponentes. La violencia puede siempre destruir al poder; del cañón de un arma brotan las órdenes más eficaces que determinan la más instantánea y perfecta obediencia. Lo que nunca podrá brotar de ahí es el poder.
Hanna Aretd: Políticamente hablando lo cierto es que la pérdida de poder se convierte en una tentación para reemplazar al poder por la violencia -en 1968, durante la celebración de la Convención Demócrata en Chicago, pudimos contemplar este proceso por televisión- y que la violencia en sí misma concluye en impotencia. Donde la violencia ya no es apoyada y sujetada por el poder se verifica la bien conocida inversión en la estimación de medios y fines. Los medios, los medios de destrucción, ahora determinan el fin, con la consecuencia de que el fin será la destrucción de todo poder.
Hanna Aretd: La diferencia decisiva entre la dominación totalitaria basada en el terror y las tiranías y dictaduras, establecidas por la violencia, es que la primera se vuelve no sólo contra sus enemigos, sino también contra sus amigos y auxiliares, temerosa de todo poder, incluso del poder de sus amigos. El clímax del terror se alcanza cuando el Estado policial comienza a devorar a sus propios hijos, cuando el ejecutor de ayer se convierte en la víctima de hoy. Y éste es también el momento en el que el poder desaparece por completo.
Hanna Aretd: Décadas después de que murieran Sorel y Pareto se tornó completamente manifiesto algo más, incomparablemente más desastroso para esta concepción. El enorme crecimiento de la productividad en el mundo moderno no fue en absoluto debido a un aumento de la productividad de los trabajadores, sino exclusivamente al desarrollo de la tecnología y esto no dependió ni de la clase trabajadora ni de la burguesía, sino de los científicos. Los «intelectuales», tan despreciados por Sorel y Pareto, dejaron repentinamente de ser un grupo social marginal y surgieron como una nueva élite cuyo trabajo, tras haber modificado en unas pocas décadas las condiciones de la vida humana, casi hasta hacerlas irreconocibles, ha seguido siendo esencial para el funcionamiento de la sociedad. Existen muchas razones por las que este nuevo grupo no se ha constituido, al menos todavía, como una élite del poder; pero hay también muchas razones para creer, con Daniel Bell, que «no sólo los mejores talentos sino, eventualmente, todo el complejo de prestigio social y de estatus social, acabará por enraizarse en las comunidades intelectual y científica».
Michel Foucault: La función caleidoscópica del poder no quiere decir subordinación a una estructura, sino que ha de entenderse en términos de inmanencia. Que el poder es inmanente, significa que crea instituciones, produce realidad, genera discursos, engendra prácticas, se vale de estrategias y emplea instrumentos de intervención
VIOLENCIA:
Arjun Appadurai: Entre 1 998 y 2004, se desarrollaron dos tipos principales de violencia. El primero de ellos, que observamos en Europa del Este, Ruanda e India a principios de los años noventa, mostró que el mundo posterior a 1989 no marchaba hacia el progreso en todos sus frentes y que la globalizaci6n podía poner al descubierto patologías severas en las ideologías consagradas a lo nacional. El segundo tipo de violencia, oficialmente globalizado bajo la rubrica de «guerra contra el terror», podría caracterizarse mediante los catastr6ficos ataques del 11 de septiembre de 2001 al World Trade Center, en Nueva York, y al Pentagono, en Virginia. Estos últimos sucesos hicieron de los años noventa una década de superviolencia, una década caracterizada por el hecho de que en muchas sociedades el continuo incremento de la guerra civil era un rasgo de la vida corriente.
Arjun Appadurai: A fin de comprender mejor que nexos podrían existir entre la globalizaci6n y las limpiezas étnicas y el terror, propongo una serie de ideas interrelacionadas. El primer paso es reconocer que bajo la idea misma del Estado-naci6n moderno subyace otra idea fundamental y peligrosa, la idea de una «etnia nacional». Ninguna naci6n moderna, por mas benigno que sea su sistema político, por mas elocuentes que sean sus voces publicas respecto a las virtudes de la tolerancia, el multiculturalismo y la inclusión, esta libre de la idea de que su soberanía nacional se halla construida sobre una suerte de genio étnico.
Arjun Appadurai: Algunos grandes teóricos de la política, particularmente Hannah Arendt (1968), han observado también que la idea de un pueblo nacional es el talón de Aquiles de las sociedades liberales modernas. En mi argumentación sigo algunas ideas de Mary Douglas y otros antropólogos para sostener que el camino que va desde el genio nacional hasta una cosmología acabada y total de la nación sagrada y, ulteriormente, hacia la pureza y la limpieza étnicas es relativamente directo.
Arjun Appadurai: Esta tendencia etnicista inherente a todas las ideologías nacionalistas no explica por que solo algunos sistemas políticos nacionales se convierten en escenario de violencia a gran escala, guerra civil o limpieza étnica. Necesitamos recurrir aquí a una segunda idea, relativa al lugar que ocupa la incertidumbre social en la vida de la sociedad.
Arjun Appadurai: Esta clase de incertidumbre se halla íntimamente relacionada con el hecho de que los grupos étnicos de hoy se cuentan por miles y sus movimientos, mezclas, estilos culturales y representaci6n en los medios de comunicaci6n crean dudas profundas acerca de quienes exactamente se hallan dentro del « nosotros» y quienes dentro del «ellos ».
Arjun Appadurai: Cada tipo de incertidumbre cobra fuerza siempre que hay movimientos de personas a gran escala (por la raz6n que sea), cuando las identidades étnicas a gran escala llevan consigo nuevas recompensas y riesgos o cuando las redes existentes de conocimiento social son socavadas por el rumor, el terror o el desplazamiento social. Allí donde una o varias de estas formas de incertidumbre social entran en juego, la violencia puede crear una macabra forma de certeza y puede convertirse en una técnica brutal ( o un procedimiento de descubrimiento propio del pueblo) acerca de «ellos» y, por lo tanto, acerca de «nosotros». Puede que esta volátil relaci6n entre certeza e incertidumbre adquiera un sentido especial en la era de la globalización.
Arjun Appadurai: La violencia a gran escala no es simplemente el producto de identidades antag6nicas, sino que la violencia misma es una de las maneras a través de las que se produce la ilusi6n de unas identidades fijas y plenas, en parte para contrarrestar las incertidumbres acerca de la identidad que la circulaci6n global invariablemente produce.
Arjun Appadurai: Las mayorías numéricas pueden convertirse en predatorias y etnocidas de los números pequeños precisamente cuando algunas minorías (y sus números pequeños) recuerdan a las mayorías la pequeña brecha que media entre su condición de mayorías y el horizonte de un todo nacional impoluto, de una etnia nacional pura y sin tacha.
Arjun Appadurai: La ira y el temor que producen conjuntamente lo incompleto y la incertidumbre ya no pueden ser afrontados mediante la extinción mecánica o la expulsión de las minorías no deseadas. La minoría es el síntoma, pero el problema subyacente es la diferencia misma. De modo que la eliminaci6n de la diferencia misma (no solo su hipervinculación con las diferencias menores) es la nueva marca distintiva de los actuales narcisismos predatorios a gran escala. Puesto que el proyecto de eliminación de la diferencia es básicamente imposible en un mundo de límites difusos, matrimonios mixtos, lenguajes compartidos y otras profundas interrelaciones, esta destinado a producir un orden de frustración capaz de comenzar a dar cuenta de los excesos sistemáticos que podemos ver en las noticias actuales.
Hanna Aretd: Se distingue por su carácter instrumental y es empleada para multiplicar la potencia natural.
Hanna Aretd: La rebelión estudiantil es un fenómeno global pero sus manifestaciones, desde luego, varían considerablemente de país a país, a menudo de universidad a universidad. Esto es especialmente cierto por lo que se refiere a la práctica de la violencia. La violencia ha seguido siendo fundamentalmente una cuestión de teoría y retórica donde el choque entre generaciones no ha coincidido con un choque entre tangibles intereses de grupo. Así sucedió especialmente en Alemania donde los claustros de profesores se beneficiaban del abarrotamiento de clases y seminarios. En América, el movimiento estudiantil resultó seriamente radicalizado allí donde la policía y la brutalidad de la policía intervinieron en manifestaciones esencialmente no violentas: ocupación de edificios de la administración, sentadas, etc. La violencia seria entró sólo en escena con la aparición del Black Power en el campus. Los estudiantes negros, la mayoría de los cuales habían sido admitidos sin la necesaria aptitud académica, se consideraron y se organizaron como un grupo de intereses, representantes de la comunidad negra. Su interés consistía en reducir los niveles académicos. Se mostraron más prudentes que los rebeldes blancos pero desde un principio resultó claro, aun antes de los incidentes de la Universidad Cornell y del City College de Nueva York, que, con ellos, la violencia no era cuestión de teoría y retórica.
Hanna Aretd: La nueva e innegable glorificación de la violencia por el movimiento estudiantil tiene una curiosa peculiaridad: mientras la retórica de los nuevos militantes se halla claramente inspirada por Fanón, sus argumentos teóricos contienen habitualmente nada más que un batiburrillo de residuos marxistas. Y esto resulta además completamente desconcertante para cualquiera que haya leído a Marx o a Engels. ¿Quién podría denominar marxista a una ideología que ha puesto su fe en los «gandules sin clase», que cree que «en el lumpenproletariado hallará la rebelión su vanguardia» y que confía en que los «gánsters iluminarán el camino al pueblo»?
Hanna Aretd: Sartre, con su gran fortuna para las palabras, ha proporcionado expresión a la nueva fe. «La violencia», cree ahora basándose en el libro de Fanón, «como la lanza de Aquiles, puede curar las heridas que ha infligido». Si esto fuera cierto, la venganza sería una panacea para la mayoría de nuestros males. Este mito es más abstracto, está más apartado de la realidad que el mito de Sorel relativo a la huelga general. Está a la par con los peores excesos retóricos de Fanón, tales como el de que «es preferible el hambre con dignidad al pan comido en la esclavitud». No son necesarias historia o teoría algunas para refutar esta declaración; el más superficial observador de los procesos que experimenta el cuerpo humano sabe que no es cierto. Pero si hubiese dicho que el pan comido con dignidad era preferible al pastel comido en la esclavitud la nota retórica se habría perdido.
Hanna Aretd: Como lo que nos interesa fundamentalmente es la violencia debo prevenir aquí contra la tentación de una falsa interpretación. Si consideramos a la Historia en términos de un continuo proceso cronológico, cuyo progreso es inevitable, la violencia, en forma de guerras y revoluciones puede presentarse como la única interrupción posible. Si esto fuera cierto, si sólo el ejercicio de la violencia hiciera posible la interrupción de procesos automáticos en el dominio de los asuntos humanos, los predicadores de la violencia habrían conseguido una importante victoria. (Teóricamente, por lo que yo sé, esta victoria nunca ha sido lograda, pero me parece indiscutible que las quebrantadoras actividades estudiantiles de los últimos años se hallan basadas en esta convicción.) Es función, sin embargo, de toda acción, a diferencia del simple comportamiento, interrumpir lo que de otra manera se hubiera producido automáticamente y, por eso, previsiblemente.
Hanna Aretd: En realidad, en todas las empresas ilegales, delictivas o políticas, el grupo, por su propia seguridad, exigirá «que cada individuo realice una acción irrevocable» con la que rompa su unión con la sociedad respetable, antes de ser admitido en la comunidad de violencia. Pero una vez que un hombre sea admitido, caerá bajo el intoxicante hechizo de «la práctica de la violencia [que] une a los hombres en un todo, dado que cada individuo constituye un eslabón de violencia en la gran cadena, una parte del gran organismo de la violencia que ha brotado»
Hanna Aretd: Nada, en mi opinión, podría ser teóricamente más peligroso que la tradición de pensamiento orgánico en cuestiones políticas, por la que el poder y la violencia son interpretados en términos biológicos. Según son hoy comprendidos estos términos, la vida y la supuesta creatividad de la vida son su denominador común, de tal forma que la violencia es justificada sobre la base de la creatividad. Las metáforas orgánicas de que está saturada toda nuestra presente discusión de estas materias, especialmente sobre los disturbios -la noción de una «sociedad enferma» de la que son síntoma los disturbios, como la fiebre es síntoma de enfermedad- sólo pueden finalmente promover la violencia. De esta forma, el debate entre quienes proponen medios violentos para restaurar «la ley y el orden» y quienes proponen reformas no violentas comienza a parecerse alarmantemente a una discusión entre dos médicos que debaten las ventajas de una operación quirúrgica frente al tratamiento del paciente por otros medios. Se supone que cuanto más enfermo esté el paciente, más probable será que la última palabra corresponda al cirujano. Además, mientras hablamos en términos no políticos, sino biológicos, los glorificadores de la violencia pueden recurrir al innegable hecho de que en el dominio de la Naturaleza la destrucción y la creación son sólo dos aspectos del proceso natural, de forma tal que la acción violenta colectiva puede aparecer tan natural en calidad de prerrequisito de la vida colectiva de la Humanidad como lo es la lucha por la supervivencia y la muerte violenta en la continuidad de la vida dentro del reino animal.
Hanna Aretd: El peligro de dejarse llevar por la engañosa plausibilidad de las metáforas orgánicas es particularmente grande allí donde se trata del tema racial. El racismo, blanco o negro, está por definición preñado de violencia porque se opone a hechos orgánicos naturales -una piel blanca o una piel negra- que ninguna persuasión ni poder puede modificar; todo lo que uno puede hacer, cuando ya están las cartas echadas, es exterminar a sus portadores. El racismo, a diferencia de la raza, no es un hecho de la vida, sino una ideología, y las acciones a las que conduce no son acciones reflejas sino actos deliberados basados en teorías seudocientíficas. La violencia en la lucha interracial resulta siempre homicida pero no es «irracional»; es la consecuencia lógica y racional del racismo, término por el que yo no entiendo una serie de prejuicios más bien vagos de una u otra parte, sino un explícito sistema ideológico.
Hanna Aretd: La violencia, siendo por su naturaleza un instrumento, es racional hasta el punto en que resulte efectiva para alcanzar el fin que deba justificarla. Y dado que cuando actuamos nunca conocemos con certeza las consecuencias eventuales de lo que estamos haciendo, la violencia seguirá siendo racional sólo mientras persiga fines a corto plazo. La violencia no promueve causas, ni la historia ni la revolución, ni el progreso ni la reacción; pero puede servir para dramatizar agravios y llevarlos a la atención pública. Y desde luego, la violencia, contra lo que sus profetas tratan de decirnos, es más un arma de reforma que de revolución. Francia no hubiera obtenido su ley más radical desde los tiempos de Napoleón para modificar su anticuado sistema de enseñanza si los estudiantes franceses no se hubieran lanzado a la revuelta; si no hubiera sido por los disturbios de la primavera, nadie en la Universidad de Columbia hubiera soñado en aceptar la introducción de reformas y es probablemente muy cierto que en Alemania occidental la existencia de «minorías disidentes ni siquiera hubiese sido advertida si no hubiera sido porque éstas se lanzaron a la provocación»
Hanna Aretd: El peligro de la violencia, aunque se mueva conscientemente dentro de un marco no violento de objetivos a corto plazo, será siempre el de que los medios superen al fin. Si los fines no se obtienen rápidamente, el resultado no será sólo una derrota sino la introducción de la práctica de la violencia en todo el cuerpo político. La acción es irreversible y siempre resulta improbable en caso de derrota un retorno al status quo. La práctica de la violencia, como toda acción, cambia el mundo, pero el cambio más probable originará un mundo más violento.
Rita Laura Segato: La violencia que en el pasado fue legitimada continúa siendo formadora de la gramática en que se forma la subjetividad masculina.
Robert Muchembled: Nobles o plebeyos, poderosos o débiles, todos los hombres son educados en el marco de una «cultura de la violencia» basada en la necesidad de defender la honra masculina contra los competidores. La brutalidad de las relaciones humanas compone un lenguaje social universal, considerado como normal y necesario en Occidente hasta el siglo XVII por lo menos. Antes de ser lentamente monopolizada por el Estado y la nación, la violencia conforma la personalidad masculina según el modelo noble de la virilidad y el virtuosismo en el uso de las armas que se exige a todos los aristócratas, dibujando en negativo y por oposición el modelo de la débil mujer.
Robert Muchembled: En términos legales, la violencia designa los delitos contra las personas, que comprenden el homicidio, los golpes y heridas, las violaciones, etc. La clasificación de estos fenómenos no es idéntica ni en todos los países ni en todas las épocas, lo cual complica la tarca de los historiadores.
Robert Muchembled: En nuestra época, los principales autores de violencias mortíferas siguen siendo hombres jóvenes, con pocos estudios y principalmente de extracción popular o pobres.2 Esto revela no sólo una división económica y social, sino también una importante diferencia cultural, pues los comportamientos violentos han sido erradicados más rápida y fácilmente por la educación, la moral y la presión ambiental entre los herederos de las capas superiores.
Robert Muchembled: Los enfoques psicológicos comportan una parte de explicación que es útil tener en cuenta. La violencia se activa a causa de las frustraciones o las heridas narcisistas que tienen que ver con el amor propio y la autoestima. La intensidad de la respuesta brutal parece mayor en caso de insultos o de expresiones despectivas que emanen de una persona admirada o de un representante de la autoridad, como un profesor o un policía.9 Aún es más viva en grupo, cosa que ha demostrado Gustave Le Bon a propósito de los fenómenos de masas.10 En efecto, los individuos, al sentirse entonces desinhibidos, experimentan una sensación de impunidad ligada al anonimato, como puede constatarse en el seno de las bandas de alborotadores cubiertos con pasamontañas en los suburbios franceses a principios del siglo XXI. Algunos trabajos empíricos han demostrado además que una alta densidad de población, por ejemplo en un parvulario, aumenta los comportamientos agresivos, ya que cada uno parece defender su territorio
Slavoj Žižek:
Hay tres variantes de la misma: la violencia subjetiva –aquella directamente visible, perpetrada por un agente que podemos identificar al instante–, la violencia objetiva sistémica –inherente a los procesos económicos capitalistas y a los sistemas políticos– y la violencia objetiva simbólica –puesta en escena por el lenguaje. La violencia subjetiva se experimenta como tal en contraste con un fondo de nivel cero de violencia, se ve como una perturbación del estado de cosas “normal” y pacífico. La violencia objetiva es precisamente la violencia inherente a este estado de cosas “normal”, es invisible.
Walter Benjamin: La tarea de una crítica de la violencia puede definirse como la exposición de su relación con el derecho y con la justicia.
Walter Benjamin: la violencia, para comenzar, sólo puede ser buscada en el reino de los medios y no en el de los fines.
Walter Benjamin: Según la concepción jusnaturalista (que sirvió de base ideológica para el terrorismo de la Revolución Francesa) la violencia es un producto natural, por así decir una materia prima, cuyo empleo no plantea problemas, con tal de que no se abuse poniendo la violencia al servicio de fines injustos.
Walter Benjamin: Quizás estas concepciones han sido vueltas a estimular a continuación por la biología darwinista, que considera en forma del todo dogmática, junto con la selección natural, sólo a la violencia como medio originario y único adecuado a todos los fines vitales de la naturaleza. La filosofía popular darwinista ha demostrado a menudo lo fácil que resulta pasar de este dogma de la historia natural al dogma aún más grosero de la filosofía del derecho, para la cual aquella violencia que se adecua casi exclusivamente a los fines naturales sería por ello mismo también jurídicamente legítima.
Walter Benjamin: A esta tesis jusnaturalista de la violencia como dato natural se opone diametralmente la del derecho positivo, que considera al poder en su transformación histórica. Así como el derecho natural puede juzgar todo derecho existente sólo mediante la crítica de sus fines, de igual modo el derecho positivo puede juzgar todo derecho en transformación sólo mediante la crítica de sus medios.
El concepto jusnaturalismo hace referencia a la corriente filosófica que afirma la existencia de una ley de naturaleza reguladora de las acciones humanas, que existe como principio de regulación de un orden jurídico racionalmente constituido y como modelo base para la existencia de los ordenamientos actuales e historicos, cuya juridicidad tiene que adaptarse y valorarse con respecto a dicho dicho modelo. (https://definicionlegal.blogspot.com)
Violencia Mítica y Violencia Divina:
Walter Benjamin: La violencia mítica en su forma ejemplar es una simple manifestación de los dioses. Tal violencia no constituye un medio para sus fines, es apenas una manifestación de su voluntad y, sobre todo, manifestación de su ser. Si la violencia mítica funda el derecho, la divina lo destruye. La violencia mítica es violencia sangrienta sobre la desnuda vida en nombre de la violencia, la pura violencia divina es violencia sobre toda vida en nombre del viviente. La primera exige sacrificios, la segunda los acepta. Las manifestaciones de la violencia divina no se definen por el hecho de que Dios mismo las ejercita directamente en los actos milagrosos, sino por el carácter no sanguinario, fulminante, purificador de la ejecución.
Fanon y la Violencia: Conferencia de Roberto Almanza
Hay un aspecto importante con el que me gustaría empezar. Tiene que ver con la característica de este libro en particular. El libro escrito de Fanon es Piel negra, máscaras blancas. Es una tesis doctoral con la que él pretendía graduarse de psiquiatra en Lyon, Francia, y después se convirtió en libro. Pero los condenados de la tierra es un libro partisano, es un libro escrito como en la contingencia; hay una característica de este tipo de libros y es que como se piensa en respuesta a unas condiciones históricas y materiales determinadas, a veces estos libros pueden carecer de interés, a no ser que se un erudito o un académico que te acerques a estas temáticas de esa problemática concreta a la que se refiere el autor.
Decía que las discusiones que tiene Fanon en esos momentos; está a una década de haberse culminado la segunda guerra mundial, Mao Zedong está en China… es decir, hay una efervescencia bastante fuerte frente a la obra de Fanon. Entonces, hay lecturas de Fanon y del mismo Sartre; una lectura que hace Sartre de la violencia muy ligada a una camisa de fuerza maniquea; a veces en ciertos pasajes de Los condenados de la tierra pareciese que Fanon enunciara eso, como si fuera un asunto simplemente de cambiar de puesto al colonizador y al colonizado, colocando a los colonizados en el lugar de los colonos. Eso no es tan cierto, eso merece una mejor lectura.
Como venía diciendo, hay un momento donde el diagnostico que hace va señalando los problemas y cuáles son los desafíos que se deben desarrollar para poder lograr un ser en la nación. Esa primera frase de la violencia, esa primera línea del texto de Fanon que dice “la liberación nacional, el renacimiento nacional, restitución de la nación al pueblo, Commonwealth, cualesquiera que sean las rúbricas utilizadas o las nuevas fórmulas introducidas, la descolonización es siempre un fenómeno violento”. Esta sentencia se podría pensarla en los que está pasando en el Caribe o Gran Caribe, por ejemplo, desde Haití o Puerto Rico. Tengo una amiga puertoriqueña y ella me dice que “cuando nosotros pensamos en volvernos latinoamericanos pensamos que al frente de nuestra calle va a nacer una mata de plátano”. Hay una idea en el caribeño que el asunto de las repúblicas hay que tenerle cuidado. No sabemos quién va a llegar y quién sabe si sea peor que le Beké[2]. En esto hay un problema y es que la descolonizacion impajaritablemente requiere de la violencia. Fanon es consiente que el colonialismo es sumamente resistente, y que no solamente es necesario acabar las instituciones del colonialismo, sino que hay un peligro inminente que las instituciones que nazcan en la etapa del postcolonialismo también vengan cargadas de un conatos, de una potencia de las mismas características del colonialismo o tal vez peor. Para esto Fanon propone ir paso a paso. Él identifica que las instituciones pueden petrificarse, ya sabemos que la del colonialismo es por naturaleza petrificada por el colonizador, pero las nacientes también pueden devenir petrificadas. Dentro de la descolonización como fenómeno violento, Fanon distingue dos tipos de violencia: unan violencia que opera de manera catártica en la subjetividad y que tiene unos efectos sanadores, es una liberación sociológica por decirlo de alguna manera; y otra la organizativa.
Una de las críticas que se le hace a Fanon frente al tema de la violencia gira en torno a que a veces se pretendía conectar o pensar que el solo hecho de la violencia catártica, frente al colonizador, de ante mano ya aseguraba una suerte de positividad. Una suerte de camino sin piedras hacia un horizonte de la descolonización. Esto no es así y lo vemos constantemente en nuestras experiencias concretas en Latinoamérica; está el caso de Haití, por ejemplo, el caso reciente de Chile: unos estudiantes se vuelan un torniquete y desatan una revuelta nacional, niegan el estado actual del gobierno de Piñera. Pero de repente esta gran movilización es capturada por las instituciones y se resuelve de una manera un poco insólita: mediante una constituyente. Es decir, un movimiento que surge desde una suerte de violencias, de negación del estado, del orden político no desencadenó en una positividad o en un proyecto que condujera a una liberación. Lo que vemos constantemente en nuestro mundo cotidiano es eso. La primavera africana son movimientos multitudinarios de gente negando los gobiernos, pero no se ve que eso se transforme en un plano organizativo. Es así como se hace la distinción en Fanon sobre la violencia: hay una violencia catártica, negadora, y una violencia organizativa, una violencia organizada. Esto es lo que va a permitir el tránsito hacia la nación. En este punto se aprecia que la noción de nación es importante y va de la mano también con la idea de un humanismo y de un humano que defiende Fanon.
A veces a Fanon lo entienden como que él no brega con el tema de la negrura; lo que él no brega es con el tema de entender la negritud o la negrura como si fuera una ontología, un ser dotado ya de una esencia o una metafísica. Él no quiere destruir ese ser negro o indú, él no pretende destruir la diferencia. Lo que él pretende destruir, dentro de la idea de la dialéctica fanoniana ligada a la violencia, son las relaciones coloniales de dominación y subhumanización.
En esta idea de la violencia, dice Lewis Gordon, afrocaribeño jamaiquino y fanoniano, que hay una valoración normativa de la violencia. Esta idea nos permite abordar el tema tal vez desde un plano moral. Es decir, cuando la violencia está ligada al inocente, cuando la violencia es ejercida de una manera desmedida hacia el inocente hablamos de una victimización, y cuando la violencia está ligada al culpable, dice Lewis Gordon hablamos de retribución. Para Fanon la violencia que ejerce el colonizado sobre el colonizador es una violencia reactiva, es una violencia que reacciona ante una violencia previa. Haciendo referencia a un término de las ciencias políticas, el monopolio de la violencia la tiene el Estado, a veces, dentro del pensamiento serio de Sartre, se dice que esa violencia es legítima, la violencia del Estado, y simplemente la consentimos de una manera acrítica, Esto último especialmente cuando se ve la manera desproporcionada que se ejerce esa violencia por parte de los agentes del ESMAD, o cuando bombardean territorios con niños de por medio y que por el hecho de que tengan camuflado argumentan que actuaban en legítima defensa dejando caer todo el poder de la violencia estatal. Pero cuando la violencia viene de los oprimidos o de la gente de abajo, que trastocan, incomodan, fastidian el status quo, dice Lewis Gordon, todo será leído como violento. Un ejemplo de ello es la frase recurrente en México y Colombia cuando las feministas salen a manifestarse en contra de los feminicidios pintando las calles, las estatuas, y el Estado les dice “esas no son las formas”, “las feministas son muy violentas”, “no marchen así, manchen por el andén que fastidian a otras personas que desean trabajar”, “no rompan los vidrios”, “no quiebren las estatuas”… Todo lo que venga de abajo que amenace el status quo es violento.
Para Fanon esta situación es violenta y esto no puede resolverse de otra manera; hay uno intereses del colonizador y un interés del colonizado. Esto en realidad es una tragedia porque se van a enfrentar dos voluntades: los que tienen ejercer el poder colonial van a querer que las transformaciónes o los pasos de un estado colonial a un estado postcolonial no altere el statuos quo, no altere el orden y que solo se den matices. Que no alteren lo que han edificado con sudor y lágrimas. “Ustedes no entienden, pero hemos hecho mucho por ustedes” dice el colonizador, el beké…
Hay que leer todo lo dicho hasta el momento para pensar en la condición concreta de Colombia. El texto de Fanon tienen una vigencia porque nos permite pensar en nuestras realidades concretas. Él no da formulas, no da un paso a paso, pero sí señala los riesgos que hay del momento de la positividad porque todos creemos que el momento de la negatividad ya nos soluciona los problemas, pero no. El momento de la positividad es el momento real donde nos estamos jugando un proyecto verdadero de descolonización. Entonces tenemos estas dos voluntades donde ambas creerán que tienen la razón; nosotros los académicos podemos detectar que hay una injusticia histórica en una de ellas, pero un colonizador creerá que le están quitando lo propio y el colonizado… ya se conoce la historia. En esto hay una relación que no podrá resolverse de una manera pacífica.
Hay un documental sobre Fanon, se titula Fanon, ayer, hoy, de un filmaker de Argelia y es bastante interesante porque no solamente se queda rastreando el tema de Fanon en la historia, su paso por Argelia, Túnez; su paso también como militar en las disidencias frente al nacismo en francia, sino que también analiza y entrevista los movimientos sociales que han hecho leído a Fanon. En esa entrevista a un movimiento de mujeres argelinas y musulmanas, y dicen que efectivamente para ellas el acto violento fue un acto liberador; es un acto que conecta directamente con una subjetividad que ha sido dislocada. En Piel negra, máscaras blancas Fanon dice que el yo del afrocaribeño está desviado ¿por qué hay una desviación del yo? Porque ese yo o esa subjetividad fue creada, modelada con los ojos de un otro. Entonces la violencia catártica de Fanon es una violencia que logra restaurar y que permite de una manera devolverse a ese lugar; reconstruir una subjetividad que no esté dotada de esas proyecciones que hizo el otro sobre el colonizado. Este punto es bien importante porque es un punto ligado a restaurar al sujeto en ese primer momento de la violencia.
[1] Hay una anécdota de Sartre cuando él está
escribiendo el prólogo y tiene que salir al día siguiente de Argelia; Simone de
Beauvoir le está llevando los manuscritos mientras Sartre está escribiendo hoja
por hoja y Fanon leyendo los manuscritos para ser aprobados por él mientras
está en una sala de hospital.
[2] Gran terrateniente de las islas francófonas
del Caribe.
[3] Remitiendome a la idea hegeliana del deseo.
Geografías del terror:
Las ‘geografías de terror’ es una
categoría que usa Ulrich Oslender para analizar la violencia que ha vivido la
región del Pacífico colombiano. Este concepto “examina un número de fenómenos
geográficos asociados con terror y terrorismo” tales como:
1
La transformación de ciertos espacios
en ‘paisajes de miedo’. El uso continuo del terror en una
región produce paisajes de miedo. Estos paisajes son visibles, por ejemplo, en
las formas en que los agentes del terror dejan huellas —como las casas
destruidas y quemadas o graffitis en las paredes— como ‘estampa’ de su
presencia y como amenaza constante para los pobladores. Efectivamente estos
nuevos paisajes se dejan leer e interpretar a través de las huellas dejadas
atrás. Los paisajes de miedo también se manifiestan en ‘espacios vacíos’, por
ejemplo en forma de pueblos abandonados por sus habitantes […].
Aunque
después de un tiempo de haber huido de sus tierras […]
los habitantes frecuentemente regresan a sus casas. La experiencia de terror
continua con la gente y el sentido de terror producido queda impreso en los
nuevos paisajes de miedo.
2
Cambios abruptos en las prácticas
espaciales rutinarias. La imposición de un régimen de
terror en un lugar establece restricciones en los movimientos cotidianos de la
población. Estas restricciones pueden ser explícitamente impuestas por los
actores armados que prohíben a la población local desplazarse a ciertos
lugares, o pueden ser restricciones implícitas impuestas por el miedo y un
sentido de terror que ‘aconseja’ no moverse hacia ciertos lugares. Un sentido
de inseguridad generalizada se extiende por el lugar y afecta las formas como
la gente se mueve en sus alrededores. El contexto de terror lleva así a una
fragmentación del espacio y rompe dramáticamente la movilidad espacial
cotidiana. Los movimientos rutinarios son transformados de manera súbita y
abrupta.
3
Cambios radicales en el ‘sentido de
lugar’. ‘Sentido de lugar’ es un concepto
desarrollado en planteamientos fenomenológicos sobre la dimensión subjetiva y
experiencia del lugar […]. Se refiere con ello a las percepciones individuales
y colectivas que están generadas en un lugar, a los sentimientos asociados con
un lugar, y a “la característica de diálogo en la relación entre ser humano y lugar”
[…]. Sentido de lugar es un componente importante en la conceptualización de
las geografías del mundo-vida […].
El
mundo-vida en el Pacífico colombiano está condicionado por un entorno de bosque
húmedo tropical, en el que las relaciones sociales espacializadas a lo largo de
las cuencas de los ríos han construido lo que podemos llamar un ‘sentido de
lugar acuático’[…].
Los
agentes del terror dejan huellas visibles, no sólo en los paisajes de miedo
sino también en los imaginarios de los pobladores locales y en las geografías
imaginadas que se hacen del entorno en que viven y se mueven cada día. El impacto psicológico del contexto de terror
sobre la población afectada produce una pérdida casi completa de sentimiento de
seguridad […].
4
Procesos de des-territorialización.
Si entendemos por territorialización las formas como un grupo de personas se
apropia de un territorio, entonces las amenazas y masacres cometidas contra las
poblaciones afrocolombianas rurales en el Pacífico llevan a la pérdida del control
territorial o, en otras palabras, a la des-territorialización. El caso más
obvio es el desplazamiento forzado, como el descrito en los ejemplos
anteriores, cuando los pobladores huyen de la violencia y del terror
abandonando las tierras rurales. Sin embargo, estos procesos de
des-territorialización no necesariamente implican el abandono de las tierras.
La falta de poder ejercer territorialidad también existe cuando se impide la
movilidad por los terrenos, cuando se sienten restringidos los movimientos por
los lugares acostumbrados o cuando un consejo comunitario no puede implementar
planes de manejo del territorio debido a la presencia y las amenazas de actores
armados.
5
Movimientos físicos en el espacio
causados por el contexto de terror. El desplazamiento forzado es de nuevo
la expresión más clara de estos movimientos, que pueden ser a pequeña escala,
con la huida de personas individuales, o a escala masiva, cuando poblaciones
enteras huyen de una región azotada por el contexto de terror […] Los desplazamientos
pueden resultar en migraciones de corta distancia y duración, por ejemplo hacia
viviendas de familiares en un poblado cercano. O pueden ser de larga distancia
y duración, por ejemplo hacia las grandes ciudades del país. Sin embargo, el
desplazamiento es sólo un aspecto de estos movimientos que se dan en el
contexto del terror.
6
Estrategias espaciales de resistencia.
Las formas en que las poblaciones afrocolombianas se enfrentan al contexto de
terror tienen una espacialidad específica. El entorno físico es importante en
este aspecto, en tanto brinda el medio para la articulación de resistencias.
Durante incursiones de actores armados, por ejemplo, sucede que algunos
pobladores locales se esconden en ciertos lugares o huyen a través de rutas
particulares que les dan cierta ventaja sobre los agentes de terror. No se
trata aquí de banalizar lo que es una experiencia traumática, pero sí de
resaltar la posibilidad que el entorno físico brinda para estrategias concretas
de resistir a las incursiones violentas y confrontar al terror en su lugar, o
sea, pensar en formas concretas de resistencia civil. (Oslender, 2004, p.42-44)
Zona Gris:
“Primo
Levi, sobreviviente de la Planta Petroquímica de Auschwitz, en su conmovedor
testimonio sobre la vida en los campos de concentración, se refería a la
existencia de una ambigua “zona gris”. En ella, los presos del campo de
concentración se sumían en un mundo insondable, donde el enemigo no sólo estaba
alrededor sino también dentro de ellos. En esta zona, el “nosotros”, según el
testimonio de Levi, pierde sus límites, y las fronteras entre las víctimas y
los perpetradores se vuelven confusas. La zona gris posee una complicada
estructura interna, la cual, según el autor, contiene en sí misma lo suficiente
para complejizar nuestra tendencia de juzgar. La capacidad de resistir se
destruye, en la medida en que el colapso moral es estimulado una vez que los prisioneros
establecen complicidades con el enemigo. Desafiando nuestra capacidad de
comprensión, Levi observó que en esta zona puede coexistir la brutalidad con la
compasión en un mismo individuo en un mismo momento […].
Para Michael
Taussig, en lugares donde prospera una cultura del terror, se crea, a través de
la experiencia de la muerte y del miedo, un espacio de transformación en el que
hay una pérdida del ser. A este espacio él lo denomina el “espacio de la
muerte”, el cual tiene una larga tradición cultural, ya que es allí donde la
imaginación social ha alimentado y transfigurado sus imágenes de maldad y del
inframundo […]. La pregunta que nos haremos a lo largo de este capítulo es
acerca de estos espacios de la muerte o zonas grises en donde el terror obliga
al establecimiento de nuevas y paradójicas formas de comunicación entre los
habitantes de las zonas de guerra. Consideramos que estas nuevas formas de
comunicación se establecen no sólo entre víctimas y perpetradores sino también
entre los habitantes de las mismas comunidades, que deben buscar nuevas maneras
de relacionarse entre sí. En este sentido, y como lo veremos más adelante, los
antiguos conflictos, previos a la llegada de los grupos armados, adquieren
también nuevas dimensiones. En algunos casos se verán exacerbados y en
ocasiones servirán de apoyo al poder de los armados.
¿Cuáles son las nuevas formas de
comunicación que se establecen en este “espacio de la muerte”? ¿Cómo narrar el
terror? ¿Cómo representarlo? En su trabajo sobre violencia en Irlanda del
Norte, Allen Feldman […] anota que la violencia está cargada de un “exceso de
sentido”, mientras que Valentine Daniel, en Sri Lanka, la analiza de la misma
manera como un evento en el cual hay: “un exceso de pasión, un exceso de
maldad” […]. Para Feldman, “el evento no es lo que sucede, sino lo que puede
ser narrado” […]. Para él, la capacidad narrativa no es solamente oralidad,
sino que también puede estar presente en artefactos materiales y relaciones que
tienen la capacidad de contar algo. La ausencia de una forma ideológica capaz
de acomodar la abrumadora experiencia con el exceso de significado que acarrea
la violencia hace que sólo sea posible depositarla en una historia oral, ya que
ninguna otra forma ideológica “puede acomodar tales experiencias sin caer en la
incoherencia” […]. Para el caso de Colombia, Michael Taussig propone acercarse
a la elaboración cultural del miedo y a las formas como la cultura del terror
se convierte en un medio altamente poderoso de dominación. La pregunta que él
plantea está relacionada con las formas en que el terror se encuentra mediado
por las narrativas y el problema que genera para la contrarrepresentación
efectiva”. (Steiner, 2009, p.296-298)
La violencia:
“[…] el fenómeno [requiere] de una definición operacional cada
vez que [sea] referido a casos particulares,
pues presentaba diferentes facetas según su anclaje en las diversas situaciones
socioculturales en las que [emerge], o según
qué membranas [traspasa] y en qué ambiente se [desencadena] y [prolonga] […] Pienso, por tanto,
que convendría revisar críticamente las distintas formas de abordar el fenómeno
de “violencia”, discutir sus límites y sus modalidades, analizar los usos del
sentido común, y cuestionar la atingencia o relevancia de las categorías
académicas que hemos construido para analizarla.
[…] Cuando se define la violencia como
“el uso de la fuerza física, o la amenaza creíble de tal fuerza para hacer daño
físico a una persona o grupo”, se la cosifica […] Victimario y víctima, más el
meta-relato en el que están entrelazados, pueden construir un sistema cuya
finalidad es el ejercicio continuado de la violencia; ambos ocupan roles que
los complementan, ambos se dan existencia mutuamente, y ambos retroalimentan la
enfermedad del sistema al mismo tiempo que retroalimentan su existencia enferma
dentro del sistema”. (Recasens, 2005, p.35)
Aculturación forzada:
Primero hay que tener claro la
categoría de aculturación.
En términos
generales, se puede definir ésta como el procesos de transformaciones que se
producen en los patrones culturales, desencadenado por la situación de contacto
directo y continuo de dos grupos humanos pertenecientes a culturas diferentes.
Se trata de un proceso que entra en conflicto con el proceso de enculturación,
que es un factor de estabilidad cultural y que tiene a conservar las
tradiciones. El proceso en cuestión puede tener un carácter libre, espontáneo y
selectivo, o forzado y violento. [En cambio la] aculturación forzada […]
se presenta por las transformaciones operadas mediante la coerción que ejerce
un grupo sobre otro. Frente a este tipo de aculturación, los pueblos sojuzgados
se debaten entre las siguientes alternativas: o rechazar al extranjero y a su
cultura para refugiarse en la tradición cultural y desde ahí iniciar la
resistencia, o renegar de al tradición para tratar de acomodarse a la cultura
ajena, o, simplemente, el desamparo y el abandono de sí mismos […].
El elemento
central de la aculturación forzada es, por tanto, la fuerza: que es génesis, ejecución
y respaldo de los hechos de violencia. Y el ejemplo que puede satisfacer la
búsqueda de una caracterización del fenómeno es el «sistema colonial». Allí ha
mostrado y muestra de manera más descarnada los fines perseguidos, los
mecanismos utilizados y los resultados del proceso. Una mirada al fenómeno lo
proporciona Jean-Paul Sartre, cuando plantea que la violencia colonial trata de
deshumanizar al colonizado, y en el intento de destruir sus tradiciones,
sustituye su lengua por la propia, lo deculturiza sin entregarle nada a cambio:
“se les embrutecerá hasta el cansancio (…) si se resiste los soldados
dispararán, es un hombre muerto; si cede, se degrada, deja de ser un hombre; la
vergüenza y el miedo van a quebrantar su carácter, a desintegrar su persona”
[…] Este tipo de aculturación puede iniciarse a causa de intereses políticos
del grupo cultural agresor, que busca anexión territorial alegando
reivindicación histórica o simplemente conquista. Otras agresiones pueden tener
un interés de carácter económico […] militar o religioso […] carácter cultural
y racial […] Todas ellas pueden enmascararse unas detrás de otras […].
En
atención a que la aculturación forzada va precedida de una ocupación
territorial violenta, tiende a afectar a los pueblos dominados tanto en sus
estructuras sociales, culturales y religiosas, como económicas y políticas. Se
descabeza a las dirigencias de cada uno de estos sistemas […] El pueblo
afectado puede tener reacciones de carácter pacífico, pasivo, de colaboración
de rechazo, de rebeldía, de resistencia, entre algunas de las características
que la aculturación forzada presenta y de los resultados que produce, he
elegido por razones de espacio, una de ellas: la resistencia […] Se ha dado el
caso en que un sector de la sociedad define su situación de manera diferente
aceptando que sus propios patrones culturales ya no tienen peso y cedan a la
fascinación de la cultura extranjera, este corresponde generalmente a los
grupos pertinentes a las elites, que por sus contactos con extranjeros o haber
vivido fuera del país, se sienten cosmopolitas […] Pero otros sectores de la
sociedad, pueden buscar establecer una política de rechazo que se expresa bajo
la forma de un nacionalismo que promueve e inicia luchas de liberación o de un
mesianismo y trata de fortalecer o reencontrar la identidad étnica en
desequilibrio o perdida, según haya sido el grado de afectación y de violencia
contra la con la que la cultura dominante actuó sobre la cultura colonizada
[…]. (Recasens, 2005)
Bibliografía
Oslender, U. (2004). Geografías del terror y
desplazamiento forzado en el Pacífico colombiano: Conceptualizando el problema
y buscando respuestas. En Conflicto e
(in)visibilidad. Retos de los estudios de la gente negra en Colombia (pp.
35-52). Editorial Universidad del Cauca.
Recasens, A. (2005). Apróximaciones antropológicas al
fenómeno de la Violencia. Revista
Antropológica, 18, 31-58.
Steiner, C. (2009). Almas en pena. Una aproximación
antropológica a las prácticas violentas en zonas de conflicto. En A la sombra de la guerra. Ilegaldiad y
nuevos órdenes regionales en Colombia. Universidad de los Andes.
Francisco Ferrandiz:Cultura de la violencia. Relación entre violencia y cultura. Al
referirnos a violencia(s) y cultura(s) estamos pensando en el continuo de
formas de resolución no pacífica de conflictos (de las políticas a las
cotidianas pasando por las estructurales y las simbólicas) y en las
modulaciones culturales de la misma (en los códigos simbólicos que orientan
tales prácticas, sujetos a constantes procesos de cambio e intercambio)
Philippe Bourgois(2001): ha
propuesto una definición de violencia a partir de cuatro modalidades de la
misma.
Violencia Política:
Aquellas formas de agresión física y terror administradas por las autoridades
oficiales y por aquellos que se les oponen, represión militar, toytura policial
y resistencia armada, en nombre de una ideología, movimiento o estado político.
Violencia
Estructural: Se refiere a la organización económica-política de la sociedad que
impone condiciones de dolor físico y/o emocional , desde altos índices de
morbosidad y mortalidad, hasta condiciones de trabajo abusivas y precarias.
Violencia
Simbólica: Definida en el trabajo de Bourdieu como las humillaciones
internalizadas y las legitimaciones de desigualdad y jerarquías, partiendo del
sexismo y racismo hasta las expresiones internas del poder de clases
Violencia
Cotidiana: Incluye las prácticas y expresiones diarias de violencia en un nivel
micro interaccional : entre individuos (interpersonales) doméstico y
delincuencial. Se centra la experiencia individual vivida que normaliza las
pequeñas brutalidades y terror en el ámbito comunidad y crea un sentido común o
ethos de la violencia.
Esas cuatro formas
de violencia no deben verse por separadas, ya que muchas veces una se funda en
las bases de la otra.
Andrés Recasens Salvo: Cultura de la violencia. La violencia al
generarse o tener eco en determinada sociedad , adquiere su expresión mediante
sus modos de vidas que ella afecta, y en medio de los cuales se desarrolla, por
tanto hay una interrelación entre las relaciones socioculturales y valores
normativos en los que la violencia se desenvuelve, los cuales determinan
si esta es legitima o no. Por otra parte, la violencia provoca consecuencias de
carácter social y cultural, como problemas de identidad, de pertenencia social,
de inestabilidad de rol, desequilibrio en las relaciones familiares y sociales.
Andrés Recasens Salvo: La violencia es un proceso y no una cosa, Es un proceso, cuyo escenario implica un contexto, una completa trama
de situaciones que se enlazan y entretejen en un tiempo para generar y dar
lugar al fenómeno. Al tratarla como una cosa o como un objeto, la privamos del
análisis, del contexto y el desarrollo.
Andrés Recasens: Plantea 3
formas de etnocentrismo:
Etnocentrismo
moderado:Cuando el propio estilo de vida se prefiere por estimarse que es mejor
que otros. Fomenta un refuerzo de la
identidad cultural y lazos de pertenencia al grupo
Etnocentrismo
Militante: Cuando se estima que el universo ha sido configurado de acuerdo a la
cultura del grupo al que se pertenece y que los demás deben ser considerados y
evaluados con respecto a ella. Fomenta
condiciones para que surjan nacionalismos, fundamentalismo religioso e
ideológicos, intolerancias y prejuicios
Etnocentrismo
Radical: Cuando se cree ciegamente a los valores y a la cultura del grupo o
sociedad que se pertenece. Fomenta
doctrinas, ideologías y comportamientos odiosos frente a otros grupos, que se
convierten en xenofobia, excluyente de
cualquier diferencia, con un carácter expansionista, hegemónico y genocida.
Rita Segato: Moralidad/legalidad, para Segato, estos
dos conceptos se encuentran en tensión, en términos de leyes para la protección
de las mujeres y la erradicación de la violencia de género. Debido a que hoy en
día, siguen habiendo comportamientos que apelan desde una moralidad
tradicional, es decir, la ley tradicional del estatus se infiltra en la ley
moderna del contrato jurídico.
La autora propone
el siguiente ejemplo para explicar lo anterior planteado. La ley brasileña
considera violacion a la conjuncion carnal con penetracion vaginal y a todas
las otras formas de violacion, como el coito oral o anal forzado, las atribuye
a la figura juridica de atentado violento al pudor. Desde esa perspectiva se
evidencia que la ley vela por el patrimonio y la herencia familiar, que pasan a
través del cuerpo femenino, y no por la mujer que fue agredida. Además, en el
código penal brasileño la violacion y el atentado violento al pudor son
crímenes contra las costumbres y no crímenes contra la persona.
Rita Segato:Derechos humanos de las mujeres y derechos de los pueblos, Segato
plantea que es en el cuerpo femenino y en su control, desde el cual los grupos
étnicos inscriben su marca de cohesión. Por tanto, hay un equilibrio y una
proporcionalidad entre la dignidad, la consistencia y la fuerza del grupo, con
la subordinación femenina. En lo anterior reside uno de los mayores obstáculos
que presenta la ley moderna en su intento por garantizar la autonomía femenina
y la igualdad, pero sobre todo, es un obstáculo para las mujeres pertenecientes
a grupos étnicos, en la lucha por sus derechos, ya que si reclaman sus derechos
individuales, corren el riesgo de amenazar los derechos colectivos de su
pueblo. En resumen, los derechos humanos
no se suman ni se complementan pacíficamente sino que por el contrario, muchas
veces se encuentran en tensión uno con los otros.
Rita Segato: Mujer híbrida, Rita Segato plantea que
las mujeres se encuentran en una posición híbrida, debido a que una parte de ellas
se adapta a la posición que le es atribuida, es decir, ese sistema de estatus
que se basa en la usurpación o exacción del poder femenino por parte de los
hombres, los tributos de sumisión, domesticidad y moralidad. Pero por otra
parte, en esa misma mujer existe una parte que no cabe enteramente en su papel
en el orden de estatus, el cual exige una agencia libre y un deseo que no es el
de la sumisión.
Comisión De Violentólogos:
Violencia del crimen organizado contra políticos y
periodistas.
En esa modalidad
son características las actividades dell narcotráfico y de otros sectores del
crimen organizado, que van dirigidas a intimidar a funcionarios del estado y a
miembros de la prensa para callarlos.
Violencia del crimen organizado contra personas privadas.
Se presenta en
formas como el atraco, la extorsión y la eliminación física a prácticas de
boleteo y a la amenaza. En ocasiones se ampara o se atribuye a siglas de los
grupos guerrilleros o sicarios.
Violencia de las guerrillas dirigida contra el Estado.
Aquí se caracteriza
por emboscadas, asaltos a las poblaciones y enfrentamientos con las fuerzas
armadas.
Violencia de grupos alzados en armas contra particulares.
Se caracteriza
porque está en busca de financiación para tomar represalias contra presuntos
colaboradores del ejército o liquidar enemigos individualizados
Violencia de organismos del Estado en ejercicio de la
guarda del orden público.
Aquí se evidencia
cuando la violencia utilizada por el Estado sobrepasa la legalidad
institucional. Puede estar dirigida a grupos alzados de armas en
enfrentamientos y en acciones de control territorial, pero también puede estar
dirigida a particulares sospechosos de ser colaboradores con la guerrilla. Y en
este último caso es característica la forma de desapariciones, malos tratos y
otros excesos, como torturas.
Violencia del Estado contra movimientos sociales de
protesta.
Característica
cuando las exigencias o las peticiones de la población, son respondidas con la
fuerza militar como sustitución del diálogo
civil
Violencia del Estado contra las minorías étnicas.
Característica por
estar en contra de pueblos que conservan su legado cultural diferente al
impuesto desde la conquista española. Se ejerce para despojarlo de sus tierras
y sus recursos, esta forma de violencia es una de las más antiguas y una de las
menos perceptibles en las modalidades de violencia, porque los aparatos
educativos en los medios de comunicación de masas pretenden legitimizarla
argumentando que hay razas superiores y razas inferiores y que las últimas
deben ser sometidas e integradas a la cultura dominante.
Violencia de particulares no organizados.
Caracteriza por el
robo el hurto calificado homicidio y lesiones personales, justicia privada.
Violencia de particulares en su vida privada.
Caracterizada por
una expresión de dominio o de presunta superioridad sobre miembros más débiles
de la familia producto del consumo del alcohol o de alguna otra droga.
Arocha,Jimeno,Cubides: Fundamentalismo cultural, en vez de
hacer énfasis sobre los legados de las diferentes razas humanas, el
fundamentalismo cultural contemporáneo, resalta las diferencias culturales y su
inconmensurabilidad, y además exhalla identidades y lealtades nacionales
primigenias. Lo que distingue al racismo de esta forma de fundamentalismo
cultural es el modo como éste último, percibe a quienes supuestamente amenazan
la paz social de la nación.
Por otra parte, a
diferencia del fundamentalismo cultural europeo, la versión colombiana, no
surge como una reacción del incremento de inmigrantes extranjeros, sino que se
ha ido construyendo desde la colonia y aún hoy, después aprobada la
Constitución de 1991, sigue siendo un hábito que afecta la forma en cómo se
percibe a los afro colombianos o como se les invisibiliza
En temas de la
violencia, los Violentólogos se han
guiado por fundamentalismos culturales y han ignorado otros temas que son
importantes, como lo son las relaciones étnicas y raciales dentro de la
violencia y los actores violentos, los desplazamientos forzados de territorios
ancestrales y la negación de derechos individuales y etnonacionales.
Arocha,Jimeno,Cubides:
La etnicidad, es el conjunto de rasgos particulares que evoluciona un pueblo a lo
largo de su historia de interacciones con otros pueblos.
Ulrich Oslender: Paisajes de miedo, El uso continuo del terror en una región
produce paisajes de miedo. Estos paisajes son visibles, por ejemplo, en las
formas en que los agentes del terror dejan huellas como ‘estampa’ de su
presencia y como amenaza constante para los pobladores.
Los paisajes de
miedo también se manifiestan en ‘espacios vacíos’, por ejemplo en forma de
pueblos abandonados por sus habitantes, lo que es muy visible en el Pacífico
colombiano, donde pueblos enteros han sido abandonados por la población antes o
después de una masacre paramilitar o guerrillera.
Ulrich Oslender: Sentido de lugar, Se refiere con ello a
las percepciones individuales y colectivas que están generadas en un lugar, a
los sentimientos asociados con un lugar, y a “la característica de diálogo en
la relación entre ser humano y lugar”
En el caso del
pacifico, hay un sentido del lugar
acuático, debido a la relación de los habitantes con los ríos del territorio y
la construcción de sus vidas alrededor del rio.
Con la irrupción de los agentes de terror en el Pacífico colombiano, se
produjeron cambios fuertes en la manera en cómo la gente percibe el territorio.
Por tanto, los
agentes del terror dejan huellas visibles, no sólo en los paisajes de miedo
sino también en los imaginarios de los pobladores locales y en las geografías
imaginadas que se hacen del entorno en que viven y se mueven cada día.